¿Qué significa tener la hemoglobina baja en el embarazo?

Es una de las consecuencias directas del déficit de hierro y a su vez puede verse traducida en una anemia, un trastorno habitual en las mujeres gestantes.
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La hemoglobina es la proteína responsable del transporte del oxígeno mediante los glóbulos rojos de la sangre. Para su correcta síntesis, un nutriente esencial es el hierro, y es necesario en mayor cantidad de la habitual, sobre todo en el segundo y tercer trimestre de un embarazo. Por eso es una cuestión tan importante durante la gestación.

El motivo por el cual la necesidad de hierro aumenta es para poder surtir tanto a la madre como al bebé y evitar que la hemoglobina esté baja, entre otros factores. Para ello, la alimentación es fundamental, ya que a través de una dieta completa y variada, rica en productos frescos, se puede suministrar al organismo el hierro que necesita.

En caso de que la dieta no sea la correcta, no sea suficiente o si el cuerpo no contaba con reservas suficientes de este mineral, una de las consecuencias de tener niveles de hemoglobina bajos por la carencia de hierro es la anemia, patología que afecta al 40% de las embarazadas.

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La anemia se produce porque el volumen sanguíneo aumenta de forma progresiva durante la gestación, de forma que tiende a disminuir la concentración de glóbulos rojos de la sangre y también la hemoglobina que contienen. Los cambios propios de este período hacen que también lo haga el umbral de concentración de hemoglobina, las cifras de normalidad de Hb son diferentes porque existe un volumen sanguíneo mayor y esto produce una hemodilución.

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Las consecuencias más habituales de esta enfermedad es cansancio extremo, fatiga, mareos, dolor de cabeza, irritabilidad y dificultad para respirar, y a esto hay que añadir que un déficit de hemoglobina puede llegar a afectar al feto, al que puede perjudicar en su oxigenación y por ende en su bienestar y desarrollo. Además, en el parto se produce una pérdida notable de sangre en la madre, por lo que es una necesidad que su organismo no llegue con falta de hierro al tramo final del mismo.

¿Qué se puede hacer?

Evitar el déficit de hierro y en consecuencia de hemoglobina es uno de los motivos por los cuales se hace un análisis de sangre al comienzo de la gestación. Ahí se pueden comprobar por primera vez los valores de hemoglobina, hematocrito y ferritina, entre otros muchos, que ofrecen mucha información al ginecólogo para llevar un control de la salud de la madre y el feto durante el embarazo.

Si la alimentación no puede suministrar los valores de hierro necesarios para que la hemoglobina se mantenga en niveles saludables, el médico puede recetar suplementos de hierro, que no se deben tomar sin su consentimiento. No son lo mismo que el ácido fólico, que se suele recomendar tomar desde el primer trimestre, pero sí es un recurso similar en cuanto que ambos son complementos que buscan aportar al organismo aquellos minerales que necesita en mayor medida durante la gestación.

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