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Episiotomía abierta: ¿qué hacer y cómo evitarlo?

Aunque las episiotomías no son tan comunes como antes (porque ya no se realizan de forma rutinaria), algunas situaciones sí pueden requerir llevarla a cabo. A pesar de que en la mayoría de las ocasiones la herida cicatriza bien, puede acabar abriéndose. Prevenirlo es muy útil para evitar complicaciones innecesarias.

Una episiotomía consiste en un corte quirúrgico que el médico realizar en el perineo (área muscular situada entre la vagina y el ano), con el fin de agrandar la salida del bebé en el momento del parto. No debe confundirse con un desgarro natural, puesto que la episiotomía es llevada a cabo conscientemente por parte del médico, convirtiéndose así en una cirugía -menor-.

Es decir, se realiza con el fin de agrandar el canal del parto en el momento en el que el bebé va a nacer. Por este motivo, al tratarse de una cirugía menor, es común que surjan complicaciones más o menos habituales, y suelen ser las mismas que surgen ante la presencia de una incisión profunda, pero agravado por la zona donde se realiza, ya que el periné de la mamá es considerado como una zona sumamente sensible.

¿Por qué se hace una episiotomía?

Durante décadas, los especialistas llevaban a cabo episiotomías rutinarias como parte del parto, cortando el tejido situado entre la abertura vaginal y el ano, con el fin de proporcionar más espacio al bebé que iba a nacer.

Así, los doctores solían hacerlo porque creían que cortar proactivamente a las mujeres que se encontraban de parto les evitaba sentir mayor dolor, proporciándoles una “ayuda” para que el parto fuera mucho más sencillo y rápido. Y, al ejercer cierto nivel de control sobre el desgarro (en especial porque no se producía naturalmente), también creían que estaba ofreciendo una mejor oportunidad al piso pélvico para recuperarse por completo.

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Causas de la episiotomía

Es decir, en el pasado, las episiotomías se llevaban a cabo para evitar el desarrollo espontáneo o natural del perineo, así como para reducir el riesgo de traumatismo en el parto (como, por ejemplo, cuando la cabeza del bebé es empujado durante mucho tiempo contra el perineo).

No obstante, aunque, como veremos, la episiotomía sí puede tener un propósito importante y esencial en algunos casos, los médicos finalmente se dieron cuenta de que no había evidencia real que sugiriera que, esta cirugía menor, ayudase verdaderamente en la mayoría de los partos.

De hecho, se sabe que las mujeres que se desgarran espontáneamente, en comparación con las que tienen una episiotomía, se recuperan más o menos en el mismo tiempo, pero con menos dolor. Además, suelen experimentar menos complicaciones, incluyendo infección, pérdida de sangre o incontinencia fecal y/o urinaria.

Principales complicaciones de una episiotomía: qué hacer cuando se abre

La mayoría de las mujeres suelen recuperarse muy bien después de la realización de una episiotomía, y su posterior reparación. De hecho, se calcula que alrededor de 8 de cada 10 mujeres no presentan síntomas un año después del nacimiento del bebé.

Sin embargo, entre las complicaciones que pueden surgir podemos mencionar sangrados, edema (o acumulación de líquido), hematomas, infecciones como consecuencia de una higiene deficiente, o bien la presencia de una cicatrización mucho más dolorosa y molesta.

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Complicaciones de la episiotomía

Mientras que el dolor perineal suele ser más fuerte en aquellas mujeres que han dado a luz a través de una episiotomía (en lugar, incluso, de un desgarre natural o espontáneo), la apertura de la episiotomía también se convierte en otra de las complicaciones más comunes o habituales.

Cuando se realiza la episiotomía, es común que el médico la suture con bastante rapidez, generalmente en la primera hora después del nacimiento del bebé. Y es que, como ocurre con la mayoría de cirugías o lesiones, la apertura de la herida suele ser una de las complicaciones -y problemas- más temidos y comunes. Puede ocurrir, por ejemplo, cuando la herida no se cicatriza bien, y acaba por “romperse” o abrirse.

Cuando esto ocurre, lo más recomendable es acudir rápidamente al médico, ya que será necesario practicar una nueva reparación.

¿Qué hacer para evitar que la episiotomía se abra?

Mientras la mamá permanece en el hospital, es común que una enfermera (o el propio médico) revise el perineo al menos una vez al día, para asegurarse de que no existe inflamación o cualquier otro síntoma que alerte acerca de la presencia de alguna infección.

También es común que se le proporcionen instrucciones sobre la importancia de la higiene perineal posparto, lo que será de enorme utilidad a al hora de prevenir la infección.

Es conveniente evitar los ejercicios físicos intensos las primeras semanas después del parto, en particular durante los primeros días. De hecho, es bastante probable que te sientas cansada y dolorida, por lo que lo común es que o te apetezca hacer ningún tipo de ejercicio físico vigoroso. Aún así, es conveniente intentar no moverse bruscamente, por ejemplo al bajarse de la cama, y sí hacerlo siempre con cuidado.

Los ejercicios suaves, como por ejemplo los ejercicios del piso pélvico pueden ser útiles, dado que ayudarán a que la sangre fluya hacia el área, lo que será muy adecuado para ayudar a que todo sane más rápido.

Si la zona de puntos molesta, es posible que el médico prescriba la administración de algún medicamento, como por ejemplo paracetamol (analgésico) o ibuprofeno (antiinflamatorio). Por otro lado, la aplicación de hielo puede ayudar positivamente a la hora de disminuir la inflamación. Aunque siempre será aconsejable consultar al médico.

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