Si creías que la decisión más difícil que ibas a tomar en tu vida era la de si ser o no madre por primera vez, puede que te des cuenta de que estabas equivocada cuando se te plantee el dilema de si tener o no otro hijo más. Resulta que tener un primer hijo, aunque supone un mayor cambio, tendrá unas consecuencias que sólo te afectarán a ti, y a tu pareja en caso de tenerla. Pero, el hecho de tener un segundo o tercer hijo será un hito que afecte también al que, o a los que ya tienes.
Si por tu cabeza ronda la duda de si ampliar o no la familia, es probable que te hayas sorprendido haciéndote este tipo de preguntas: "¿Es mejor que se lleven poco tiempo o no? ¿Podrá mi economía soportar otra boca más que alimentar? ¿Seré capaz de prestar la misma atención a ambos?," etc.
Quizá te hayas sentado a hacer una lista de pros y contras en la que tengas en cuenta cuál es tu situación laboral, si te ha costado o no reincorporarte tras la primera baja maternal, que hagas un cálculo de los gastos que te supone tu primer hijo y estimes si puedes permitirte duplicarlos, que valores cómo se encuentra tu relación de pareja y que, por supuesto, hagas una valoración interior de cómo te sientes físicamente para afrontar otro embarazo.

Pero si te hablo desde mi experiencia, y la compartida con otras mujeres y amigas, habrá un factor condicionante con más fuerza que cualquier duda o certeza que te arroje ninguna tabla de excell en forma de número. Hablo del deseo de ser madre. Esa idea, que aparece vaga, a veces incluso en el momento menos apropiado y que puedes intentar ignorar, pero que va a ir ganando consistencia y convirtiéndose en una anhelo cada vez más consciente, hasta que no puedes eludirlo.
Ese deseo ha sido el primer paso en mis búsquedas de embarazo: un proceso de conversación interna en el que me cuento a mí misma que quiero volver a convertirme en mamá. Y cuando me he oido, es entonces cuando he considerado que era el momento de tener en cuenta los demás parámetros, más burocrático y logísticos.

Pero si tuviera que dar un solo consejo a otras madres que se plantean ampliar la familia sería ese: que lo hagan desde el anhelo de volver a vivir el milagro de la vida, y después calculen. Pero que nunca intenten invertir ese orden. Nunca tengas otro hijo porque creas que ya toca o porque te de miedo que tu hijo primer se quede solo, o para -¡esto jamás!- salvar tu relación de pareja.
Si ese bebé es buscado desde el convencimiento y el amor, podrán surgir contratiempos una vez esté en el mundo, pero jamás vendrán acompañados de la duda de si lo deberías haber tenido o no, porque sabrás que fue él quien te eligió a ti y que llegó a tus pensamientos, mucho antes que a tu útero.
TAMBIÉN LEE: