De repente, a partir de los cuatro o cinco años, los niños y niñas empiezan a tener una vida social que ni algunos ‘royals’ y celebrities. Hay que llevar a mano siempre la agenda del pequeño para ver si puede ir a este cumple, a esta otra actividad y para ver si puede quedarse toda la tarde en el parque con sus amigos y amigas.
Esto, por lo menos hasta que sea adolescente, tiene una consecuencia insalvable: la vida social se extiende a los padres de la criatura, que pasan a tener una nueva grupo de “amigos del alma”, los demás padres.
Es que no queda otra. Incluso si prefieres quedarte un día apartado por el motivo que sea, leyendo un libro o trabajando en el teléfono móvil, por citar dos ejemplos, te va a resultar imposible conseguirlo si estás rodeado de padres y madres de los amigos y amigas de tus peques.
Además, al fin y al cabo, tiene pinta de que pasarán juntos muchos años, que compartirán tardes y noches, que se irán a dormir a casa de ellos y ellas y vendrán a la tuya. No puede ser que se alargue esa situación —es normal que pase porque pilla de sopetón—, en la que tu hijo te dice que va a casa de María o Javier y resulta que no sabes ni cómo se llaman sus padres ni dónde viven.
Por ello, es recomendable —no obligatorio, porque cada cual hace lo que quiere— que sepamos un mínimo de información personal de los padres de los amigos y amigas de nuestros peques. Y esta se consigue relacionándonos, preguntando y escuchando.
En mi opinión personal, y ahora hablo en primera persona, como padre que va acumulando cierta experiencia en la materia, estas son las cinco cosas esenciales que conviene saber de los papás y mamás con cuyos hijos e hijas más se relacionan con ellos tuyos.
Nombre
Se pasa mal cuando empiezas a relacionarte con los demás padres y madres, compartes experiencias personales y vas estrechando poco a poco un vínculo y no sabes sus nombres. De repente, le has contado que te ha ocurrido esto grave en el trabajo, y no sabes cómo dirigirte a él ni para preguntarle “qué tal está” seguido de su nombre.
Es un poco lioso al principio, de ahí que tampoco sea mala idea hacerse una lista hasta enterarse bien de los nombres más importantes. Haz un esfuerzo, que luego lo agradecerás porque la relación fluirá mucho mejor.

Dónde viven
No se trata de hacer una auditoría o de tener una lista de direcciones con código postal incluido, pero sí de mostrar cierto interés para seguir fortaleciendo el vínculo y, sobre todo, saber dónde estará tu hijo o hija si un día es invitado a dicha casa. Basta con preguntar y escuchar para ir recopilando esta información, que luego es valiosa.
Profesión
No es imprescindible, es verdad, pero da mucho juego saberlo porque luego es una forma de poder ampliar y enriquecer las conversaciones personales… Y también, por qué no decirlo, es una manera de tener contactos cercanos para según qué cosas. Hoy por ti y mañana por mí.
Teléfono
Este dato es el más fácil de obtener de todos. Solo tienes que jugar a ser investigador profesional y echar un rato en el grupo de WhatsApp de padres de clase porque ahí, por las fotos y lo que dicen, sacaréis toda la información sin necesidad de preguntar. No es obligatorio tener fichados los teléfonos, pero sí muy útil. Puede, por ejemplo, que un día necesitéis, por ejemplo, que recojan a vuestro hijo o hija del cole porque no lleguéis a tiempo.
Información personal básica
No hablo tanto de hobbies, que también, porque os ayudará a enganchar y tener temas de conversación hasta que luego todo fluya con naturalidad. Tampoco de la forma en la que educan, que es otro aspecto importante que podéis hacer por conocer, especialmente si empiezan a quedarse vuestros peques en casas de amigos y amigas. Lo más importante en este punto, en mi opinión, es que sepáis las circunstancias familiares para no meter la pata.
Esto es, si es una familia monoparental, si están separados los padres de los amigos de tus hijos e hijas, o si hay algún otro aspecto personal reseñable en el que podáis equivocaros si no manejáis la información al completo.