Un verano sin pantallas. Hasta la universidad de Harvard lo recomienda. Llegan las vacaciones escolares y con ellas, un dilema que todo padre o madre conoce bien: ¿cómo llenar los días largos sin caer en el recurso fácil de las pantallas? La tentación es grande: los dispositivos electrónicos permiten que los niños y niñas estén entretenidos, y tranquilos, hasta el punto —seamos honestos— de que nos dan a los adultos un respiro. Pero la ciencia ya ha demostrado sobradamente que el abuso de las pantallas tiene un coste que se traduce en posibles consecuencias negativas en el desarrollo y la salud infantil.
Por ello, los pediatras advierten siempre que tienen ocasión de la importancia de gestionar la relación de los niños y niñas con las pantallas desde edades tempranas, especialmente en épocas críticas como las vacaciones escolares, donde los peques suelen disponer de más tiempo libre.
Según cifras de la Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescente, los niños entre 8 y 12 años ya pasan entre cuatro y seis horas diarias frente a pantallas, mientras que los adolescentes superan las nueve. Y en España los datos no son mucho mejores y es pero entre quienes tienen menos recursos: pasan hasta 16 días más al año de media ante las pantallas.
Y en períodos sin una rutina tan marcada, como los fines de semana o las vacaciones de verano, ese tiempo puede escalar con rapidez.

Alternativas a las pantallas en verano recomendadas por Harvard
La Dra. Claire McCarthy, pediatra en el Hospital Infantil de Boston y profesora asistente de Pediatría en la Universidad de Harvard, es una de las pediatras que advierte del riesgo que tiene permitir un verano lleno de pantallas.
La especialista propone un enfoque más consciente para estas vacaciones: planificar con anticipación actividades "de baja tecnología" que estimulen la creatividad, el movimiento y la conexión familiar. No se trata de demonizar las pantallas, sino de ofrecer alternativas que enriquezcan.
La propia doctora propone alternativas sencillas, más allá de aprovechas piscinas y la playa si se tiene la oportunidad, de fomentar en verano para reducir el tiempo de pantallas en los niños y niñas.
Fuera de casa, fuera de pantalla
Una de las primeras recomendaciones es tan sencilla como efectiva: salir. Salir al parque, a caminar por el barrio, al jardín si se tiene, o incluso hacer una búsqueda del tesoro en la cuadra. A la playa o piscina cuando se pueda, por supuesto.
La idea es mover el cuerpo, explorar, jugar. El aire libre, además de ser saludable, es una fuente inagotable de juego espontáneo.
Las bibliotecas
Otra opción poderosa y muchas veces olvidada es la biblioteca. No solo por los libros, sino por todo lo que conlleva: salir, explorar, pausar el tiempo, leer con atención y calma, comprobar cómo es de primera mano un espacio cultural de intercambio de este tipo, etcétera.
Y no te olvides de una ventaja de las bibliotecas en verano: tienen aire acondicionado.

El hogar como escenario de aventuras
Convertir la casa en un lugar de exploración también es parte de la propuesta. Una idea es armar un fuerte con sábanas y mantas en el living, o incluso una tienda de campaña donde se pueda dormir durante varias noches. Otra es construir una ciudad entera en el suelo con bloques, cajas, muñecos, y dejarla crecer durante todas las vacaciones. Lo importante no es el qué, sino el proceso.
En este sentido, el arte es otro gran aliado veraniego si tenes niños en casa. Un paseo por una tienda de manualidades puede surtirnos de cartulinas, témperas, pegamento y papel para crear cómics, murales o cuentos ilustrados. Si alguien en casa sabe coser o tejer, se puede enseñar a los niños o iniciar un proyecto juntos. Aquí tienes más de 100 manualidades para hacer en casa.
Y para sumar y mejorar más si cabe el ambiente creativo en el hogar, no te olvides de la música. Escuchada, nada de verla en las pantallas, por descontado.
Lecturas compartidas y juegos de mesa
Las lecturas compartidas también son un clásico que vale rescatar según la doctora McCarthy. Leer en voz alta —con voces distintas para los personajes, risas y pausas dramáticas— transforma la rutina en un momento de conexión familiar. Lo mismo con los títeres caseros, que pueden ser desde calcetines hasta muñecos usados como actores en improvisadas obras de teatro.
Y no olvidemos los juegos de mesa. Algunos clásicos como el Uno, el Scrabble o el Monopoly siguen teniendo un poder increíble para reunir a la familia en torno a la mesa y desconectar de lo digital.
Cocinar más
Cocinar en familia es otro plan que se puede fomentar más en verano. Ya sea en clave dulce, horneando o haciendo helados y batidos de vez en cuando o, mejor aún, convirtiendo esta actividad en un hábito saludable pidiéndoles que te ayuden a preparar las comidas de la semana.

Jugar como forma de crecer
En definitiva, como la de otras tantas voces expertas que advierten del riesgo derivado del abuso de las pantallas, la propuesta de la pediatra y profesora de la universidad de Harvard es una invitación seria a repensar el tiempo libre de los hijos e hijas.
Muchas de estas actividades pueden iniciarse con acompañamiento adulto, pero después los chicos las continúan solos, desarrollando autonomía, imaginación y concentración. Es justamente eso lo que más necesitan. Y será lo que más recordarán.
Si hasta Harvard lo recomienda, tal vez sea hora este verano de apagar la pantalla... y encender la infancia.
Referencias
- McCarthy, Claire. A low-tech school vacation: Keeping kids busy and happy without screens. Harvard Health Publising. Enero, 2025.