La salud mental de los padres también impacta en los hijos pequeños: estudio demuestra que tiene consecuencias en su comportamiento en el colegio

Un nuevo estudio muestra que la depresión paterna en la primera infancia se asocia a más problemas de conducta y menos habilidades sociales en los niños a los 9 años.
Un estudio incide en lo que otros anteriores ya advertían: la salud mental de los padres también tiene consecuencias en los hijos
Un estudio incide en lo que otros anteriores ya advertían: la salud mental de los padres también tiene consecuencias en los hijos (Midjourney - RG) - Un estudio incide en lo que otros anteriores ya advertían: la salud mental de los padres también tiene consecuencias en los hijos

Durante años, la salud mental materna ha ocupado un lugar prioritario en las investigaciones sobre desarrollo infantil y crianza. Sin ir más lejos, aquí te contamos datos concretos sobre la soledad de las madres y la salud mental. Sin embargo, a raíz de la evolución de la figura paterna en la crianza, cuyo rol tanto ha cambiado en los últimos años debido a los cambios culturales, la ciencia también ha puesto el foco en cómo impacta en el desarrollo de los hijos. Y es en este contexto donde encaja un nuevo estudio publicado en American Journal of Preventive Medicine que concluye que la salud mental de los padres también impacta, y mucho, en el bienestar de sus hijos e hijas.

Según esta investigación liderada por Kristine Schmitz (Rutgers University, Estados Unidos), los niños y niñas cuyos padres presentaban síntomas de depresión cuando ellos tenían cinco años —momento clave de transición a la escuela primaria— mostraron más problemas de conducta y menos habilidades sociales a los nueve años, según sus profesores. Todo ello, incluso cuando se controlaban factores como la depresión materna, el nivel socioeconómico o si el padre vivía con el niño o niña.

Este hallazgo ayuda a seguir rompiendo con una visión reduccionista de la crianza, que ha centrado durante décadas casi exclusivamente en la figura materna el impacto emocional y conductual sobre los hijos. Esto no cambia: la salud mental de la madre es clave para el desarrollo del bebé, pero este estudio viene a completar el puzzle de la parentalidad y a recordarnos que la salud emocional de ambos progenitores importa, y mucho, en el bienestar emocional de los hijos e hijas desde las primeras etapas de la vida.

En este sentido, la investigación conecta con otro estudio reciente del que nos hicimos eco, que incide en la importancia del apoyo emocional para los padres primerizos.

Ilustración digital de un cerebro activado
No solo la salud mental de las madres tiene consecuencias en el desarrollo infantil, también la de los padres (Midjourney - RG)

El estudio: una mirada longitudinal al rol del padre en la infancia

La investigación se basó en datos del estudio nacional Future of Families and Child Wellbeing (FFCWS), que sigue a más de 4.800 familias estadounidenses desde el nacimiento de sus hijos entre 1998 y 2000. De este amplio universo, se analizaron los datos de 1.422 niños y niñas cuyas profesoras y profesores rellenaron evaluaciones sobre su comportamiento a los nueve años, y cuyos padres habían sido evaluados por depresión cuando los pequeños tenían cinco. Esto es, en plena infancia del peque, justo antes del paso a la escuela primaria.

Los investigadores utilizaron una herramienta validada (la CIDI-SF de la OMS) para detectar si los padres cumplían criterios de un episodio depresivo mayor. Paralelamente, las maestras completaron dos escalas reconocidas para medir comportamientos infantiles en el aula: la Conner’s Teacher Rating Scale y la Social Skills Rating Scale.

Los resultados fueron reveladores. Estos son los datos más interesantes:

  • Los niños con padres que habían presentado depresión tenían un 36% más de conductas oposicionistas, un 37% más de síntomas de hiperactividad y un 25% más de puntuación en conductas compatibles con TDAH.
  • También puntuaban un 11% más bajo en habilidades sociales positivas (cooperación, autocontrol y asertividad).
  • Y mostraban un 25% más de conductas problemáticas en el aula (agresividad, retraimiento, dificultades de interacción).
Apéndice. Notas: FFCWS = Estudio del Futuro de las Familias y el Bienestar Infantil. La cohorte completa de díadas padre-hijo del FFCWS incluye todos los casos en los que el padre participó en el estudio cuando el niño tenía 5 años o en los que se disponía de evaluaciones del comportamiento del niño en el aula realizadas por el docente cuando el niño tenía 9 años. La muestra elegible incluye los casos en los que el padre participó en el estudio cuando el niño tenía 5 años y en los que se disponía de evaluaciones del comportamiento del niño en el aula realizadas por el docente cuando el niño tenía 9 años.
Apéndice. Notas: FFCWS = Estudio del Futuro de las Familias y el Bienestar Infantil. La cohorte completa de díadas padre-hijo del FFCWS incluye todos los casos en los que el padre participó en el estudio cuando el niño tenía 5 años o en los que se disponía de evaluaciones del comportamiento del niño en el aula realizadas por el docente cuando el niño tenía 9 años. La muestra elegible incluye los casos en los que el padre participó en el estudio cuando el niño tenía 5 años y en los que se disponía de evaluaciones del comportamiento del niño en el aula realizadas por el docente cuando el niño tenía 9 años.

