¿Qué padre o qué madre no querría que su hijo o su hija fuese feliz? Conseguir la máxima de la felicidad infantil es un objetivo que perseguimos todas las familias con niños pequeños. Pero, después de saber esta información, lo intentaremos con muchas más ganas.
Y es que, un reciente estudio ha determinado cuál es la edad a la que las personas sentimos máxima felicidad. Vaya, después de esta edad, nunca volveremos a ser tan felices como entonces, por mucho que creamos que sí y que vivamos experiencias enriquecedoras y de máxima felicidad.

Y, como adelantábamos en el titular de este artículo, esa edad se da antes de que crezcamos.
Esta esa la edad a la que disminuye la felicidad para (casi) siempre
La investigación, llevada a cabo por especialistas de varias universidades y basada en más de 400 muestras recogidas de más de 460.000 participantes responde, de nuevo, a una pregunta que se lleva repitiendo y estudiando durante varias décadas y para la que no existe (hasta ahora) una respuesta definitiva. “Nos hemos centrado en los cambios en tres componentes centrales del bienestar subjetivo: la satisfacción con la vida, los estados emocionales positivos y los estados emocionales negativos”, afirma en nota de prensa la profesora Susanne Bücker, una de las autoras del estudio.
Los resultados descubrieron que la felicidad de una persona disminuye entre los nueve y los 16 años de edad. Un hecho al que los autores encuentran explicación en los cambios hormonales, físicos y sociales que vivimos durante la pubertad o adolescencia.
Eso sí, aunque la satisfacción con la vida en general puede volver a aumentar a partir de los 70 años, lo cierto es que después de los nueve años de edad, las personas nuca volvemos a tener el mismo nivel de estado emocional positivo hasta que no alcanzamos los 96. Es decir, prácticamente nunca más en nuestra vida (a no ser que superemos esa edad).
“En general, el estudio mostró una tendencia positiva a lo largo de un amplio periodo de la vida, si consideramos la satisfacción con la vida y los estados emocionales negativos”, explica la profesional antes referenciada.
El mayor síntoma de felicidad infantil
A sabiendas de que los nueve años (y los que los preceden) son la edad a la que más sentimientos positivos con la vida tendremos nunca, es necesario tener siempre presente la necesidad de hacer feliz a un niño.
Y eso no se consigue ni con juguetes ni con dinero: tal y como explicábamos en este articulo, el mecanismo de la felicidad infantil se basa en tres cosas que están al alcance de todas las familias: cariño, tiempo para jugar y brindarles un entorno familiar estable y seguro.