¿Cómo saber si tu hijo padece un trastorno de ansiedad?

El doctor Javier Quintero, jefe de psiquiatría del Hospital Infanta Leonor y director de la clínica Psikids,  explica cómo la ansiedad impacta en el desarrollo de los niños, cuál es nuestro papel como padres y qué señales de alarma indican que se está convirtiendo en un trastorno.  
niño ansiedad

El doctor Javier Quintero, jefe de psiquiatría del Hospital Infanta Leonor y director de la clínica Psikids, explica en un webinar las claves para detectar precozmente los síntomas de ansiedad en niños y adolescentes y qué podemos hacer como padres al respecto. Te las contamos resumidas.

Uno de cada cinco niños  va a tener un cuadro de ansiedad a lo largo de su infancia o adolescencia, señala el doctor Javier Quintero basándose en la recopilación de varias investigaciones relacionadas con este trastorno. “La prevalencia estimada de ansiedad de niños y adolescentes es de algo más del 20% en total y se ha incrementado notablemente tras la pandemia”, apunta el jefe de psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid.

La detección precoz de los síntomas de la ansiedad en los pequeños es una tarea que puede resultar complicada. Conviene que los padres estén atentos a las señales que pueden indicar que su hijo padece este tipo de trastorno que no aparece de forma repentina, sino que se va desarrollando gradualmente. Por esta razón, cuanto antes actuemos, más fácil será su tratamiento.

En primer lugar, Quintero, que también es director de la clínica Psikids, nos aclara que la ansiedad es una emoción normal que se despierta en nuestro organismo ante la percepción de amenaza, falta de información o en momentos de exigencia: “El cerebro responde para que realicemos una acción para afrontar esa amenaza”.

 “Sin embargo, la ansiedad se convierte en un problema, cuanto ante esas situaciones, se produce una respuesta cualitativa y cuantitativamente desajustada que en vez de motivarnos a actuar produce el efecto contrario y nos bloquea”, explica.

En cuanto a los más pequeños, tenemos que tener en cuenta que la ansiedad es una emoción que va a aparecer a lo largo de su desarrollo y crecimiento y lo saludable es que desde niños comencemos a aprender a lidiar con los momentos de angustia que inevitablemente van a ir surgiendo a lo largo de la vida.

La primera angustia a la que se va a enfrentar nuestro hijo es a la separación: “Cuando un niño afronta por primera vez quedarse solo sin sus figuras de referencia: su padre, su madre…” Después, a lo largo de su desarrollo se enfrentará a miedos que son evolutivamente normales: miedo a la oscuridad, a los ruidos o a los sobresaltos…

Son momentos que hay que ir afrontando desde pequeños y mediante los cuales los niños van a aprendiendo a lidiar con la ansiedad de forma adecuada. La clave para que así sea está en el tipo de apego que desarrollamos con nuestros hijos.

Si la relación es un vínculo de apego estable y seguro les estamos capacitando para afrontar progresivamente los retos que irán apareciendo en determinados momentos. Por el contrario, explica el experto, si generamos un apego ansioso o ambivalente, es decir, si respondemos de manera intensa a todo lo que pasa relacionado con nuestros hijos, ¡cuidado! porque esa ansiedad, como toda emoción, es contagiosa y podemos transmitírsela a ellos.

Según Quintero, tampoco ayuda el apego evitativo, el apego desorganizado o el apego excesivamente protector que son formas de compensar ese tipo de apego ansioso que señalaba anteriormente.

De lo que se trata es de buscar ese apego seguro y estable que les permite crecer y desarrollarse. Para ayudarnos a establecer ese tipo de relación y detectar de forma precoz si nuestro hijo está sufriendo un trastorno de ansiedad, el director de Psikids, nos proporciona cinco claves prácticas.

1. No entres en pánico, mantén la calma

Lo primero que tenemos que entender es que el desarrollo de nuestros hijos no se produce de forma lineal y estable, sino que a lo largo de su evolución van a aparecer picos y valles: “Los momentos álgidos indican que todo está bien, pero en los momentos bajos, cuando la ansiedad aparece en nuestros hijos tampoco nos tenemos que agobiar, tenemos que actuar y acompañarles en esa emoción, enseñarles como afrontarla para que vaya aprendiendo, poco a poco, a lidiar con ella y esto sin duda, les servirá el día de mañana”. En cualquier caso, ante momentos de ansiedad de nuestros hijos, lo mejor es que nosotros mantengamos  la calma.

