A partir de la segunda mitad del embarazo, la mayoría de las mujeres comienzan a percibir contracciones suaves, no dolorosas y muy poco frecuentes, que llamamos contracciones de Braxton-Hicks. Son una reacción normal del músculo uterino, que está creciendo muchísimo, y sirven para prepararlo de cara al parto. Hay mujeres que las perciben con claridad, aunque otras no las notan. El problema es que muchas vece, se pueden confundir con los movimientos del feto o con las molestias debidas al peso del bebé sobre nuestras estructuras musculares.
Algunos trucos para poder distinguirlas:
Los movimientos fetales son golpecitos de corta duración, que se pueden notar en todos los puntos del abdomen, y que a veces se acompañan de cambios en la forma de la tripa.
Se empiezan a notar sobre la 17ª semana de la gestación, y cada vez son más intensos porque el niño cada vez tiene más fuerza muscular.
Los dolores musculares se presentan sobre todo en las ingles y en la parte baja del abdomen y aparecen sobre todo cuando estamos de pie o hacemos algún esfuerzo.
Algunas mujeres los identifican con los dolores de la menstruación.
Se producen porque el peso del niño se apoya sobre los músculos, ligamentos y sistema circulatorio y esto produce un cansancio muscular, pero es una molestia continua, no intermitente.
Las contracciones del útero se manifiestan como un cambio en la consistencia del útero (la tripa se pone dura, como un balón de futbol) y aparecen sobre todo en la parte más alta de la tripa (por debajo del pecho).
Puede haber dolor o no, y duran unos minutos (son más largas que los movimientos del feto, pero son intermitentes, no continuas como los dolores musculares).
En cualquier caso, si te surgen dudas, debes acudir a tu hospital para descartar que se esté desencadenando el parto.