La insulina es una hormona producida por el páncreas, una glándula de forma alargada que mide alrededor de unos 15 centímetros y pesa cerca de 100 gramos, situada justo por detrás del estómago, en la cavidad abdominal.
Esta hormona actúa como una llave que abre la puerta a las diferentes células del cuerpo. Luego, el azúcar puede salir de la sangre y pasar a las células para que se use como energía. Por este motivo, la insulina mantiene el azúcar en la sangre bajo control.
Aunque no seas diabética, tu cuerpo está cambiando a medida que el bebé crece, y el embarazo puede cambiar la rapidez con que tu organismo es capaz de eliminar la glucosa en la sangre. Y cuando tu cuerpo se vuelve resistente a la insulina y ésta no funciona como debería para mantener el azúcar en la sangre bajo control es cuando surge la conocida como diabetes gestacional.
Para saber si puedes tener este problema, alrededor de la semana 24 y 28 de gestación, a todas las embarazadas se les realiza un análisis de sangre conocido con el nombre de Test de O’Sullivan, que consiste en una primera prueba que se lleva a cabo a todas las gestantes, y que se practica en ayunas con el fin de detectar la posible existencia de diabetes gestacional.
Su realización es muy sencilla: en primer lugar te pincharán para tomarte una muestra de sangre y así descubrir cuál es tu valor de glucosa sanguínea. Luego te darán a beber un brebaje extremadamente dulce (de sabor a naranja o a limón) que contiene alrededor de 50 gramos de azúcar. Una vez tomado, debes esperar sentada y tranquila -para no gastar energía- durante una hora. Para finalmente volver a pincharte.
Si al cabo de una hora el nivel de glucosa en sangre es igual o superior a 140 mg/dl el Test de O’Sullivan se considera positivo, se realizará una segunda prueba conocida como Test de tolerancia a la glucosa (TTOG), o curva de glucosa. Consiste en otra prueba similar a la primera, con la diferencia de que en lugar de dos muestras de sangre serán cuatro, y en vez de 50 gramos de glucosa la embarazada tendrá que beber 100.
Esta segunda prueba es considerada la definitiva, lo que significa que, si es normal, no eres diabética. Pero, si sale alterada, querrá decir que sufres diabetes gestacional.
La importancia de la insulina en el tratamiento de la diabetes (sea o no gestacional)
Tanto si te han diagnosticado de diabetes gestacional, como si anteriormente a quedarte embarazada ya padecías diabetes tipo 1 o diabetes tipo 2, durante el embarazo el control de esta enfermedad requerirá un mayor trabajo.
Por ejemplo, los controles de glucosa en sangre que te realizas cada día en casa son una parte clave para cuidarte tanto tú como tu bebé, antes, durante y después del embarazo.
La insulina es el medicamento tradicional de primera elección para el control de la glucosa en sangre durante el embarazo. Fundamentalmente por dos motivos: no atraviesa la placenta y es el más efectivo para ajustar los niveles de glucosa. Por tanto, es completamente seguro para el bebé.

No obstante, dependiendo del tipo de diabetes que la embarazada tenga sí pueden cambiar las necesidades específicas de insulina en la gestación, ya que en muchas ocasiones, es necesario cambiar el tipo y la cantidad que se toma, así cómo cuándo y cómo se toma:
- Diabetes tipo 1. El embarazo afectará sin duda al plan de tratamiento con insulina, ya que durante la gestación, la necesidad de insulina aumenta debido a las hormonas que producen la placenta, sobre todo durante el primer trimestre. Al mismo tiempo, estas hormonas bloquean la acción de la insulina en la madre, por lo que las necesidades crecen.
- Diabetes tipo 2. En caso de ‘diabetes mellitus’ también es necesario planificar el tratamiento con anticipación. Si estás tomando pastillas para el control de la glucosa en sangre, es posible que no puedas continuar tomándolas durante el embarazo, ya que no se ha comprobado su seguridad durante la gestación. Además, la resistencia a la insulina que habitualmente se produce durante la gestación también influye en la eficacia de los medicamentos orales para el control de la diabetes, disminuyéndola. Al ser así, es probable que el médico pida a la embarazada cambiar a la insulina de inmediato, al convertirse en el medicamento para la diabetes más seguro.
De hecho, a medida que se acerca la fecha del parto es probable que las necesidades de insulina de dupliquen o incluso lleguen a triplicarse. Por lo que es importante trabajar con el médico para elaborar una rutina lo más personalizada posible a la hora de seguir el tratamiento a base de esta hormona.