Después del parto la mujer empieza a notar cambios en su cuerpo y pequeñas molestias a las que no está habituada. Son temporales y la mayoría de ellas desaparecen por sí solas al final de la cuarentena. Pero hasta entonces, se pueden tomar algunas medidas para evitarlas o, al menos, mejorarlas durante el posparto.
Loquios
Son secreciones hemorrágicas que se producen tras el parto, cada vez que el útero se contrae, y tienen por finalidad expulsar restos de la cavidad uterina.
Su duración es muy variable (entre 2 semanas y un mes), aunque a partir del 7-8 día, cuando las contracciones uterinas han disminuido considerablemente, la cantidad de loquios también es menor y su color más blanco.
Los puntos de la episotomía

A veces, para facilitar la salida del bebé durante el período expulsivo, se realiza un pequeño corte en el periné de la mujer, con el fin de evitar un desgarro vaginal. Solo se hace cuando la matrona que asiste al parto lo considera necesario. Los puntos con los que se cose la incisión son un poco molestos.
Normalmente se caen solos a partir del séptimo-octavo día. Después de abandonar el hospital es aconsejable acudir a la matrona que llevó la preparación al parto, para que vigile la episiotomía y compruebe que los puntos están bien.
Entuertos
Después de dar a luz, el útero se contrae para recuperar su tamaño habitual y estas contracciones pueden provocar molestias similares a las de la menstruación. En el primer parto son bastante suaves y poco frecuentes y, van aumentando de frecuencia e intensidad, cuantos más hijos se tengan, ya que el útero está más dado de sí y tarda más tiempo en recuperar su tono original.

Los entuertos suelen durar unos 3-4 días, aunque pueden llegar a la semana. Depende de la mujer.
Escapes de orina
Los músculos del suelo pélvico, encargados de sujetar los órganos urinarios, se resienten con los esfuerzos efectuados en el expulsivo del parto.
La incontinencia urinaria puede durar unos 15 días o no remitir del todo, si no toman medidas para fortalecer los músculos pélvicos.
Estreñimiento
El parto en sí no provoca estreñimiento. Pero si es habitual que, tras el parto la mujer tenga miedo de acudir al baño por temor a que con los esfuerzos se suelten los puntos de la episiotomía, algo que es casi totalmente improbable. Otra de las razones, puede estar en la vida sedentaria que se lleva en el hospital (se pasa más tiempo sentada o acostada) o por una alimentación poco adecuada.
Hemorroides
Son desarreglos circulatorios que pueden producirse durante el período expulsivo a causa de los esfuerzos realizados. Este trastorno se acrecienta si la madre ya las ha sufrido durante el embarazo.
Suelen remitir a los pocos días de dar a luz.
Pechos doloridos
El inicio de la lactancia no siempre es fácil. Es algo nuevo, la madre está agotada por el esfuerzo del parto, el bebé es muy chiquitito.
Si el bebé no mama lo suficiente o coge mal el pecho porque está mal colocado, pueden producirse retenciones de leche (pechos inflamados) o aparecer grietas en los pezones que dificultan más la lactancia.