Cuando nace un bebé, se corta el cordón umbilical, pero no significa eso que se rompa todo el vínculo físico —el vínculo emocional entre madre y bebé continúa durante mucho tiempo, como la ciencia ha demostrado sobradamente— con su madre. Un hallazgo cada vez más detallado por la investigación revela que, durante el embarazo, hay un auténtico “intercambio celular” entre madre e hijo que va mucho más allá de los nutrientes. Células del feto cruzan la placenta y se instalan en el cuerpo de la madre. Y lo mismo ocurre en dirección contraria: células maternas viajan al cuerpo del bebé.
Este fenómeno se llama microquimerismo, y no solo ocurre en todos los embarazos, sino que estas células pueden permanecer durante décadas.
Un nuevo artículo de revisión publicado en Seminars in Immunopathology analiza en profundidad este fenómeno en contextos de embarazo normal y en complicaciones como preeclampsia, parto prematuro o restricción del crecimiento fetal.
El estudio sugiere que este diálogo celular no solo es parte del embarazo saludable, sino que puede tener consecuencias en la salud futura de la madre y del hijo.

Qué es el microquimerismo
El término puede sonar a ciencia ficción para quienes no son expertos en ciencia, pero es pura biología. Microquimerismo significa que un organismo alberga una pequeña cantidad de células que no son suyas genéticamente, pero que no provocan rechazo inmunológico.
Durante el embarazo, ocurre un intercambiode este tipo que es bidireccional:
- Microquimerismo fetal: células del bebé pasan al cuerpo de la madre.
- Microquimerismo materno: células de la madre entran en el organismo del feto.
Además, también puede haber células de la abuela en el cuerpo de la madre embarazada, adquiridas cuando ella era un feto. Así, se teje una red de conexión biológica y generacional.

Para qué sirve este intercambio celular
Este fenómeno del microquimerismo celular no es un accidente. La hipótesis de los investigadores es que tiene un papel evolutivo importante. Algunos beneficios que señala el estudio:
- Favorece la tolerancia inmunológica: ayuda a que el cuerpo de la madre no rechace al feto, que genéticamente es “medio extraño”.
- Puede participar en la reparación de tejidos: hay estudios que sugieren que células fetales migran a zonas donde la madre ha sufrido daño, como cicatrices o tejidos inflamados, y colaboran en la curación.
- Podría ofrecer protección futura: se está investigando si este legado celular influye positivamente en embarazos posteriores o incluso protege frente a enfermedades.

Un legado celular que puede durar toda la vida
Una de las cosas más sorprendentes que muestra el estudio es la persistencia de estas células en el tiempo.
Células fetales se han detectado en sangre periférica y órganos maternos más de 20 años después del parto. Y también se han hallado células maternas en hijos adultos.
Además, estas células no están “dormidas”. Son capaces de diferenciarse, integrarse en tejidos y participar en funciones biológicas locales. Se han encontrado, por ejemplo, células fetales en el corazón de una madre décadas después, adoptando funciones del tejido cardíaco.
En paralelo, el estudio también plantea la idea de que este intercambio no es solo un fenómeno del embarazo, sino una huella biológica duradera.
Es posible que estas células tengan efectos a largo plazo en la madre, ya que podrían influir en su sistema inmune o incluso formar parte de su “memoria biológica” del embarazo. Y también en el hijo: el microquimerismo materno puede influir en la forma en que su sistema inmunológico aprende a distinguir lo propio de lo ajeno.
Otros estudios recientes apuntan en la misma dirección. Por ejemplo, se ha demostrado que el feto modifica el metabolismo de su madre para obtener nutrientes.
Una conexión que no se ve, pero que permanece
Más allá de los términos científicos, este estudio nos recuerda algo profundo: el embarazo no es solo una etapa en la vida de una mujer, es una transformación biológica recíproca. El bebé deja huellas en el cuerpo de su madre, y la madre deja huellas en el cuerpo del bebé. Un legado celular que podría influir en su salud durante toda la vida.
Puede que no lo veas, pero una parte de tu hijo o hija sigue viva dentro de ti, años después de haberlo llevado en el vientre. Y una parte tuya también seguirá en él. No es poesía, es ciencia.

Cuando el diálogo se complica: vínculo con trastornos del embarazo
El estudio también profundiza en lo que pasa cuando este intercambio se desequilibra o se produce en un contexto de disfunción placentaria. Por ejemplo, en escenarios como estos:
- En casos de preeclampsia, se detectan más células fetales en la sangre materna. Esto podría reflejar una barrera placentaria debilitada y un sistema inflamado.
- En partos prematuros, ocurre lo contrario: hay más células maternas en el bebé. Se cree que esto podría participar en el inicio de las contracciones.
- En restricción del crecimiento fetal y diabetes gestacional, también se observa un aumento del microquimerismo fetal en la madre.
- Curiosamente, la presencia de células de la madre del probanda (la abuela del bebé) parece ser protectora: su ausencia se ha relacionado con más casos de preeclampsia y aborto recurrente.
Todo esto sugiere que la cantidad, el tipo y el momento durante el embarazo en que ocurren estos intercambios celulares importa mucho.
Referencias
- Jacobsen, D. P., Fjeldstad, H. E., Olsen, M. B., Sugulle, M., & Staff, A. C. (2025). Microchimerism and pregnancy complications with placental dysfunction. Seminars in Immunopathology, 47(2), Article 21. DOI: 10.1007/s00281-025-01045-w