Especias es un término culinario que ha cogido fuerza desde que la globalización ha llegado a la cocina. Parece que no las teníamos en España, pero sí. Y muchas. Perejil, orégano, albahaca, hierbabuena… no solo son especias el curry, el jengibre molido o esas mezclas como el ras el hanout propias. Por eso, el concepto de especias es decisivo a la hora de valorar si los niños pueden tomarlas o no.
En la Guía práctica para padres de niños hasta 3 años, la AEP deja claro que “se debe evitar el uso de especias fuertes, siendo preferibles la condimentación suave y las salsas suaves no grasas (tomate, bechamel, etc.) que pueden ayudar a aceptar algunos alimentos (sobre todo verduras, pero también carnes, pescados o pasta)“. Este consejo incide justo en lo introducido en la entradilla de la pieza: no es lo mismo el tomillo que el curry, pero ambas son especias.
Por lo tanto, depende mucho del sentido común y del tipo de hierba o mezcla de estas que sea la que queréis introducir en la alimentación del niño. Antes de los 3 años, como ya has leído, la AEP recomienda evitar las fuertes y picantes, pero no pone problema en que se condimenten los platos con hierbas de sabores aromáticos menos intensos. Así lo explica también Jesús Garrido, la cara detrás de mipediatraonline.com: “La clave no es evitar la sal y las especias en la dieta del bebé. Es usarlas de forma razonable en la dieta de toda la familia. Y si se hace así, no hay comida de mejor calidad para tu hijo que la tuya”, indica.

De hecho, si se hace así, con sentido común en cuanto al tipo de especie y la cantidad utilizada, no hay problema en introducirlas antes del destete. Incluso es recomendable ya que las hierbas aromáticas son una alternativa más saludable que la sal para condimentar las recetas y añadir así más matices al sabor definitivo de los platos.
En este sentido, desde Magenis, empresa sevillana especializada en la distribución de especias, recomiendan introducir las más suaves primero de forma moderada, en la línea de lo expuesto por la AEP en la Guía práctica anteriormente mencionada, y cita los siguientes ejemplos: “laurel, albahaca, orégano y perejil”. En su opinión, experta desde el punto de vista culinario pero no médico -por eso siempre debe prevalecer la recomendación que el pediatra haga al respecto-, es a partir de los 3 o 4 años cuando pueden tolerar mejor los sabores más intentos de especies como el curry, ajenas a nuestra cultura culinaria en origen, pero también de otras que sí lo son como la pimienta o el ajo en polvo. Es más, sobre estas últimas advierte de que pueden causar indigestión si se consumen en cantidades altas, por lo que recomienda usarlas de forma muy moderada en recetas para toda la familia.
En definitiva, una vez más, la respuesta a la pregunta planteada no es definitiva. Hay una zona gris intermedia que es la correcta. Es esa en la que el sentido común y la moderación se imponen. Eso y la opinión del especialista médico, que estará encantado de responder a vuestras dudas acerca de las especies y la alimentación de los más pequeños.