Está claro que todos cometemos fallos y que sabemos de sobra que algunos errores educativos como la sobreprotección, regañarles en público o gritar demasiado, tienen consecuencias a corto y largo plazo en sus comportamientos, reacciones y personalidades.
Hay que recordar que los niños aprenden de nosotros, somos espejos en los que miran cómo reaccionamos ante diferentes situaciones de la vida para aprender cómo son las actitudes adecuadas que han de tener. Por eso debemos, principalmente, tener en cuenta los comportamientos más negativos para evitarlos y tratar de reaccionar con asertividad y paciencia, así ellos asumirán estas formas y las pondrán en práctica en su vida, a medida que vayan creciendo.
6 comportamientos que NO deberías tener con tu hijo
Estos comportamientos pueden llegar a generar ansiedad, rabia, problemas sociales y familiares de comunicación, autoestima baja y conflictos emocionales que afectarán la personalidad del niño en su infancia y en su edad adulta. Por eso es mejor que controlemos este tipo de actitudes y las tengamos en cuenta cuando son pequeños porque es cuando conforman su autoestima y personalidad.
1. Ignorar o minimizar los sentimientos de tu hijo
Cuando un niño manifiesta su tristeza, enfado o miedo no está siendo caprichoso, lo que siente es real y si te ríes de él o lo ignoras, si lo humillas (aunque no sea a propósito), estás minimizando sus sentimientos. Lo que los niños reciben cuando esto pasa es que está mal lo que sienten y que no debería ser así y, además, frenas tu amor hacia ellos y pierdes la oportunidad de reforzar el vínculo de amor incondicional con ellos.
2. Despreciar o menospreciar a su otro progenitor
No importa si seguís juntos o no: jamás se debe poner en entredicho ni menospreciar al otro padre. Cuando no manifiestas amor sino desprecio hacia tu pareja el niño no entiende qué es el amor o a qué debe parecerse. Si las faltas de respeto son constantes o amenazas permanentemente con el divorcio o separación, tu hijo desarrollará una actitud de alerta y ansiedad permanente además de entender el amor como sufrimiento y angustia.
Si no estáis juntos como pareja hay que evitar mantenerse crítico, distante o enfadado con tu ex porque estás haciendo ver a tu hijo que esa persona es la causa del divorcio y que, por tanto, te tiene que querer a ti más que a la otra persona y esto no es nunca positivo para su desarrollo, ya que él o ella os quiere a ambos por igual.
3. Entrometerte en sus relaciones sociales
Cuando nos metemos en todas sus decisiones y relaciones con amigos o profesores estamos retrasando su madurez. Si siempre intercedemos por ellos no les permitimos desarrollar habilidades y mecanismos que les permitan solucionar y resolver sus problemas por sí mismos, lo que genera inseguridad y baja autoestima por no hablar de que nunca aprenderá a manejarse por sí mismo: algo básico para todos los jóvenes y adultos.
4. Hacer o pretender hacer de tu hijo una prolongación de ti mismo
Si asocias lo que eres como padre o madre, y tus competencias, con lo que tu hijo es, su carácter, sus habilidades o sus amigos entenderán que los quieres por lo que consiguen y no por lo que son. Esto genera en ellos baja autoestima y acaban preocupados por agradar a todo el mundo, ya que entienden que no son válidos por su persona sino por si son lo suficientemente buenos o no.
5. Sobreprotegerlo
Hemos hablado muchas veces de las consecuencias negativas de la sobreprotección y cuáles son los errores más frecuentes de esta. Cuando los protegemos de todos los problemas o emociones negativas, cuando les evitamos todo el rato sus frustraciones o enfados, hacemos que el niño se sienta o bien que no es capaz de resolver nada lo que merma su autoestima o bien creamos pequeños dictadores narcisistas que piensan que tienen derecho a todo.
En ninguno de los dos casos los estamos preparando para su vida futura. Obviamente deberán enfrentarse a un montón de situaciones en las que tendrán que hacerse cargo de lo que sucede y solucionarla por sí mismos, por no hablar de que deberán asumir sus frustraciones y sobreponerse a las mismas para que estas no les arrastren a emociones de depresión y ansiedad al pensar que nunca obtendrán lo que creen que merecen.
6. Proyectar en él tus frustraciones o logros
Frases como “tú vas a ser pianista como yo siempre quise, aunque no pude” o “a ti se te dan bien los números como a mí”; hablar de sus gustos a otras personas con comentarios como “a Dani le gusta mucho el tenis como a su padre” o “los coches le apasionan como a mamá” impiden que el niño desarrolle sus propios gustos y personalidad, además siente que si no le gusta algo que a nosotros sí nos está defraudando. Cuando no debería ser así en absoluto.
Con este tipo de actitudes y también con las similares, aunque más veladas, los niños asumen que sus gustos y personalidades no son tan importantes, lo que merma su autoestima. Por otro lado, también les afecta en otros aspectos como la frustración y la comunicación porque ¿cómo decirle a alguien que algo que los apasiona a ti no te gusta? Los sometemos a situaciones de ansiedad y nerviosismo terribles. Por lo tanto, nunca debemos proyectar en nuestros hijos nuestras frustraciones o logros, son personas distintas a nosotros y es sano que se nos diferencien.