La llegada de un hijo cambia radicalmente la vida de una madre. Generalmente, la experiencia, cansancio y recuperación física aparte, es muy satisfactoria: bonita, enriquecedora. Sin embargo, para algunas mujeres, este cambio viene acompañado de la aparición de la depresión posparto, un trastorno que no solo afecta a quien lo padece, sino que también puede tener un impacto significativo en el desarrollo emocional y social del bebé.
Precisamente en las consecuencias que tiene la depresión posparto en los recién nacidos —sobre las consecuencias en la madre que padece depresión posparto ya hemos hablado largo y tendido en Ser Padres: sin ir más lejos, te contamos que un estudio realizado en España concluye que la clave depresión posparto puede estar en el embarazo, y también te contamos si existe la depresión posparto en padres— se centra un reciente artículo científico publicado en la revista Ugeskrift for Læger.
La investigación analiza en profundidad cómo la depresión posparto materna puede influir en la aparición de problemas de conducta y dificultades emocionales en los hijos e hijas. El estudio no busca alarmar, sino visibilizar una realidad: con diagnóstico y apoyo a tiempo, el pronóstico para los niños puede ser muy positivo.

En concreto, el estudio realizada por Michelle Sand y Maj Vinberg, de The Early Multi modular Prevention and Intervention Research Institution y la Universidad de Copenhague respectivamente, está basado en una revisión de nueve estudios de cohortes prospectivos y longitudinales realizados en Escandinavia, Inglaterra, América del Norte y Japón, con un total de 18.358 díadas madre-hijo.
Las madres fueron reclutadas al final del embarazo o justo después del parto, y fueron seguidas durante períodos que oscilaban entre los 12 meses y los nueve años. Para medir la depresión posparto se utilizó principalmente la Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS), y en algunos casos, entrevistas psiquiátricas complementarias. La evaluación de los niños y niñas se llevó a cabo con herramientas como el Child Behavior Checklist (CBCL), entrevistas, grabaciones de vídeo, evaluaciones escolares y pruebas estandarizadas.
Un aspecto importante de la metodología fue que la detección de la depresión posparto se realizó siempre después de dos semanas tras el parto, para no confundir el diagnóstico con el "baby blues", un estado emocional transitorio habitual en los primeros días.

Principales conclusiones y aplicaciones a la crianza del estudio
Los resultados de la investigación mostraron que en seis de los nueve estudios analizados existía una asociación entre la depresión porparto y problemas de conducta en los niños y niñas. Estos problemas podían ser de tipo externalizante, como agresividad, o internalizante, como ansiedad.
Una de las claves más importantes fue la duración de la depresión materna:
- Cuando la depresión posparto era persistente y no tratada, los efectos negativos en el desarrollo socioemocional del niño tendían a ser más duraderos.
- En cambio, cuando la depresión posparto se detectaba y trataba de forma temprana, los niños lograban alcanzar el mismo nivel de desarrollo que sus compañeros con madres sin depresión.
El estudio también pone en valor la importancia de los cuidadores secundarios, como el padre o los abuelos. Su participación activa puede ofrecer al niño más fuentes de apego y estimulación, mientras facilita que la madre reciba la ayuda necesaria.

Factores de riesgo de la depresión posparto
En cuanto a los factores de riesgo para la depresión posparto, los autores destacan antecedentes de depresión previa, ansiedad prenatal, experiencias de parto traumáticas, falta de apoyo social y factores socioeconómicos desfavorables.
Desde el punto de vista de la crianza, estos hallazgos subrayan que es fundamental apoyar la salud mental de la madre desde el embarazo. Además, recalca que también es fundamental detectar y tratar la depresión posparto a tiempo porque puede evitar que sus efectos se consoliden en el desarrollo del niño. Y reivindica que se fortalezcan las redes de apoyo familiar y comunitario, ya que pueden ser un recurso poderoso para mitigar los riesgos derivados de la depresión posparto.
En definitiva, la investigación nos recuerda la importancia de atender la salud mental de las madres no solo por su bienestar, algo que debe ser prioritario, sino también por el de sus hijos.
Referencias
- Michelle Sand, Maj Vinberg. Socioemotionelle problemer hos børn af mødre med postpartum depression. Ugeskrift for Læger, 2024. DOI: 10.61409/V04240261