Ser Padres

¡Ojo! Este es el error más cometido al poner un supositorio a un niño

Los supositorios tuvieron su época dorada en la década de los años 80. Actualmente están en desuso, pero se siguen utilizando en algunos casos y situaciones, por eso es importante evitar este error tan cometido en su uso…

Hace unos años los supositorios eran un remedio de lo más habitual para numerosas dolencias o patologías en los niños: estreñimiento, tos, fiebre, dolor de garganta…con el paso de los años su uso ha ido decayendo hasta el punto en el que actualmente los pediatras los recetan poco y, si lo hacen, es en situaciones concretas y momentos puntuales. Hoy apenas existen fármacos en este formato (hay que entender que los supositorios son una forma de administrar un medicamento, igual que existen en pastillas, líquido o inyección). Los supositorios se administran por vía rectal, introduciéndolos en el cuerpo a través del ano.

¿Cuándo se usan los supositorios actualmente?

En líneas generales, se podría decir que actualmente los supositorios están anticuados y solo se aconsejan cuando la persona está incapacitada para tragar o cuando el niño no tolera el medicamento por vía oral (lo vomita, no es capaz de tragarlo o no quiere), pero siempre debe ser un profesional el que lo recete. Hace unos años, además, la Agencia Española del Medicamento, siguiendo directrices de las autoridades europeas, desaconsejó el uso de los supositorios antitusígenos (para la tos) porque podían suponer un riesgo para los niños pequeños.
Actualmente existen pocos medicamentos en este formato, pero los más comunes son los supositorios de glicerina, que aún se siguen utilizando en algunos casos de estreñimiento ocasional en niños. Los supositorios para niños siempre deben ser prescritos por un pediatra y bajo su supervisión.
Algunas de las causas que han hecho que los supositorios caigan en desuso es que su administración es incómoda, molesta y su absorción es irregular: es muy rápida y esto puede provocar efectos adversos.

El error más frecuente al poner un supositorio

Aunque como decimos, su uso ya sea mucho menos frecuente, como hay algunos casos en los que se siguen administrando, como los supositorios de glicerina para el estreñimiento, es importante no cometer este error tan frecuente a la hora de poner un supositorio: se debe introducir por la parte plana, no por la punta, para que, de este modo, el recto al contraerse empuje la parte con punta hacia dentro. sí, es posible que hayas puesto algún que otro supositorio mal y lo que es más posible aún es que te hayan puesto, de pequeño, más de un supositorio de la manera incorrecta.
No es raro que tras aplicar un supositorio a un niño, se salga otra vez del recto y tengamos que repetir la maniobra, esto suele pasar cuando el supositorio se ha introducido mal y se ha hecho metiendo la parte puntiaguda primero. Es decir, la causa principal de que esto ocurra u ocurriera y nuestros padres tuvieran que volver a intentarlo varias veces con nuestro berrinche y rechazo incluido, es y era un error en la técnica de aplicación.
Y a modo de recomendación hay que recordar y tener en cuenta que una buena higiene siempre es fundamental antes de poner un supositorio al niño: es necesario lavarse las manos bien antes y después de su aplicación y, aclaro está, tener paciencia y cuidado.
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