Niños dominantes con sus amigos, ¿qué podemos hacer?

El papel de los papás es siempre el pilar fundamental a la hora de intentar revertir un comportamiento inapropiado o negativo de un pequeño, por lo que es necesario que corrijan aquello que pueda influir en sus hijos y no estén haciendo bien en el ámbito familiar
Amigos

No todo vale. Pero de igual forma que no vale a la hora de comportarse en sociedad o de estar en casa en familia, no todo vale tampoco en la educación de los niños. Ellos se comportarán en base a lo que ven en casa, su gran influencia hasta que en la adolescencia encuentren en sus grupo de amigos otro círculo de pertenencia, ajeno al familiar, en el que desarrollar su deseada autonomía. Por eso, si no te gusta que tu hijo se comporte de forma dominante con tus amigos -no debería gustarte bajo ningún concepto porque no es algo positivo-, hay que empezar por dar ejemplo en casa.

Una de las cosas más difíciles de conseguir a la hora de educar es la de encontrar el equilibrio entre autoridad y autonomía. Es decir, encontrar el punto medio entre dejar que los pequeños de la casa se comporten sin unos límites bien marcados y el de ejercer un poder jerárquico sobre ellos que sea desmedido. Este es un reto tremendo para los padres, que deben evitar a toda costa ser mandones o controladores sin justificación o argumentación, pero en buena parte depende de que lo consigan cómo se comportará su hijo en sociedad, tanto cuando se quede con otros familiares como cuando esté con sus amigos.

La comunicación fluida entre padres e hijos es fundamental

Es fundamental en este sentido la comunicación fluida entre padres e hijos. A los peques no solo hay que hablarles, también escucharles de forma activa. Esta es la mejor forma de ayudarles a expresar sus sentimientos de manera natural, sin que tengan que recurrir a comportamientos negativos como forma de comunicación porque no son capaces de expresarlo con palabras. Ser dominante a veces es un síntoma precisamente de incapacidad para comunicarse, de demandar atención aunque sea por una vía equivocada, de ser infeliz en definitiva.

Por supuesto, además de potenciar la comunicación fluida de forma bidireccional, hay que insistir en la importancia que tendrá a lo largo de toda su vida respetar las opiniones de los demás y legitimarlas antes de rebatirlas mediante el diálogo amable y respetuoso, que nada tiene que ver con la exigencia. La asertividad no es algo que los peques entiendan a la primera, tampoco a la segunda muchas veces, por lo que estamos hablando de una carrera de fondo, de algo que se les debe inculcar en pequeñas dosis, especialmente cuando se presente una situación en su vida a la que puedan aplicar la teoría.

El ejemplo como aprendizaje

Evitar el comportamiento agresivo en la educación de los niños, no solo física, también verbal, es la mejor herramienta para evitar que ellos imiten dicho comportamiento en sociedad, cuando estén con otros niños. No es algo nuevo esto que te estamos diciendo: si quieres que tome fruta, come tú fruta; si quieres que no ande descalzo por casa, no andes tú descalzo por casa. Nada más efectivo para un niño que el ejemplo de sus padres.

Aprender a perder

También es un consejo muy interesante no dejarles ganar en todo y que no se salga siempre con la suya. Si le ocurre en el ámbito familiar, entenderá que eso es lo habitual en cualquier contexto de la vida, y tratará por todos los medios de que así sea cuando esté con otros niños. Enseñarle que no siempre puede salirse con la suya no siempre es fácil de palabra, pero hay situaciones rutinarias en las que se presenta la oportunidad de demostrárselo. Apróvechalas.

Reforzar su autoestima

Y, por último, dentro de las pautas de comportamiento que se pueden modificar para ayudar a que un niño no sea dominante con sus amigos, también está la de reforzar por parte de los padres el comportamiento adecuado. No hablamos de darle un premio por ser educado o respetuoso con un amigo, pero sí de felicitarle por haberse comportado de la manera correcta. Esto reforzará su autoestima y le hará entender al mismo tiempo que hay otras formas, mucho más adecuadas, de relacionarse con sus iguales.

Recomendamos en