A tu hijo le gustaría decirte que le molestan estas cosas que tú haces con él

A los tres meses de vida los bebés empiezan a despertar la conciencia del sí. Una conciencia que irá in crescendo hasta que su cerebro madure por completo. Sobre los dos o tres años, ya se dan cuenta de las cosas y hay muchas que le molestan de ti y que tú sigues cometiendo.
A tu hijo le gustaría decirte que le molestan estas cosas que tú haces con él

Un reciente estudio científico ha demostrado que durante la conocida como ‘Amnesia Infantil’ el hipocampo del cerebro encargado de la memoria ya está activo. Aunque lo está de una manera especial: el bebé irá recordando aquellas cosas que le permitan adaptarse al entorno (aprenderá a andar, a hablar,…) pero, todavía no tendrá la capacidad suficiente para almacenar recuerdos esporádicos. Esta sería, según los autores, la razón principal de por qué no recordamos nada de cuando éramos pequeños y por qué los recuerdos de nuestra vida empiezan, más o menos, a los tres o cuatro años.

Aparte de ese estudio, la licenciada en Medicina y Cirugía y Máster en psicoanálisis Encarna Muñoz contaba a Ser Padres en esta entrevista que ya en el útero, el feto recibe estímulos que condicionan su desarrollo y forman su carácter. Y que los tres primeros meses de vida son fundamentales en la formación de su personalidad, porque es en esta etapa en la que empezará a darse cuenta de la conciencia de sí mismo y de que es un ser independiente de su madre.

De ambas informaciones nos quedamos con una misma conclusión: es muy importante cuidar y mimar lo que decimos y la manera que tenemos de actuar con nuestros hijos, incluso cuando pensamos que todavía no son conscientes de nada. Porque sí lo son, y un mal entorno podría marcarlos de por vida.

Aun así, existen ciertas cosas que nosotros pasamos como normales y que para ellos no lo son. En absoluto. Y que les molestan; y mucho. Y es que, a la hora de comunicarnos y relacionarnos con nuestros hijos primero debemos ponernos en su lugar y entender que no ven el mundo de la misma manera que lo vemos nosotros y que lo que sería una tontería en los adultos, ellos lo ven como un mundo.

Por eso, hemos recopilado alguna de las cosas que más molestan a los niños y que los padres seguimos haciendo, inconscientes del daño que podemos causarles.

Antes de pasar a ellas cabe añadir que sabemos que se hace de manera inconsciente, pero que nunca es tarde para empezar a cambiar comportamientos.

Que estés con el móvil mientras te cuenta algo que le hace ilusión

Son muchas las veces que os hemos comentado la importancia de pasar verdadero tiempo de calidad con nuestros hijos y por suerte cada vez son más las familias concienciadas. De nada sirve que estemos 24/7 con él si estamos pendientes del móvil, de la tele, de las redes sociales, del  trabajo, de las tareas del hogar, etc.De nada sirve que nos sentemos a su lado si, mientras él juega, nosotros revisamos nuestro correo. O mientras él nos está contando eso tan chulo que ha hecho en el cole, nosotros estamos atendiendo una llamada que no puede esperar.Cuando estamos con nuestros hijos, todo puede esperar.

Que le digas ‘porque no’ sin darle una explicación

Los peques no entienden las prohibiciones, ni les gustan. Son muchos los pedagogos que han enumerado todas las razones por las que deberíamos sacarlas de nuestro modelo de crianza pero, por si no lo has leído, aquí te damos la razón principal: si prohibimos al niño hacer algo, no lo hará por miedo a lastimarnos o por miedo a nuestra reacción, pero seguirá teniendo ganas de hacerlo.En su lugar, deberemos explicar con un lenguaje adaptado a su capacidad de desarrollo, por qué es mejor que no haga eso o, incluso, darle alternativas que puedan convencerle más.

Que le digas ‘¿por qué te pones así? ¡Si no es para tanto!’ cuando llora

Para nosotros, con nuestro grado de madurez y nuestro proceso madurativo emocional prácticamente completo, esa llantina porque no le sale el dibujo o porque no tiene chocolate de postre, es una tontería, para él no.Antes de espetar esa frase que no le aportará nada, ponte en su lugar e intenta comprender: es una personita que está aprendiendo a manejar sensaciones que no había experimentado antes. Nosotros somos los guías que le acompañaremos en el camino, validando y entendiendo cada proceso.

Que le obligues a terminarse todo el plato

“La práctica de terminarse todo el plato es poco recomendable si al niño el cerebro le ha enviado la señal de ‘ya fue suficiente’ cinco bocados antes”, afirma Juan Llorca, chef y nutricionista especializado en alimentación infantil.Es mejor preguntar cuánta hambre tiene o que si quiere ayudarte a echar la cantidad que crea que se va a comer. Si quiere, podrá repetir.Incluso, otra de las alternativas es practicar el BLW, ya que el niño tendrá autonomía de comer hasta donde crea suficiente.

Que le castigues

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao afirma que si los castigos fuesen eficaces, los niños a los que más se castiga serían los que mejor se portarían y esto, normalmente, no es así. Hace ya bastante tiempo que los castigos dejaron de estar recomendados por los expertos en educación y disciplina infantil.Y es que, al igual que ocurre con las prohibiciones, si castigamos al niño por algo que consideramos que está ‘mal’ pero no le explicamos por qué está mal y por qué no debería volver a repetirlo, quizás funcione durante un tiempo, pero acabará olvidándose del castigo y volverá a cometer el error.

Que le grites

Los gritos atrofian la autoestima y el amor propio infantil. Si gritas a tus hijos se sentirán poco válidos y poco queridos por ti y actuarán con miedo.Lo mejor es que, cada vez que quieras hablar a tu hijo o explicarle algo complicado, te agaches a su altura, te pongas en su lugar y utilices las palabras adecuadas.

Que le digas que aprenda de su hermano/primo/amigo

Cuando usas a su hermano o a cualquier otro niño de su entorno como modelo, lo que haces es alimentar los celos y el rencor hacia él. Uno se sentirá extremadamente orgulloso de tus palabras, pero el otro se sentirá menos válido para ti.

Que le mandes a la cama un día a las 8, otro a las 9 y otro a las 10

Las rutinas hacen felices a los niños. Si quieres que tu hijo sea feliz, lo mejor que puedes hacer es establecer rutinas diarias. Que no vean mucho ajetreo entre el calendario escolar y las vacaciones, o los fines de semana (aunque es cierto que no pasa nada por saltarse de vez en cuando las rutinas, un poquito).Lo mejor es que tengan horarios fijos para ir a la cama y, así, nos aseguraremos de concilian bien el sueño y de que descansan lo suficiente.

Que cuentes el secreto que te confesó a otro miembro de la familia

Para tu hijo eres la mejor persona del mundo; eres su modelo a seguir y la persona en la que más confía. Por eso, seguro que te cuenta sus secretos.Aunque para ti sea una tontería y creas que puede causar gracia a la familia, si lo cuentas el peque se sentirá traicionado. Vuestro vínculo y vuestra comunicación podrían torcerse para siempre.

Que no pases tiempo con él

Para criar niños felices hay que implicarse mucho en la crianza y sus cuidados. Para ello es inevitable saber (y poder) combinar vida laboral y personal a través de la conciliación. Intenta estar presente todo lo posible en la vida de tu hijo. El tiempo te lo agradecerá.

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