Lo que Álvaro Bilbao no te cuenta de criar a un hija con mucho carácter

Tener una hija con la intensidad desbordada, en las buenas y en las malas, es un reto mayúsculo, precioso y al mismo tiempo agotador. Esta es mi experiencia personal.
niña enfadada control de agresividad

Álvaro Bilbao es uno de los mayores expertos en psicología infantil del país y una de las voces más escuchadas por las familias. Su labor es incuestionable y loable, ya que muchas mamás y muchos papás hemos aprendido trucos y consejos aplicables a la crianza con sus publicaciones y libros, y también nos ayuda a reflexionar, a autorrevisarnos, uno de los ejercicios más sanos y positivos en la crianza. Sin duda, uno de mis grandes aprendizajes desde que fui padre hace casi ocho años.

Pero no todo lo que Álvaro Bilbao cuenta funciona, sobre todo en lo que respecta a los niños y niñas con mucho carácter de los que tanto sabe el experto en el cerebro de los niños. Estoy seguro de que él mismo es consciente de que sus consejos no sirven en todos los casos, pero no está de más tenerlo en cuenta y dejarlo claro de vez en cuando porque he escuchado bastantes veces en tertulias de parques reproches a la educación positiva de la que divulgan tanto Bilbao como otros muchos psicólogos y pedagogos especializados en la infancia.

Yo, vaya por delante, soy un firme defensor de la educación positiva, guía de la crianza que tratamos de aplicar con nuestras hijas, a las que tratamos de acompañar de la mejor forma posible, con sus gritos y errores también, por supuesto. Nadie es perfecto el 100% de los días. También conviene remarcar que educación positiva y límites no son conceptos enfrentados, otra confusión, falso mito o simplemente idea equivocada que detecto que está bastante generalizada entre las familias con peques.

Lo difícil, en mi opinión, y esto lo dicen poco los y las divulgadoras, es instaurar y aplicar esos límites desde la educación positiva. Y más en el caso de los peques con mucho carácter. Al menos, lo es para nosotros en casa.

Niña enfadada

Lo que Álvaro Bilbao no te cuenta de criar a un hija con mucho carácter

Tener una hija con la intensidad desbordada, en las buenas y en las malas, es un reto mayúsculo, precioso y al mismo tiempo agotador. Al menos, así me parece a mí, que algo sé de ello puesto que nuestra peque está considerada así, como niña de mucho carácter, por la psicóloga infantil a la que acudimos periódicamente desde que tenía un par de años (ahora va camino de los 6). La verdad es que cumple a rajatabla todo lo que he leído sobre este tema a especialistas como el citado Álvaro Bilbao.

Acudir a un profesional, por cierto, es otro de los aprendizajes más positivos que me ha enseñado la paternidad, algo que también me llevo para toda la vida. Ella (es una mujer) nos ha ayudado mucho a entender a nuestras peques con el doble objetivo de ayudarlas y acompañarlas mejor y de encontrar un estado emocional más saludable nosotros. Porque la tarea de criar, si eres padre o madre lo sabes, es intensa.

Lo es siempre. Da igual si tienes un peque con altas capacidades, como nos ocurre a nosotros también; si tiene alguna otra neurodivergencia o necesidad especial; si tiene mucho carácter, o si es un niño o niña que no tiene alguna de estas u otras particularidades. Siempre lo es porque todos tienen sus particularidades, estén definidas de forma genérica o no.

En estas líneas hago hincapié en los peques de mucho carácter porque es en lo que tenemos experiencia en casa —en la convivencia con las altas capacidades ya me detuve en esta otra pieza—. Y me detengo solamente para desahogarme y decirte que al otro lado de la pantalla somos muchas las familias que estamos en una situación similar a la tuya: con el depósito de felicidad bastante lleno, con el de amor por nuestros hijos e hijas desbordado pero con un nivel de agotamiento que, por momentos, nos supera.

Nos supera porque no es fácil estar en perfectas condiciones mentales y físicas para afrontar la crianza de una niña o un niño en el que la intensidad está desbordada permanente, hasta un nivel que no merece la pena intentar explicar porque solo se puede entender si uno lo vive en primera persona —ni los abuelos lo pueden entender—. Niños y niñas que se entregan con todo, también cuando se enfadan. Niños y niñas que suelen ser más rígidos e inflexibles que la mayoría y cuya necesidad de ser autónomos aparece muy pronto, con muy poca edad, lo cual es una maravilla si les ayudamos a gestionar ese deseo tan intenso que tienen… pero implica un desgaste muy grande en el día a día porque debemos hacerles ver que hay cosas que todavía no pueden hacer, y también que hay cosas que no pueden ser como ellos y ellas quieren. Y todo ello sin usar el “no” por respuesta porque, simplemente, no lo aceptan. Una y otra vez. Mañana tras mañana. Tarde tras tarde. Día tras día.

Niña enfadada - Getty Images/iStockphoto

Así que, si tienes un peque en casa con mucho carácter, desde aquí mi máxima empatía y comprensión para esos días difíciles. Te entiendo, créeme. Intenta pensar, al menos a mí me funciona para equilibrarme y recobrar impulsao, que el reto es precioso porque toda esa energía desbordada que les caracteriza y esa convicción en lo que hacen y sienten puede traerles muchas cosas positivas cuando crezcan. Eso sí, debemos asumir que nuestra responsabilidad es enorme, ya que depende en gran medida de nuestra forma de acompañarles cómo evolucione esa fuerza de la naturaleza que tienen estos niños y niñas, todos ellos y ellas maravillosos y, ojo, más vulnerables de lo que parecen a simple vista. Sobre todo, cuando el volcán que llevan dentro entra en erupción. 

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