Las separaciones generalmente nos preocupan cuando hay hijos de por medio porque nuestras decisiones generan cambios en la convivencia y deseamos que no afecten negativamente a la estructura familiar. Es posible que una separación haga tambalear un poco los cimientos de la familia al principio, pero hay que decir que “las separaciones no generan traumas”, aunque si no se enfoca bien sí pueden ser traumáticas. Por mi experiencia puedo decir que cada vez hay más personas concienciadas sobre la importancia de asesorarse para llevar a cabo una “buena separación” con la intención de causar el menor dolor posible a los hijos.

Me he encontrado con algunos padres que deciden romper con su relación sentimental porque tienen mucho miedo a “hacer sufrir”, ya que ellos han vivido como hijos la separación de sus padres y desean no cometer los mismos errores. Saben cómo no lo quieren hacer pero no tienen tan claro cómo hacerlo mejor, por eso, pedir ayuda podemos decir que en estos momentos es un gran acto de amor. Los que piden asesoramiento son conscientes de que, por el bien de los hijos que tienen en común, deben hacer todo lo posible para mantener los canales de comunicación abiertos, siendo esto en algunos casos más difícil que redactar el convenio de separación.
Conviene dejar claro que un divorcio no rompe nada, más bien lo transforma. Tras el divorcio no dejan de ser una familia, sino que se convierten en una “familia de padres separados” y tampoco dejan de ser una pareja sino que pasan a ser una “pareja educativa” que tienen que seguir coordinándose y hablando de los hijos para tomar las mejores decisiones posible.
Esto para algunas personas es muy difícil de entender porque, si han llegado al divorcio habiendo acumulando mucho dolor, romper con todo de golpe y porrazo parece que duele menos y puede que al principio así sea, pero interesa pensar a largo plazo y por muy difícil que resulte, nos conviene aplicar nuestra inteligencia emocional también en estos casos.
El compromiso debería ser seguir queriéndose, pero de forma diferente.
''Quiero que sufran lo menos posible''
Los padres que deciden separarse se enfrentan a muchos cambios: de vivienda, economía, entorno social, etc. Saben que no será fácil, pero confían en que a la larga estarán mejor, aún así son conscientes de que les puede afectar a sus hijos y por eso la mayoría me lo han transmitido así “me voy a separar y quiero que mis hijos sufran lo menos posible”, ¿cómo se lo comunico?, ¿cómo les ayudo a superarlo? ¿cómo puedo hacer para que no les afecte negativamente?
Saben que es inevitable que les afecte, ante los cambios que se generan, todos se tienen que adaptar, pero a cada uno le afectará de forma diferente conforme a su edad, madurez, recursos emocionales y capacidad para encajar la situación. La experiencia será diferente dependiendo de quién o cómo se toma la decisión, si uno tiene la iniciativa o es una decisión mutua, no es lo mismo si hay que enfrentar una decepción imperdonable a que simplemente se haya terminado el amor, como dicen algunos.

En cualquier caso, cuando ambas partes deciden separarse, ponen mucho de su parte al principio porque intentan que no se note lo mal que están y es posible que disimulen muy bien por sus hijos, pero éstos, aunque no los vean mal, tampoco los ven bien, puede que hablen, pero ya no se ríen juntos, se llaman, pero no se dicen palabras cariñosas como antes o aunque siguen quedando de vez en cuando, no se miran a los ojos.
Los niños necesitan saber cuánto antes que llega un cambio a sus vidas porque lo que perciben, si no es confirmado por sus padres genera mucha inestabilidad y necesitan ser acompañados emocionalmente.
Separarse es una decisión personal, no una decisión familiar
Tanto si te separas como si decides hacer terapia de pareja, que sea por ti, los hijos estarán bien hagas lo que hagas si lo haces por ti y eso te ayuda a estar bien. Pero es importante que ellos no sean la excusa para no dar un paso beneficioso, aunque al principio dé un poco de vértigo.
Partimos de la base de que cuando en una pareja hay problemas de convivencia y de comunicación hay que tomar decisiones para salir de una zona de caos y caminar hacia el bienestar personal. Una vez que alcanzas este equilibrio es más fácil escuchar, entender y acompañar a los hijos. Puede que exista un motivo concreto que haya llevado a uno de los dos a tomar la decisión de separarse, como una decepción muy grande o simplemente que ya no se quieran sentimentalmente como para seguir con el proyecto familiar que habían iniciado con tanta ilusión, pero lo que quiero destacar es que tanto si se separan como si deciden pedir ayuda para seguir con la relación, ambas son decisiones muy válidas, lo que realmente es bueno para toda la familia es tomar decisiones que mejoren la situación actual.
Hay gente que dice “cuando no se está bien, lo mejor es separarse” y en parte es así, pero creo que es un error creer que la separación mejorará la situación, porque precisamente es al revés, “para separarse hay que estar bien” o por lo menos contar con apoyo familiar, profesional o capacidad de enfrentar la situación porque de lo contrario el dolor nos atrapa y nos impide ver con claridad que la separación no es para romper lo que tenemos sino para transformarnos en una pareja y familia diferente que aprende a quererse de otra manera.
Ante la decisión de separarse, los hijos necesitan saber que lo que más seguridad les ha dado hasta el momento, ese amor que les ha mantenido unidos como familia, no desaparece. Con el tiempo acabarán entendiendo que en esencia nada cambia, el amor hacia ellos sigue intacto pero el amor entre los padres se convierte en cordialidad y respeto porque los que les une es demasiado importante como para no apostar por ello.
El mayor aprendizaje que pueden hacer los hijos cuando los padres entienden que nada se rompe tras la separación, sino que se transforman en una familia que se ama de forma diferente… es que aunque sus padres vivan bajo techos diferentes, a cada progenitor le sigue importando su expareja por tratarse de la madre o del padre de sus hijos y que precisamente porque amas a tus hijos tomas la mejor decisión que en algunos casos será separarse y en otros pedir ayuda para aprender a relacionarse mejor.