No hay nada que los padres puedan hacer para evitar que su bebé desarrolle ansiedad por separación. Se convierte en una adaptación del desarrollo, la cual se caracteriza por algo fundamental: es perfectamente normal, y es una señal de que, efectivamente, el pequeño se está desarrollando adecuadamente. Obviamente, esto no significa que aquellos bebés que no la tengan (o que la tengan, pero no de forma tan evidente), implique la existencia de algún tipo de problema.
Lo cierto es que casi todos los niños experimentan ansiedad por separación entre las edades comprendidas entre los 7 a los 18 meses. Algunos, por tanto, presentan reacciones muchísimo más intensas en comparación con otros. Mientras que, para algunos, la etapa dura un período de tiempo mayor.
Como opinan muchos especialistas, el desarrollo de la ansiedad por separación demuestra que el bebé ha formado un apego saludable y amoroso hacia la madre (en el caso del papá, por ejemplo, no tiende a ser tan común o habitual). Es una señal hermosa que indica seguridad, comodidad y placer con la presencia de su mamá.
Igualmente, también es una señal de que el bebé se está desarrollando intelectualmente. Ya ha aprendido que puede tener un efecto en su propio mundo cuando da a conocer sus distintas necesidades, y no tiene por qué aceptar pasivamente una situación que, en realidad, puede hacerle sentir incómodo (como, en este caso, sería la separación de su madre). No obstante, todavía hoy no sabe lo suficiente sobre el mundo que le rodea, y no entiende que, aunque su madre se marche, no lo va a abandonar.
Las reticencias a la separación es mucho mayor cuando los pequeños comienzan a darse cuenta de que, con la compañía de la madre, se sienten muchísimo más seguros, felices y mejor atendidos, y tiene relación con la supervivencia. Y podríamos decirlo de otra manera: la mamá es la fuente de alimentación del bebé, y no solo físicamente, sino también emocional. Por tanto, el apego del bebé hacia su madre es un medio de supervivencia prácticamente innato, por lo que cuando alcanzan un cierto nivel de madurez intelectual, se dan cuenta de ello.
Y aunque en esos momentos podemos pensar que, de repente, el bebé ha cambiado y que incluso no te deja apenas respirar, siempre debes tener en cuenta algo fundamental: como otras tantas etapas en la infancia, ésta también pasará. Con el paso del tiempo, aprenderá a que puede separarse de la mamá, sin temor a que no vuelva, porque ya es consciente de que regresará. Gran parte de este aprendizaje se basa en la confianza, algo que cuesta desarrollar.
¿Cómo saber si el bebé tiene ansiedad por separación?

La ansiedad por separación, por lo general, tiende a ser bastante fácil de detectar. Puede manifestarse a través de algunas de estas señales:
- Llorar cuando la mamá o el papá está fuera de la vista del bebé.
- Aferramiento.
- Fuerte preferencia por un solo padre (en la mayoría de los casos suele ser por la madre).
- Miedo o temor a los extraños.
- Se consuela fácilmente después de que la mamá o el papá lo abrace.
Cómo ayudar al bebé con ansiedad de separación: consejos útiles
Hay que recordar que esta ansiedad no es alarmante; al contrario, se trata de una etapa más de la infancia. Como madre o padre no debes preocuparte en absoluto, aunque sí tener algo de paciencia mientras pasa. Hasta que suceda, es posible seguir una serie de sencillos consejos como estos:
A veces nos olvidamos que el bebé es eso, un bebé. Y no hay ningún problema con el hecho de que esté tan apegado a ti; al contrario, es algo absolutamente maravilloso, que deberías intentar disfrutar al máximo (pasará un tiempo en el que, de repente, te des cuenta que el pequeño ha crecido, y que incluso ya no quiere que lo cojas o lo abraces).
Existen algunas corrientes, muy criticadas por la mayoría de especialistas, que afirman que no debemos malcriar al bebé cogiéndolo o dándole amor cuando lo necesita. Pero lo cierto es que, quizá, deberíamos hacernos una pregunta en estos casos: ¿qué clase de bebé estaremos criando, si no le brindamos amor, confianza y seguridad cuando lo necesita? El resultado, lejos de criar a un bebé seguro o independiente por el mero hecho de no cogerlo cuando lo pedía, se convertirá en todo lo contrario: es más probable que se vuelva inseguro e introvertido.
Por tanto, ten en cuenta algo imprescindible: cuanto más satisfagas las necesidades de apego del bebé y del niño durante la infancia, más seguro crecerá.

Si se ha acabado la baja por maternidad o paternidad y hay que volver al trabajo o salir a hacer tareas sin el pequeño, lo mejor es minimizar al máximo el tiempo de separación e, incluso, intentar llevarlo consigo siempre que sea posible.
A lo largo del día, una buena idea es intentar crear situaciones de separación breves. Por ejemplo, cuando te vayas a otra habitación, trata de silbar, cantar o hablar con el bebé en la distancia. De esta manera, aunque no pueda verte, sabrá que todavía estás ahí.
Aunque puede ser muy frustrante, especialmente al comienzo (de repente, el bebé parece que ha cambiado de la noche a la mañana), hay que tratar de mantener la calma, y tener siempre presente que el pequeño en realidad se siente desprotegido cuando no está con su madre. Así que lo más adecuado es ser paciente y brindarle todo el amor que seas capaz de darle.