Nuevos avances en la diabetes infantil: mejores diagnósticos y tratamientos 

Las bombas de infusión de insulina y los sistemas de monitorización continua han mejorado la calidad de vida del paciente. También, hay dispositivos en investigación para administrar el tratamiento sin pinchazos.
Un niño corre feliz
Un niño corre feliz (RG)

La diabetes infantil es una enfermedad desconocida. Pero si a tu hijo de dos años se la han diagnosticado el mundo se te puede caer encima. No te preocupes porque se trata de una patología que cuenta con un tratamiento eficaz y, con buenos cuidados y control, tu hijo podrá hacer una vida totalmente normal.

Los doctores Miguel Molina Gutiérrez, responsable de endocrinología pediátrica del Hospital Vithas Madrid Aravaca, y Lourdes Travieso, pediatra endocrina de Vithas Las Palmas, te ayudan a comprender por qué se produce y cómo puedes ayudar a tu hijo a que no se sienta distinto.

¿Tiene diabetes?

La diabetes es la enfermedad derivada de la ausencia de insulina, que es una hormona que se fabrica en nuestro páncreas y que sirve para regular los niveles de glucosa de nuestra sangre.

Cuando no tenemos insulina, los niveles de glucosa de nuestra sangre aumentan por encima de los límites normales y esto tiene como consecuencia la aparición de una serie de síntomas que son característicos de la enfermedad: sed excesiva (polidipsia), que el niño orine con demasiada frecuencia (poliuria), que moje la cama por la noche (nicturia), que presente una pérdida repentina de peso, aun comiendo normal o incluso más de lo habitual, hambre constante (polifagia) y debilidad física y cansancio.

Niños corriendo a toda velocidad
Niños corriendo a toda velocidad (RG)

¿Cuál es la causa?

La enfermedad se manifiesta en sujetos que tienen una predisposición genética a padecerla. Ahora bien, no todas estas personas necesariamente llegarán a sufrir la enfermedad, ya que a día de hoy se desconoce la causa última que produce la enfermedad.

Por otro lado, la diabetes pertenece al grupo de las llamadas enfermedades autoinmunes. Se trata de un conjunto de trastornos producidos por una alteración de nuestro sistema de defensa. Los pacientes que padecen este tipo de problemas pueden tener más riesgo de desarrollar otros problemas similares.

Ocurre lo mismo en el caso de la diabetes gestacional.

¿Va a necesitar siempre tratamiento?

El tratamiento se sostiene en tres pilares. En primer lugar, la administración de insulina, que será absolutamente imprescindible para volver a normalizar los niveles de glucosa de nuestra sangre.

En segundo lugar, el niño diabético deberá controlar su alimentación. Estos niños deberán regular la cantidad de alimentos ricos en azúcares que han de ingerir.

Y, por último, será muy importante que el paciente diabético adopte unos hábitos de vida saludables, especialmente en lo relativo a la práctica de ejercicio físico. De ahí que sea importante eliminar el azúcar de la dieta de los bebés.

Primer plano de un niño mirando al cielo
Primer plano de un niño mirando al cielo (RG)

¿Qué avances ha habido?

Actualmente, el tratamiento de la diabetes está en constante evolución en la búsqueda de nuevos avances que ayuden al paciente tanto al control de su enfermedad como en la mejora de su calidad de vida.

En este sentido, la implantación de los sistemas de administración de insulina a través de bombas de infusión y los sistemas de monitorización continua de los niveles de glucosa han supuesto una verdadera revolución en el manejo de la enfermedad.

También se investiga en nuevas formas de administración. Y es que uno de los inconvenientes principales en relación al tratamiento de la diabetes es la forma de aplicación de la insulina, ya que deberá ser administrada mediante inyecciones subcutáneas, con todas las connotaciones negativas que representan las agujas para los niños.

Ahora bien, en este sentido los niños son un ejemplo de adaptación y la inmensa mayoría de pacientes infantiles tolera sin problemas los pormenores del tratamiento.

¿Cómo será la vida de mi hijo?

Cuando una familia recibe por primera vez el diagnóstico de diabetes mellitus, la enfermedad supone un antes y un después, no solo en la vida del niño; sino también en la de sus padres. Desde ese momento debe administrarse insulina -normalmente pinchada- una media de cinco veces al día y de forma regular en el dedo para controlar los valores de glucemia.

Además, todos los hidratos de carbono que recibe en las comidas deberán ser contabilizados por sus padres, que se encargarán de pesar el arroz, el pan, la pasta o la fruta. Si bien, estos cambios requieren un aprendizaje para el paciente y su familia, los médicos solemos recalcar que se debe vivir “con” la diabetes, no vivir “para” ella.

El niño con diabetes podrá plantearse las mismas metas que los demás niños de su edad: estudiar lo que se proponga, practicar el deporte que más le guste o viajar. Además, cada vez contamos con más herramientas que nos facilitan el control de la enfermedad, como las bombas de insulina o los dispositivos que permiten medir la glucosa del niño y recibir el resultado en el móvil de los padres, etc.

