Igual es un tema que a muchas les trae sin cuidado, o bien porque no tienen intención de quedarse embarazadas y usan algún método anticonceptivo que les permite despreocuparse, o porque aún estando en búsqueda activa, han decidido tomárselo con calma y fluir, sin intentar controlar nada.
Pero si quieres saber cómo se comporta tu cuerpo para avisarte de que estás en los días de mayor fertilidad de tu ciclo menstrual, atenta a este artículo en el que comparto algunas de las sensaciones en las que mis amigas se fijan para saber que es el momento (o no) de ir a lío.

Pechos hinchados
"Parece que acabo de salir del quirófano, de una operación de aumento de pecho", así es como describe mi amiga F el estado de sus pechos en los días previos a la ovulación. Es decir, la densidad de sus senos le avisa, en su caso, de que es el momento de mantener distancia con su marido para poder seguir disfrutando de su único hijo, ya que no tienen ningún tipo de intención, por ahora, de ampliar la familia.
La explicación científica es que en los días preovulatorios la tensión mamaria aumenta debido a una elevación de los estrógenos.
Llorar con los anuncios
"Esto es un marrón", me comenta M, que sabe que su momento de mayor fertilidad coincide con los días con los que llora "hasta con los anuncios de electrodomésticos". Y a ella, que sí que está buscando quedarse embarazada, le resulta difícil elevar su libido en momentos de tanta sensibilidad no contenida.
Esta sensibilidad o cambios de humor vienen provocados por las conocidas fluctuaciones hormonales que acompañan a las mujeres a mitad de su ciclo menstrual.

Gasto doble de detergente
"Sabrás que estás en esos días del mes, cuando te tengas que cambiar de bragas dos o tres veces más de lo habitual", señala R, una compañera de trabajo tan exagerada como escrupulosa, que apunta al flujo vaginal con apariencia de "clara de huevo", como la mayor prueba de que la ovulación es inminente.
Y en efecto, este aumento de secreciones vaginales es un mecanismo de nuestro cuerpo para favorecer el ascenso de los espermatozoides en los días de mayor fertilidad.
Nevera vacía
Y esta última aportación es mía, ¿quién ha dicho que lo que daba hambre era la regla? Yo, personalmente, como por ocho a mitad de mi ciclo menstrual. La regla me da más bien fatiga, me corta el apetito. Pero sé que ovularé en breve cuando un apetito voraz se instala en mi cuerpo, exigiéndome alimentos cuanto más calóricos mejor.
Y no estoy loca, no. Le pregunté a mi ginecóloga y me confirmó que "la fase lútea eleva la progesterona, y esta el apetito, especialmente el deseo de alimentos como pan, chocolate o quesos"
Así que ya sabes, si estás buscando quedarte embarazada, atenta a estas señales, y si lo que buscas es quedarte como estás, igualmente, ándate fina y no te acerques mucho a tu pareja cuando tengas los pechos turgentes, la lagrimita fácil, las bragas húmedas o el hambre de un rinoceronte.