Como decíamos antes, estos datos se mantuvieron incluso después de ajustar por la salud mental materna, lo que apunta a un efecto independiente de la depresión paterna.

Los autores subrayan un punto clave: los niños y niñas no siempre se comportan igual en casa que en la escuela, y los profesores pueden ofrecer una mirada objetiva y comparativa valiosa. Además, el hecho de que las observaciones provengan de docentes —y no de los propios padres— refuerza la solidez del hallazgo.

Una llamada de atención a incluir a los padres

Hasta ahora, la depresión posparto ha sido una gran protagonista del discurso sanitario y científico, como es lógico, por otro lado. El foco se pone en esta etapa inicial en las madres por razones obvias. Pero este estudio amplía la lupa un poco más allá y advierte que también se pueden producir cambios en la salud mental de los padres a raíz de la paternidad. Y que estos cambios pueden impactar en el bienestar de los menores. Y es que la salud mental del padre cuando el niño o niña entra en el colegio —un momento de alta exigencia emocional y organizativa— también deja huella.

Como explica el estudio, los mecanismos detrás de esta relación padre-hijo pueden ser múltiples: desde que el padre se involucre menos en la vida cotidiana del niño o niña hasta una mayor conflictividad en el hogar o modelos de interacción menos positivos.

Y, si bien la investigación se hizo en Estados Unidos, sus implicaciones son universales: necesitamos integrar a los padres en las políticas de salud mental infantil y familiar, desde los servicios pediátricos hasta los educativos. Y los padres, a su vez, deben ser conscientes de que su papel es mucho más activo en el desarrollo de sus hijos e hijas, y que su bienestar impacta de forma directa en el de sus peques.

En este sentido, el hallazgo tiene implicaciones directas para todas las familias, pero también para los profesionales que trabajan con ellas. Para empezar, los padres también deberían ser objeto de cribado y acompañamiento psicológico durante las etapas críticas de la infancia, como recomienda la Academia Americana de Pediatría.

De hecho, si estás en contacto frecuente con pediatras, orientadores escolares o docentes, este estudio puede ser útil para abrir conversaciones necesarias: ¿cómo se siente papá? ¿Ha tenido momentos de tristeza profunda o desgana prolongada? ¿Cómo puede afectarle su estado emocional al vínculo con su hijo o hija?

Además, el estudio ofrece una nueva mirada sobre comportamientos en el aula que, a veces, se etiquetan rápidamente como "problemas del niño", sin revisar el contexto familiar. Una conducta desafiante puede ser también un síntoma del entorno emocional del menor.

Padre e hijo pasean de la mano
El estudio demuestra consecuencias en el colegio a los 9 años de haber tenido un padre con depresión a los 5 (Midjourney - RG)

En conclusión, la investigación nos recuerda que la crianza es cosa de dos —excepto en familias monoparentales, evidentemente—, también en la salud emocional. Este estudio no viene a quitar peso a las madres, sino a repartir la responsabilidad emocional y a demostrar que hay más factores que afectan al bienestar de los niños y niñas. Ya lo advirtió otro estudio publicado en Pediatrics in Review en 2022 que destacaba la necesidad de abordar la depresión perinatal paterna: el padre moderno no es un actor secundario, y su bienestar mental puede marcar el rumbo de los años escolares del niño.

En una época donde los hogares son diversos y los roles cambiantes, lo que permanece esencial es esto: el equilibrio emocional de los adultos importa tanto como el afecto que dan. Porque cuidar de uno mismo, también es una forma de cuidar mejor a los hijos.

Referencias

  • Kristine Schmitz, Kelly Noonan, Hope Corman, Jenny M. Nguyen, Manuel E. Jimenez, Nancy E. Reichman. Paternal Depression at Kindergarten Entry and Teacher-Reported Behavior at Age 9 Years. American Journal of Preventive Medicine, 2025. DOI: 10.1016/j.amepre.2025.01.017
  • Michael Yogman, Craig F. Garfield, COMMITTEE ON PSYCHOSOCIAL ASPECTS OF CHILD AND FAMILY HEALTH.
    Incorporating Recognition and Management of Perinatal Depression Into Pediatric Practice. Pediatrics, 2019. DOI: 143(1):e20183259.
  • M. Joycelyn Elders, Phuong T. Nguyen. Paternal Perinatal Depression in Modern-Day Fatherhood. Pediatrics in Review, 2022. DOI: 43(10):539–548.

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