El inhalador forma parte de numerosos tratamientos de problemas de índole respiratoria; el más común, el de las crisis asmáticas, pero también para combatir la bronquitis y el broncoespasmo, entre otros tratamientos. Existen distintos tipos, pero los más utilizados, y compatibles además con la edad infantil, son los inhaladores de tipo MDI o inhaladores de dosis medida, esos que todos tenemos en mente cuando pensamos en un inhalador.
Son muchas las dudas que pueden surgir sobre su uso: lo estamos haciendo bien, por qué siento una sensación similar a las taquicardias, la afonía puede ser debido a usarlo o me debo lavar la boca después de inhalar entre ellas, etcétera. Pero una de las más habituales y elementales es saber si se ha acabado la cara o todavía queda cuando parece evidente al comerlo que no le queda mucha.
No existe tal duda cuando el inhalador tiene contador, que suele ser una ventanita que indica cuántas dosis quedan (suelen contener unas 200), pero esto no ocurre con esos dispositivos de cartucho presurizado que todos tenemos en mente cuando pensamos en un inhalador. ¿Que se puede hacer si este es el que usa tu hijo o hija (o los adultos de la casa? Muy fácil. Existe un truco casero que, excepcionalmente, no lo recomiendan las abuelas, sino los propios médicos e instituciones médicas. Te lo contamos a continuación.
¿En qué consiste el método?
Saber si un inhalador tiene cara o no es tan sencillo como “extraer el cartucho de la carcasa de plástico e introducirlo en un vaso de agua”, explican desde Quirón Salud. Una vez lo hayáis pueden ocurrir dos cosas, y en función de cuál sea la que pase obtendréis la respuesta a vuestra duda. “Si está lleno, el cartucho baja al fondo y si flota en horizontal está vacío”, afirman desde la compañía especializada en salud.
Suena tan sencillo y casero que genera dudas, pero solo tenéis que probarlo en casa para ver que la eficacia del truco es altísima. Es más, algunos médicos que divulgan en las redes también lo han mostrado con imágenes en sus respectivos canales de redes sociales. Es el caso de Dos pediatras en casa, los doctores Elena Blanco y Gonzalo Oñoro, que hace ya algún tiempo publicaron la evidencia visual de que el recurso funciona.
Explican los dos pediatras que “Si tenéis dudas de si vuestro dispositivo se está agotando, podéis probar a sumergirlo en agua. Si sale completamente a flote es porque está vacío y dentro solo queda aire, por lo que habría que cambiarlo. Si por el contrario se hunde (entero o la punta) es que todavía queda medicación”. El matiz entre que se hunda entero o se quede vertical, ligeramente hundido, es que esto último significa que le queda aproximadamente la mitad de la cara.