En general, las frutas son una excelente fuente de vitaminas y fibras para el organismo, de forma que son recomendables todas ellas para las mujeres embarazadas sin contraindicaciones específicas.
Hablamos, sobre todo, de frutas en su estado natural, no de zumos, porque todavía hay mucha gente que cree que estos equivalen a las piezas enteras de fruta desde el punto de vista nutricional cuando no tienen nada que ver. Tampoco es idéntico el aporte de las frutas cocinadas, como las manzanas asadas, y ni mucho menos el de las mermeladas y confituras por mucho que sean caseras.
Aunque pueda ser una cuestión de perogrullo para muchos lectores, conviene aclarar todos estos matices antes de recomendar la lista de frutas más beneficiosas durante el embarazo.
Hay que insistir en la idea expuesta al comienzo del texto de que prácticamente todas las frutas son recomendables, si bien es cierto que algunas lo son más si cabe. Es el caso de variedades como el aguacate, las ciruelas, la manzana, los plátanos o los frutos rojos, entre otras. Cada una de ellas aporta distintos nutrientes esenciales, como es el caso de los ácidos grasos omega 3 en el caso del aguacate, y también el alto contenido en fibra de las ciruelas, ideal para para combatir el estreñimiento tan habitual durante la gestación.
Ricas en vitaminas y minerales
Por supuesto, todas ellas son ricas en vitaminas y minerales que el organismo necesita en pequeñas dosis para su correcto funcionamiento. En el caso del plátano, si bien contiene más azúcar natural que otras frutas, al ser tan rico en potasio es una fuente de energía muy interesante para las mujeres embarazadas. La manzana, por su parte, tiene la gran ventaja de estar disponible todo el año en el supermercado y de ser una de las frutas más versátiles para incluir en elaboraciones saladas o tomar como snack a media mañana o en la merienda.
También hay frutas estacionales, en especial las del verano, como la sandía, el melón o el melocotón que son altamente recomendables porque además de los muchos nutrientes que aportan son ricas en agua, de forma que suponen una fuente de hidratación natural complementaria al agua muy importante. Todas ayudan notablemente en los procesos digestivos y su aporte calórico es insignificante en comparación con otros alimentos.
En el lado opuesto de la balanza no podemos incluir realmente ninguna fruta prohibida durante el embarazo. En todo caso, hacemos hincapié en la importancia de que se tomen enteras y frescas en la medida de lo posible. Y también es fundamental que todas las frutas, al igual que las verduras, se laven de forma concienzuda con agua antes de ser ingeridas para evitar riesgos para la salud de la madre y del feto.