2.Cuida de tus emociones porque tu hijo te está observando

Vamos a cuidar de nuestras emociones, porque nuestros hijos aprenden a gestionar las suyas, observándonos a nosotros las 24 horas del día. Sé consciente de cómo te comportas cuando conduces, cuando te relacionas con los demás, cuando tienes un problema… porque ellos lo notan todo y van aprendiendo de sus figuras de referencia.

Fuente: Unsplash

3.Obsérvale tú también y percibe si hay cambios 

La ansiedad es una emoción normal pero se convierte en un trastorno si cuando aparece paraliza, bloquea, angustia.. y, lo que es peor, la persona que la sufre empieza a acostumbrarse a ella y la integra en su día a día.

Pero esto no sucede de la noche a la mañana, por eso es importante prestar atención a la actitud de nuestros hijos para comprobar si se están produciendo cambios y empezar a actuar ante las primeras señales. Conviene estar atento a cinco factores:

  • Sueño: ¿Le cuesta dormirse? ¿Se siente cansado por las mañanas? Un niño con ansiedad comienza a tener dificultades en la consolidación del sueño o a sentir que las horas de descanso no son realmente reparadoras.
  • Alimentación: ¿Ha cambiado su relación con la comida? ¿Come más o come menos? A veces la ansiedad nos lleva a comer más, pero la angustia también puede bloquear el apetito. conviene estar atentos a si se produce un cambio en la comida tanto en uno como en otro sentido.
  • Rendimiento escolar: Los niños con ansiedad empiezan a rendir menos y les cuesta concentrarse. La ansiedad que aparece antes de un examen es normal porque permite rendir más. El problema es cuando bloquea y no permite afrontar ese momento de exigencia que es un examen.
  • La conducta en casa: Los pequeños expresan sus emociones a través de la conducta. Algunos niños pueden mostrarse más irascibles, violentos, enfadados… Otros pueden expresar la ansiedad de forma más introvertida, aislándose, evitando relacionarse con nosotros o comunicándose menos…En cualquier caso, conviene estar atentos si hay un cambio.
  • Su relación con los amigos: Ellos aprenden a relacionarse con sus iguales observando como nosotros nos relacionamos. ¿Ha habido cambios en la relación con sus amistades o compañeros de clase? ¡Ojo!

4.¡Presta atención también al juego! ¡Ojo con las pantallas y los videojuegos!

Un niño que no juega es un niño al que hay que prestar atención, pero no caigas en la trampa de los videojuegos, que puede indicar que el niño se está escondiendo detrás de las pantallas y empieza a sustituir este juego por los que suponen interacción real con los amigos.

“Las pantallas no son una ayuda emocional y lo que hacen es retroalimentar la emoción dominante. Es decir, si un niño está angustiado, triste o ansioso… las pantallas lejos de calmarle, van a potenciar esa angustia”, alerta el experto.

5.La ansiedad se afronta, no se evita

La ansiedad es una emoción normal que va a acompañarnos durante toda nuestra vida, con lo cual, tenemos que enseñar a nuestros hijos a gestionarla para que poco a poco vayan siendo más autónomos en los momentos que les toque enfrentarse a ella. Y esto lo van a aprender desde el afrontamiento, no desde la evitación y mucho menos desde la sobreprotección. A montar en bici, se aprende montando en bici. A manejar la ansiedad, se aprende, afrontando la ansiedad. Nuestro papel es ayudarles en ese afrontamiento de la gestión emocional para que aprendan a hacerlo de forma autónoma el día de mañana.

Para concluir, Quintero, recomienda que si notas señales de alarma que indican que tu hijo puede estar sufriendo un trastorno de ansiedad el primer paso es consultarlo con su pediatra: “Es la persona más adecuada que te ayudará a distinguir si es una ansiedad puntual relacionada con los miedos evolutivos propios de cada etapa de crecimiento o si por el contrario es un trastorno que debe ser tratado en terapia”. En cualquier caso, recuerda, mantén la calma y acompáñale en el aprendizaje correcto de esta emoción tan necesaria.

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