Un reciente caso ocurrido en Malasia ha encendido las alarmas sobre los peligros de una alimentación deficiente durante la infancia que no cuente con las vitaminas esenciales para los niños. Un niño de tan solo ocho años perdió la vista de forma irreversible debido a una dieta basada exclusivamente en salchichas, nuggets y galletas desde que era bebé.
Según se cuenta en el diario británico Daily Mail, el pequeño le preguntó en voz alta a su profesor, visiblemente asustado, la razón por la que no podía ver nada, de repente, mientras asistía a clase. Fue trasladado de inmediato al hospital donde los médicos constataron que la ceguera se debía a una grave deficiencia de vitamina A.
Y lo más preocupante es que no se trata de un hecho puntual o aislado. Como poco se sabe de otro caso muy similar, en esta ocasión en el estado de Massachusetts, en Estados Unidos. Otro niño perdió la vista completamente y de forma irreversible, tras haberse alimentado con hamburguesas, patatas fritas y donuts a lo largo de su vida.

Una alimentación muy deficiente
La Organización Mundial de la Salud estima que la deficiencia de Vitamina A afecta gravemente a la salud visual de casi medio millón de niños cada año en todo el mundo. Aunque es un problema más localizado en los países en vías en desarrollo, se están reportado casos en países más industrializados cuando la dieta y la alimentación es tan deficiente como la que han llevado los dos niños de Malasia y Estados Unidos.
Una alimentación que no solo afecta a la visión sino también al desarrollo general de cada uno de ellos. Hay una serie de vitaminas que no pueden faltar en la dieta diaria de un niño si queremos cubrir realmente todas las necesidades que se tienen durante la infancia por lo que conviene tener en cuenta en qué alimentos podemos encontrarlas para ponerlos en la mesa de manera frecuente.
Invertir en una buena alimentación desde la infancia previene de enfermedades y patologías graves, no solo en la etapa infantil sino también durante la vida adulta. Los casos como los de estos dos niños, son una advertencia sobre la importancia que tiene llevar una alimentación variada y equilibrada.

Una señal de alarma
La Vitamina A es un nutriente esencial para la salud del nervio óptico y la visión en condiciones de poca luz, una carencia de Vitamina A en la dieta puede provocar daños irreversibles que desemboquen en una ceguera completa y persistente. La prevención es clave y para eso es importante ser conscientes como madres y padres de la importancia que tiene la nutrición de nuestros hijos.
Los síntomas de que falta Vitamina A en nuestra dieta pueden ser desde tener los ojos más secos de lo habitual sin que haya una razón externa que lo justifique, a la aparición de manchas grises en la parte blanca del ojo, a dificultad para ver cuando hay menos luz y la incapacidad para que nuestro ojo produzca lágrimas cuando las necesita.
La alimentación infantil tiene que ser variada, rica en frutas (albaricoques, mangos, papaya) y verduras (zanahorias, espinacas, brócoli, calabaza) que perfectamente pueden ser de temporada y preferiblemente de proximidad. Además, debe evitarse en la medida de lo posible, que entren en la alimentación los productos ultraprocesados que carecen de minerales y vitaminas esenciales.
Es verdad que hay unos factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir deficiencias nutricionales severas durante la infancia que conviene conocer para poder afrontarlos y evitarlos:
- Que se tenga una dieta limitada por preferencias alimentarias extremas, como en los casos antes mencionados.
- Que se tenga un trastorno del espectro autista que afecte a las preferencias de alimentos. Se ha observado que existen casos de niños con autismo que presentan una mayor resistencia a probar nuevos alimentos por motivos relacionados con los sentidos.
- Que exista una imposibilidad de acceder a alimentos saludables, como la que existe en regiones y zonas que padecen hambrunas que provocan el sufrimiento y el desplazamiento de las poblaciones.
