Te ha pasado seguro durante la primera infancia de tus hijos e hijas: ves a tu bebé dar sus primeros pasos y te invade la emoción… hasta que te das cuenta de que sus piernas están arqueadas. Entonces, te preocupas. Buscas fotos antiguas tuyas, preguntas a tu madre si tú andabas igual. Y Google, por supuesto, con todo lo malo que tiene la red cuando se trata de buscar posibles consecuencias en la salud, enfermedades, etcétera. La pregunta, en definitiva, que quieres resolver, es si es normal que los bebés arqueen las rodillas al empezar a andar. Para resolverla, nada mejor que la voz de una experta en podología infantil.
La podóloga infantil Neus Moya, que comparte contenido divulgativo en redes sociales —nos contó, por ejemplo, por qué se arrugan los dedos de los niños en el agua y por qué no es tan malo como creías—, ha puesto palabras a esa inquietud que muchas familias tienen si notan que sus bebés arquean las piernas al comenzar a andar. Lo ha hecho con una explicación que tranquiliza a muchas familias, sin alarmismos, porque según Moya es completamente normal que les pase.
No ocurre en todos los casos, o no de forma tan evidente al menos, pero lo habitual es que “sobre los 2 años se le pongan rectas”, explica la podóloga. Entonces respiraréis tranquilos, pero cuidado, quizá no lo hagáis por mucho tiempo. Para evitar nuevos sustos con este tema debéis tener en cuenta este apunta de Neus Moya: “Ojo, porque empezarán a ponerse en X (las piernas) hasta alcanzar el pico máximo a los 3 años”. Es decir, las piernas dibujarán un arqueamiento inverso, hacia dentro en lugar de hacia afuera (el típico que tienen quienes montan a caballo o juegan al fútbol).
Cuando las piernas caen hacia dentro, si no sabes que es normal, lo habitual es llevarse otro susto. “No te preocupes, porque se irán poniendo rectas hasta los 7 años que va alcanzando la normalidad”, apunta Neus Moya.
El desarrollo de la marcha infantil es un proceso complejo que implica huesos, músculos, ligamentos y, sobre todo, tiempo. La evolución de las piernas —desde la típica forma arqueada en los primeros pasos hasta la alineación final alrededor de los 7 años— forma parte de este proceso natural.

El desarrollo normal de las piernas del bebé: qué dice la evidencia
Durante los primeros años de vida, el cuerpo del niño atraviesa varios cambios biomecánicos. En el nacimiento y hasta los 18-24 meses, es común observar un arqueamiento de las piernas conocido como genu varo. Esta forma se asocia con la postura intrauterina y el comienzo de la bipedestación. Por cierto, recuerda no forzar nunca a andar a tu bebé.
Dicho esto, entre los 2 y los 3 años, las piernas tienden a alinearse, pero rápidamente adoptan una forma de genu valgo (rodillas en X), algo que alcanza su pico entre los 3 y los 4 años, como bien explica Neus Moya. A partir de entonces, y hasta los 7 años, las piernas van rectificándose hasta llegar a la alineación normal adulta.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria confirma este patrón: el genu varo fisiológico es normal hasta los 2 años, mientras que el genu valgo puede observarse hasta los 6-7 años sin que suponga una patología.
La clave está en saber qué es fisiológico y qué no lo es. Si el arqueamiento es simétrico, no duele, y el niño o niña camina y corre con normalidad, no suele ser motivo de alarma. Solo se recomienda una valoración médica si el arqueamiento es severo, asimétrico o persiste más allá de los 7 años, o si hay otros signos como dolor, cojera o retraso en el desarrollo motor.

Por qué no hay que alarmarse… pero sí observar
Como bien resume Neus Moya con su estilo cercano, no hay que alarmarse sin necesidad: “Para entonces ni te acordarás de los microinfartos que tuviste al ver las rodillas torcidas durante el crecimiento”.
Esta frase conecta con una vivencia común entre madres y padres: el miedo a que algo no esté yendo como debería. Sin embargo, no es incompatible con la observación, algo que es necesario a lo largo del desarrollo de los hijos e hijas, también a nivel físico.
En este sentido, conviene estar atentos a señales que podrían justificar una consulta:
- Si las piernas están muy arqueadas o en X y el niño tiene más de 7 años.
- Si existe dolor persistente al caminar.
- Si se observa asimetría evidente entre ambas piernas.
- Si el niño o niña presenta dificultades al correr o caídas frecuentes.
En estos casos, la valoración por parte de un pediatra, un podólogo infantil o un traumatólogo pediátrico puede ser útil. También puede recomendarse el uso de plantillas u ortesis, aunque siempre bajo indicación profesional y evitando soluciones caseras o prematuras.
Otros hábitos saludables de podología
Además de observar la evolución, hay formas de favorecer un desarrollo adecuado del caminar de los niños y niñas. Estos cuatro sencillos hábitos recomendados por los expertos pueden ayudar mucho a tu peque:
- Dejar que anden descalzos en superficies seguras favorece la propriocepción y fortalece la musculatura del pie.
- Evitar el uso de andadores o tacatás, que pueden interferir con el desarrollo motor. Los tacatás están totalmente desaconsejados.
- Fomentar el juego libre y al aire libre: trepar, correr, caminar en distintas superficies.
- Asegurarse de que el calzado sea flexible, ligero y con buena sujeción, pero sin refuerzos innecesarios ni una rigidez excesiva. Aquí tienes los cinco calzados para los primeros pasos que la podóloga infantil Neus Moya recomienda.
Referencias
- Albiñana Cilveti, Javier. “Ortopedia infantil”. Curso de Actualización en Pediatría 2009. Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).