Un nuevo estudio sistemático revisa más de dos décadas de investigación y encuentra que el consumo de pescado y marisco —la investigación los agrupa bajo el concepto anglosajón seafood— durante el embarazo, dentro de las cantidades recomendadas, puede estar asociado con beneficios en el desarrollo emocional y de conducta de los hijos. Algunos aspectos cognitivos también podrían verse favorecidos. Te lo contamos.
Durante años, la principal preocupación en torno al consumo de pescado y marisco durante el embarazo ha sido el mercurio, por un lado, y el contagio de bacterias tipo anisakis por comerlo crudo, por otro. Las recomendaciones sanitarias suelen limitar su ingesta por el posible efecto neurotóxico sobre el feto. Pero la evidencia reciente cambia el enfoque: el pescado y marisco no es solo un vector de riesgo, sino una fuente de nutrientes esenciales para el cerebro en desarrollo.
Una nueva revisión sistemática publicada en Advances in Nutrition y encargada por el Comité de Expertos de la National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine de EE.UU., analiza 40 estudios (entre ellos un ensayo clínico y 25 cohortes de seguimiento) para evaluar el vínculo entre el consumo de pescado y marisco durante la gestación y el desarrollo neurocognitivo infantil.
El hallazgo más relevante: el pescado y marisco en el embarazo, en cantidades recomendadas (8–12 oz/semana), puede estar relacionado con un mejor desarrollo emocional, social y de conducta en niños y adolescentes de hasta 18 años.

Impacto del consumo de marisco en el embarazo
El equipo liderado por Lauren E. O’Connor y Maureen K. Spill revisó estudios publicados entre 2000 y 2024 que analizaban cómo influye el consumo de pescado y marisco (como grupo alimenticio, no solo como fuente de omega-3) en diversas áreas del desarrollo infantil: cognitivo, emocional, físico, lingüístico y comportamental.
La conclusión principal es que hay una relación entre el consumo de pescado y marisco durante el embarazo y mejores resultados en el desarrollo social, emocional y conductual del niño, especialmente en los primeros años de vida. Las evidencias son consistentes en aspectos como la adaptación emocional, la regulación del comportamiento o la hiperactividad infantil.
En cuanto al desarrollo cognitivo general, el panorama es más complejo: hay indicios positivos en atención, razonamiento, resolución de problemas e inteligencia verbal, pero los datos son limitados y no permiten afirmaciones generalizadas.

Aplicaciones para la crianza y la salud infantil
Para los lectores de Ser Padres, la implicación es clara: incluir pescado y marisco en la dieta del embarazo puede ofrecer beneficios concretos en el bienestar emocional del bebé, según este estudio.
Aunque no se pueden establecer causalidades firmes, los estudios incluidos en la revisión apuntan en la misma dirección: las madres que consumen pescado y marisco con regularidad durante la gestación tienen hijos con menos problemas de conducta, menos impulsividad y mejor capacidad social.
Además, los autores del estudio señalan que no se detectaron efectos negativos siempre que el consumo se mantuviera dentro de los límites recomendados y priorizando pescados y mariscos bajos en mercurio (como salmón, sardinas, caballa del Atlántico, arenque o trucha arcoíris).

¿Y el cerebro, se ve afectado?
En cuanto al desarrollo cognitivo, la revisión deja abierta la puerta a beneficios específicos, aunque con cautela: el pescado y marisco podría ayudar al desarrollo de habilidades como la atención, el lenguaje verbal o la resolución de problemas, pero los estudios son menos consistentes y el nivel de certeza baja a “muy bajo o limitado”.
¿Por qué ocurre esto? Porque los factores que influyen en la cognición infantil son múltiples y complejos: genética, entorno, estimulación temprana, nivel educativo de los padres, entre otros.
Aun así, la hipótesis científica más aceptada es que los ácidos grasos omega-3 (especialmente DHA), abundantes en el pescado y marisco, contribuyen al desarrollo estructural y funcional del cerebro fetal, especialmente en regiones como la corteza prefrontal, clave en la atención, el lenguaje y la conducta social.
En definitiva, este artículo no pretende ser una recomendación médica personalizada, pero sí invitar a revisar el papel del pescado y marisco en la alimentación del embarazo.
Referencias
- Lauren E. O’Connor, Maureen K. Spill, Sanjoy Saha, Arin A. Balalian, Julie S. Davis, Amanda J. MacFarlane. Seafood During Pregnancy and Lactation and Child Neurocognitive Development: A Systematic Review. Advances in Nutrition, Vol. 16, julio de 2025. DOI: 10.1016/j.advnut.2025.100414