En términos médicos el raro fenómeno de tener un feto calcificado se conoce como litopedia o litopedion. Esta palabra es de origen griego que proviene de la combinación de “litho” (piedra) y “pedion” (niño). Por esta razón, a los fetos calcificados se les llama también bebés de piedra.

Según explican en el portal médico Reproducción Asistida, la litopedion se produce a raíz de un embarazo ectópico, cuando el embarazo se ha implantado fuera del útero y el feto crece durante más de 12 semanas pero no consigue sobrevivir y finalmente, muere. Si el feto es demasiado grande no se expulsa ni se absorbe, sino que comienza a calcificarse.
Este fenómeno es muy poco frecuente y aparece en uno de cada 20.000 embarazos, según datos del mismo portal: “Existen menos de 300 casos documentados en la literatura médica acumulada durante más de 400 años”, apuntan desde Reproducción Asistida.
A estos excepcionales casos hay que sumar uno ocurrido recientemente en Brasil y que ha provocado que este fenómeno se haya puesto de actualidad y haya aumentado su interés por el mismo. En ese país, una mujer murió el pasado mes de marzo a causa de llevar un feto calcificado en su interior durante más de 30 años.

¿Cómo ha podido ocurrir un caso así? Desde Reproducción Asistida explican que la calcificación se produce por vía subcutánea y se envuelve en tejido cicatrizal: “Se deshidratan los tejidos, se infiltra calcio y se inicia el proceso de petrificación. Se requiere para ello que existan condiciones asépticas y que se den las condiciones óptimas para la precipitación del calcio”.
Si este proceso es asintomático y pasa desapercibido por los médicos, como en el caso de la mujer brasileña, el feto se momifica y acaba convirtiéndose en un bebé de piedra. Es posible que no se diagnostique durante décadas y que se detecte por una revisión debida a otros motivos, sostienen en la misma web.
Pero desde Reproducción Asistida insisten en que, a pesar de que cada vez es más común que se produzcan embarazos extrauterinos, los casos de litopedia continúan siendo muy poco frecuentes debido a la detección temprana de embarazos abdominales.
En este sentido, las revisiones periódicas son fundamentales para evitar casos tan extremos como el de la mujer brasileña. Los especialistas en ginecología y obstetricia insisten en la importancia de realizar revisiones periódicas y regulares durante el embarazo y también en otras etapas de la vida de una mujer, como parte del cuidado de la salud reproductiva.
En el caso de las mujeres embarazadas, con estas revisiones, que incluyen desde la primera visita al ginecólogo hasta la monitorización del feto (también llamada correas de embarazo) en el último trimestre, entre otras, se puede detectar cualquier complicación temprana y brindar el apoyo necesario para garantizar un embarazo saludable y un parto seguro, así como afrontar los posibles abortos espontáneos.
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