Por qué el trabajo en el laboratorio es el punto más importante de la Fecundación in vitro o FIV

Un ginecólogo del Hospital de la Paz de Madrid nos ayuda a comprender este proceso en profundidad 
Trabajo en el laboratorio

Para la fecundación in vitro hacen falta tres cosas: espermatozoides, ovocitos y un útero donde poner el embrión o los embriones. Así define Juan Antonio García Velasco, ginecólogo en el Hospital de la Paz de Madrid y especializado en Medicina de la Reproducción en la Universidad de Yale, este procedimiento que, a su juicio, se ha simplificado tremendamente en los últimos años, "permitiéndonos hace un tratamiento -o un ciclo, como lo llamamos- de FIV en dos semanas".

EL TRABAJO EN EL LABORATORIO

El experto expone en su libro Quiero ser madre que en el trabajo en el laboratorio está la clave del éxito. "Cuanto mejor sea el laboratorio, sus equipos, sus instalaciones, sus medios y sus profesionales, mejor serán los resultados", asegura.

"Desde el momento que damos al laboratorio los óvulos en la punción hasta que, a los dos, tres o cinco días, los embriólogos nos devuelven los embriones para transferirlos, lo que ocurre allí es crucial y va a determinar la culminación del procedimiento. Es decir, a mejor laboratorio en el centro, más embarazos, así de sencillo", expone García Velasco.

El ginecólogo explica que los ovocitos, desde que salen de los ovarios, "son muy sensibles a los cambios de temperatura, por lo que es fundamental en todo momento trabajar con superficies calefactadas: de hecho, para evitar este daño térmico, todas las mesas y materiales que empleamos en el quirófano y en el laboratorio están a 37ºC".

Además, indica que el día de la extracción "hay que pedirle al varón una muestra de semen: si tarda menos de media hora en venir al centro puede traerla de casa, o puede recogerla en el centro en las horas que estará con su pareja en la clínica, o si le crea cierta angustia el hecho de recoger la muestra bajo presión, puede congelar una muestra de forma profiláctica, por si acaso". 

Artificial insemination or in vitro fertilization. 3D illustration - iStockphoto

Según informa en Quiero ser madre en el laboratorio se trabaja en semipenumbra, "porque tampoco la luz intensa es buena para el embrión (de hecho, este, si se forma dentro del cuerpo humano, nunca ve la luz y siempre estará a 37ºC. Por esto hay que tratar de mantener esas mismas condiciones)". 

Y concluye que hay dos técnicas con las que vamos a intentar la fecundación o unión del óvulo con los espermatozoides: FIV (fecundación in vitro) o ICSI o microinyección espermática.

FIV o fecundación in vitro:

Según indica, en este método "se ponen de cincuenta mil a cien mil espermatozoides por ovocito, y el más hábil o más capaz entrará en el óvulo y lo fecundará. Una vez fecundado, el ovocito pondrá en marcha un mecanismo que impida que entren más espermatozoides". 

ICSI o microinyección espermática

El experto asevera que esta es una técnica "muy útil cuando existen muy pocos espermatozoides en el eyaculado, o cuando no hay y tenemos que ir a buscarlos en el testículo con una biopsia. Consiste en inyectar un único espermatozoide a cada ovocito". Y concluye advirtiendo que existe una técnica más reciente, "el IMSI, que sería un ICSI a gran aumento. Si en ICSI trabajamos con cuatrocientos aumentos en el microscopio, con el IMSI lo hacemos a dieciséis mil. Es un procedimiento laborioso, pero nos permite seleccionar con muchísimo más detalle el espermatozoide que vamos a microinyectar". 

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