Yolanda Vélaz, enfermera pediátrica y autora del blog NadieComoMamá: "Es fundamental saber encontrar el equilibrio entre tu vida anterior como mujer y tu vida actual como madre; y, por supuesto, cuidar tu relación de pareja si has decidido vivir la crianza y la maternidad en compañía de otra persona. Mi Método Vélaz es un programa que consta de 10 vídeos y 5 PDF descargables, en los que trato temas relacionados con el cuidado del bebé, de la mamá y de la recuperación postparto física, pero también emocional".
Me acuerdo cuando me dijeron: "No pasarás el tercer día de posparto sin llorar”. Pensé que era una leyenda urbana pero, no, llegó el tercer día y lloré. Debo decir que no todas las mujeres reaccionan igual ante los cambios hormonales que se producen tras el parto, pero es importante que entiendas que ese descenso brusco hormonal es motivo suficiente para encontrarte anímicamente mal, y que las madres después del parto también necesitan que les presten atención. Los cambios en tu estado de ánimo están totalmente justificados por lo que te acabo de contar. Lo importante es que tu pareja sepa que esa reacción es totalmente normal en el posparto.

Dicho todo esto, hoy quiero contarte el límite de lo que a priori puede ser normal a lo que pueden ser indicios de una posible depresión posparto.
Llorar en el posparto
Es lo más normal del mundo. Únicamente necesitas un poquito de tiempo para adaptarte a tu nueva situación y, sobre todo, necesitas comprensión y cariño. Es importante que tu pareja sea consciente de que anímicamente vas a estar más susceptible de lo habitual, más irritable y que vas a necesitar que tenga paciencia.
Si alguna vez te has hecho esta pregunta: ¿cómo identificar los síntomas de la depresión posparto y cómo pedir ayuda? , tienes que saber que la actitud de la pareja es muy importante, y él puede ser la persona clave para diferenciar la tristeza, irritabilidad y cansancio normal de estas primeras semanas con los síntomas más característicos de una posible depresión. La persona que nos acompañe codo con codo estas primeras semanas podrá observar si nuestro estado anímico empeora.

A las tres semanas tras dar a luz lo normal es que te vayas encontrando mejor de forma progresiva y tu estado anímico mejore. Si, por el contrario, pasado este tiempo notas que además de no encontrarte mejor sientes otros síntomas, que encontrarás al final del artículo, consulta a tu médico.
La depresión en cifras
Afecta aproximadamente a un 10 o 20 % de las mujeres que acaba de ser mamá. La depresión posparto no entiende de razas, ni estatus sociales, afecta a amas de casa a actrices incluso a futuras reinas... Por ello, es fundamental tener la mayor cantidad de información posible sobre la depresión posparto: causas, síntomas y tratamiento.
No pasa nada por pedir ayuda, no es un signo de debilidad, al contrario. Recuerda que para poder cuidar de los demás, primero debes cuidar de ti misma. Es importante que entiendas que debes cuidar tu propio bienestar y tu relación de pareja si has decidido vivir la maternidad de esta forma. Eso te dará fuerzas para todo lo demás, y no te equivoques: pedir ayuda es de valientes. Hasta la princesa Kate Middleton declaró una vez que ella ha contado con mucha ayuda en casa que nosotras no tenemos, pero que en contrapartida se la observaba con lupa y le generaba mucha ansiedad.
Síntomas mas comunes de la depresión posparto
Ansiedad: Notas que no terminas de encontrarte bien, además, sientes temor porque crees que no vas a saber cuidar a tu bebé o sientes miedo de que le pueda pasar algo. O lo más importante, no eres capaz de controlar esa sensación de ansiedad y te sientes culpable de no sentirte bien al 100 %.

Insomnio, tristeza y te ves incapaz de seguir tu ritmo diario: Tienes una sensación continua de que ni tu cuerpo ni tu mente te siguen. Estás agotada y sin fuerzas de hacer todo lo que tienes que hacer diariamente con tu bebé. Eso genera en ti un sentimiento de infelicidad porque te sientes incapaz.
Pérdida de apetito o hambre voraz: Hay mamás que pierden las ganas de comer y a otras les pasa justamente lo contrario. La ansiedad que tienen hace que coman en exceso para intentar paliar ese sentimiento.