La razón por la que las familias españolas son cada vez más pequeñas

Según los datos provisionales del INE, en 2023 la cifra de natalidad volverá a ser la más baja de la historia por quinto año consecutivo con un total de 322.000 nacimientos.
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Demógrafos y sociólogos estudian el proceso de cambio que se está produciendo en el tamaño y la estructura de las familias. 

Según un reciente estudio del que hacíamos eco hace unos días en Ser Padres, las familias empequeñecen y este cambio de estructura tendrá consecuencias en las relaciones, la salud, la economía y las políticas públicas entre otros ámbitos.

El informe "Projections of human kinship for all countries" (Proyecciones del parentesco humano para todos los países) realizado por el científico Diego Albúrez-Gutierrez del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Alemania estudia y analiza la relación de la evolución de las relaciones humanas de parentesco en todo el mundo y alerta sobre la disminución en el número de parientes que afectará a las familias de gran parte de los países: “El número de parientes que tiene una persona disminuirá un 35% hacia finales de siglo”, explica Alburez Gutiérrez.

Familias más pequeñas, con gran contraste de edad entre sus miembros y la mayor parte de ellos de edad avanzada. Este pronóstico de cómo será la familia del futuro se vislumbra desde hace tiempo en la realidad de nuestro país.

Familia con una sola hija - Getty Images

Un ejemplo de estas familias menguantes es la de los López Esteban, retratada hace unos días en un diario nacional.

La madre Joana Esteban tiene 62 años y es la quinta de siete hermanos. Se casó con Josep López a los 18 años y tuvo a Klara, su primera hija con 25; y a Amanda, la segunda, con 31. Cuando Klara cumplió los 35 años, la hizo abuela. Amanda, que ahora tiene 30, empieza a plantearse la posibilidad de convertirse en madre, pero no lo tiene claro.

Los expertos afirman que en España existen más obstáculos que en otros países del entorno para que las generaciones que podrían tener hijos los tengan. Según declara la investigadora científica del CSIC, Teresa Martín, al diario El País, “por una parte, los jóvenes se emancipan a una edad tardía, con más de 30 años y, además, hay escasa ayuda a la conciliación. Y así se van retrasando hechos vitales que repercuten en la edad de tener el primer hijo”.

Angel Esteve, del Centro de Estudios Demográficos reclama en este sentido que deben mejorarse las ayudas dirigidas a la franja de edad entre los 30 y los 40 años: “Que haya políticas públicas concentradas en esas edades para que cuando la gente quiera reproducirse pueda hacerlo”.

Según una encuesta de Fecundidad del INE realizada en el año 2018, cuatro de cada diez mujeres en España con edades de 18 a 55 años tuvieron su hijo más tarde de lo que deseaban y de media, el retraso supera los cinco año. Las razones económicas y de conciliación laboral superaban el 30% en todas las franjas de edad, según la misma encuesta.

Pero la falta de recursos económicos no es la única causa de la baja natalidad. Hay una combinación de factores estructurales y socioculturales que afectan al descenso del crecimiento demográfico como explica la profesora de Sociología de la UNED, Elisa Chuliá, en declaraciones al mismo diario.

Hay muchos factores que determinan la decisión de tener el primer hijo - Getty Images

A los cambios estructurales relacionados con el mercado laboral y los ingresos, Chuliá añade los factores socioculturales, que en su opinión, no están todavía lo suficientemente cualificados: “Tener hijos no es sólo caro en términos de recursos económicos, sino de energía, esfuerzo y dedicación. Además, si tienes hijos se restringe mucho algo a lo que cada vez hemos dado más importancia: la realización personal. Generaciones anteriores no tenían en la cabeza que fuera algo fundamental. Ahora sí”, sostiene la experta.

El testimonio de Amanda confirma la observación de la socióloga que afirma que nunca había deseado tener hijos, pero que ha comenzado a planteárselo al cumplir 30 años. La decisión, según confiesa, le da vértigo. “A Guillem (su pareja) y a mi nos gusta mucho la vida que tenemos: estamos bien, tenemos libertad, autonomía, podemos viajar. Esto cambiaría, pero, ¿Y si no tengo hijos y después me arrepiento?” Cuenta que a la pareja le da vueltas a esta decisión que todavía no tienen clara y ambos están en el mismo punto.

No hay, por tanto, una única causa que determine la cada vez más menguante tasa de natalidad de nuestro país pero todas confluyen entre sí y dan como resultado unos datos de natalidad que van disminuyendo año tras año.

Según los datos del INE referentes a 2023 (todavía provisionales), el año pasado se produjeron 322.075 nacimientos en nuestro país. Es el quinto año consecutivo que se alcanza el récord más bajo y todo apunta a que no será el último. Nada que ver con los 655.829 nacimientos que se produjeron cuando Joana Esteban, la madre de Amanda, llegó al mundo en 1962.

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