Un grupo de niñas al aire libre
Un grupo de niñas al aire libre (RG)

Manejar bien las subidas y bajadas

Tanto los padres como los cuidadores habituales del niño, incluyendo los profesores del colegio, deben conocer los síntomas de una bajada de azúcar (hipoglucemia) para tratarla a tiempo.

Es aconsejable que lleven consigo bebidas o alimentos que les ayuden a remontar rápidamente los niveles de azúcar (zumos, azucarillos…) y saber qué cantidad tomar para que no sobrecorrijan y tengan una subida de rebote.

En el caso extremo, afortunadamente nada habitual, de que el niño pierda el conocimiento a causa de una hipoglucemia, un adulto debe pincharle una medicación llamada glucagón, que deben tener tanto en el cole como en casa.

En el caso de una subida de azúcar (hiperglucemia) puede deberse a muchos factores (el niño ha comido más hidratos de carbono de la cuenta o se le ha olvidado pincharse la insulina, incluso está nervioso por un examen). Muchas veces se resuelve haciendo ejercicio, aunque también puede ser necesario pinchar una dosis extra de insulina.

Cómo ayudarle a que no se sienta distinto

Cada niño y cada edad requiere un enfoque diferente. No es lo mismo debutar con diabetes a los 2 años que a los 14. Para los más pequeños, se pueden proponer actividades en clase en las que se explique en qué consiste la diabetes, igual que se debería hablar sobre Asperger, TDAH, síndrome de Down…

También les ayuda mucho acudir a campamentos de verano y otras actividades para niños diabéticos, en los que descubren que hay más pequeños con esta enfermedad y se apoyan mucho entre sí.

Los adolescentes suponen un reto mayor. Es una edad complicada en la que comienzan a desarrollar mayor autonomía, buscan aceptación por parte de sus iguales… Esto puede llevar a que decidan saltarse una dosis de insulina por vergüenza a pincharse delante de sus amigos o que coman azúcares en exceso para no sentirse diferentes al grupo… La aceptación de la enfermedad es más una carrera de fondo, en la que médicos y padres “negociamos” hasta cierto punto con el adolescente.

Además, puede ser necesaria la ayuda profesional por parte de un psicólogo.

Un niño, con la mirada perdida
Un niño, con la mirada perdida (RG)

¿Cómo lograr que no se frustre por comer ‘diferente’?

Desde el primer día, nos esforzamos en explicar la enfermedad al niño, de acuerdo a su edad y madurez. Si comprende qué le ocurre, es más fácil que entienda por qué debe seguir las pautas de alimentación y ejercicio.

Además, la alimentación del niño con diabetes es una dieta saludable que puede aplicarse al resto de la familia: no tiene por qué haber diferencia entre la comida que se le sirve a él/ella y a sus hermanos o padres.

También en ocasiones especiales como cumpleaños o la Navidad, podemos modificar un poco la pauta de insulina para que el niño pueda disfrutar de un pedazo de pastel, por ejemplo.

Asimismo, el ejercicio es un pilar importantísimo en el tratamiento de la diabetes. La clave es encontrar algún tipo de actividad que respete los gustos del niño y se adapte a sus necesidades, para que no suponga una obligación, sino una forma de diversión.

Luchar contra la obesidad infantil

Por último, no hay que olvidar que es importante luchar contra el sobrepeso y la obesidad en los niños, que pueden propiciar la aparición de enfermedades de adultos como la diabetes tipo 2, además de hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares.

En este sentido, la doctora Ruth Capitán, pediatra del Hospital Quirónsalud Córdoba, ha advertido de que se estima que el peso de cada paciente se ha podido incrementar entre 2 y 4 kilos de media en los niños que partían de una situación de sobrepeso durante esta pandemia. La prolongada estancia en los hogares, comer por aburrimiento y la falta de ejercicio han sido los causantes de este incremento. Por ello, los expertos recuerdan que hay que comprometerse “a mejorar el estado nutricional de los niños, ayudando y apoyando a los pequeños y a sus familias a revertir esta situación”.

Así, el principal objetivo debe ser promover la alimentación de calidad y hábitos de vida saludables, planificando la dieta de manera que sea nutritiva, divertida y saludable y combinarla con actividad física y ocio activo “evitando tantas horas delante de dispositivos electrónicos”, señala la doctora Ruth Capitán.

No en vano, los estudios demuestran que el uso de las pantallas es un motivo del "inaceptable" índice de obesidad infantil en España.

Aún hay aspectos para mejorar

Lourdes Travieso, pediatra especialista en endocrinología de Vithas Las Palmas, comparte esta reflexión:

“Los tres pilares fundamentales para el buen control de la diabetes son: insulina, alimentación adecuada y ejercicio físico. Es importante que el entorno del niño esté familiarizado con la enfermedad, al menos a un nivel básico en el caso del centro escolar.

En este sentido, aún hay mucho que mejorar, como la presencia de personal de enfermería en los centros escolares que revise la glucemia del niño y sepa cómo actuar en caso de que suba o baje en exceso”.

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