La incidencia global de separaciones y divorcios va en aumento. Las circunstancias sociales y culturales han cambiado muchísimo en el último medio siglo -lo siguen haciendo- y eso repercute en el incremento de este indicador. Ya no es extraño que en la clase de tu hijo, muchos compis tengan a sus padres separados, ¿verdad?
Afrontar este paso cuando hay niños en la familia que se rompe siempre es más complicado. Pero no por ello imposible, ni tampoco tiene por qué ser traumático más allá de que sí lo sean los cambios a corto plazo para los peques. Es importante mantener el respeto y la buena comunicación con ellos para que dichos cambios sean lo más llevaderos posibles.
Las preguntas llegarán y son difíciles de responder, pero siempre será mucho más beneficioso y saludable para su futuro (y el tuyo) darles el derecho y la opción a hacerlas, que intentar omitir determinadas conversaciones por el simple hecho de que sean incómodas.

La primera cuestión que habrá que explicar a los peques de la casa es el por qué del cambio. Y nada mejor que afrontar este momento con naturalidad y honestidad. Si papá y mamá ya no se quieren, se les puede y debe transmitir, de igual modo que se debería reforzar el mensaje de que el respeto mutuo y los intereses de sus hijos prevalecerá por encima de todo.
Otra pregunta muy habitual en estos casos es si mamá o papá, dependiendo quién de los dos deje la casa familiar, “ya no nos quiere”. Va unido al punto anterior, y por eso es fundamental dejarles claro lo que sentís por ellos y que vuestra prioridad son ellos por mucho que a partir de ese momento ya no podáis compartir el mismo espacio o el mismo tiempo que antes.
Sinceridad y honestidad ante todo
Sabemos que decirlo es muy sencillo y que la vida real es mucho más compleja, pero no por ello dejamos de insistir en lo importante que es mantener a los niños al margen de los conflictos.

Ojo, no es lo mismo que tenerles en una burbuja y no sepan lo que ocurre hasta que sea demasiado tarde para poder minimizar las consecuencias de la separación en ellos. Nos referimos, sobre todo, a no perder el respeto por su papá o su mamá cuando hablemos con ellos o con los demás en su presencia, por ejemplo.
La tónica en la que hay que responder todas las preguntas difíciles es la misma. Porque no cambia cómo afrontarla la respuesta a si mamá no me quiere que a la de con quién vamos a vivir, que es otra de las cuestiones difíciles que se deben afrontar en un divorcio.
De hecho, es bueno no solo contarles cómo será su vida en el futuro inmediato, sino también hacerles partícipe de ello. Si tienen edad para ello, preguntarles su opinión, que expresen también sus sentimientos, y en el caso de que alguno de los progenitores ya se haya establecido en otra casa, enseñarles su nuevo espacio en ella.
Por último, rematando el póker de preguntas clave, habrá una que haga referencia a su colegio o instituto y a su entorno social directo.
A los niños, sobre todo en edades cercanas a la adolescencia o ya metidos en esta etapa, les preocupa perder de vista a sus amigos, así que querrán saber qué va a pasar en ese aspecto.
De nuevo, el mismo consejo: no les engañéis ni les digáis cosas que no van a suceder, y en caso de que la separación conlleve un cambio drástico de entorno social para ellos, no querrais minimizar que eso, al menos de entrada, es un problema y un disgusto en muchos casos para ellos. Empatizar y conectar con sus sentimientos antes de hacerles ver que los cambios también traen nuevas oportunidades aparejados.