No es ninguna novedad, que los niños a veces no quieran comer es algo que todo hemos presenciado. Y claro, para los padres es motivo de preocupación que sus hijos no coman lo necesario, especialmente en verano, ya que es una situación que suele acentuarse durante esta época del año.
“No quiero”, “eso no me gusta”, “no me apetece nada”… Son frases que nos suenan porque los peques las suelen repetir cuando no quieren comer. Muchas veces esa circunstancia la viven especialmente en los meses de calor. Pero… ¿Por qué puede ocurrir esto?
Posibles causas de inapetencia infantil
La inapetencia infantil se refiere a la falta de apetito que pueden sentir los niños en algún momento y que puede tener su origen en varias causas:
Para empezar, puede tratarse de una inapetencia por la que pasa la mayoría de los menores en torno a los 2 añitos. Esto sucede porque a partir de esa edad su crecimiento es más lento y eso significa que necesitan menos calorías y, por tanto, tienen menos apetito porque no necesitan alimentarse con tanta frecuencia. No obstante, se trata de algo transitorio.
Por otro lado, esa falta de apetito puede ser algo todavía más puntual porque puede que el niño en un momento concreto haya llenado más su estómago con refrescos, patatas, chuches… O porque ha picoteado entre horas y no siente hambre porque está lleno.
Asimismo, las ganas de comer podrían desaparecer por causa de alguna enfermedad, por cansancio o incluso por algún problema emocional que influya en su hambre (divorcio o separación de sus padres, cambio de colegio, mudanza, pérdida de un ser querido, entre otras…).
Así también, como decimos, puede que se trate de una inapetencia más pronunciada en los meses de verano. Esta ocurre porque a lo largo de esta época el cuerpo no necesita de tanta energía como en invierno, y como no tiene que ir regulando la temperatura corporal, se reduce la sensación de apetito. Por esta razón, no hay que alarmarse de más si en algún momento el niño no quiere comer.
Lo importante es observar al pequeño para descubrir lo que está produciendo que no tenga ganas de comer. De este modo sabremos si se trata de algo temporal o si es una complicación mayor. Por eso, si el pequeño está recibiendo una alimentación saludable y equilibrada de manera regular, no tendrá ningún problema con su salud si algún día no come, o si come menos cantidad durante un tiempo.
Consejos de alimentación en verano
Si tu hijo está pasando por esta situación en verano, considera estos consejos:
- Apuesta por hacer platos combinados. En lugar de varios platos que hagan que las comidas sean más copiosas, es preferible servir menos cantidad. Si después el niño continúa con hambre, siempre se le puede servir más.
- Puedes preparar batidos nutritivos con leche y las frutas que más le gusten a tu hijo. Seguro que le cuesta menos beber líquidos fresquitos.
- Opta por menús refrescantes y sanos. Seguramente tendrán más preferencia por comer comidas que les refresquen como gazpachos, salmorejos, cremas, ensaladas de pasta, gelatinas, macedonias, helados de fruta caseros…
- Evita que tu hijo consuma bollería, chucherías o alimentos no saludables para que no llene su estómago de esta manera. Y es que, si el peque come poco, es preferible que coma alimentos más sanos, estos no los debe sustituir.