Estrías, soledad y rabietas ¿están las redes sociales vendiendo una maternidad demasiado negativa?

Visualizo, y me muero de la pena, a madres meciendo hamacas durante su baja maternal mientras hacen scrolling por esas cuentas que ahora encarnan a los antiguos foros carentes de criterio, rigor y ética.
Madre preocupada

Pues que queréis que os diga, yo ya me he cansado de ver fotos de barrigas colgonas (he aquí la propietaria de una), de pataletas en suelos de supermercados o de madres llorando en soledad por agotamiento, acompañadas de un título al estilo de "Lo que no te habían contado de la maternidad". 

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Igual eso, como todas las modas, tuvo su qué al principio. Si que es cierto que las mujeres necesitábamos permitirnos un espacio para la queja, que a su vez se convirtiera en fuente de información para que aquellas que aterrizaban en la maternidad desde la plena ignorancia, lo hicieran un poco con el preaviso de que es, además de maravillosa, complicada. Pero de ahí a haber montado toda una hermandad, con cuentas viralísimas de gurús de la negatividad que se lucran con enseñarte bodies llenos de caca que después limpian sus internas, hay un trecho.

Os habla una madre de tres, embaraza de un cuarto. Con muchos hijos si me comparo con mis amigas, con muy pocos si me comparo con Instagram. Que se encuentra al borde del precipicio varias veces al día y que pierde los nervios en incontables ocasiones. Pero que no pierde el norte y tiene presente que ser madre es una decisión y que como toda decisión conlleva un coste de oportunidad, un sacrificio. Pero no podemos instalarnos en la queja. No puede ser que ciertas modas hayan calado tanto en el imaginario colectivo de las futuras mamás, que estemos deseando bromear con nuestras ojeras en redes o con las opiniones no solícitas de las suegras, antes de referirnos al inmenso amor que sentimos por nuestra nueva criatura.

Mamá viendo dormir a su bebé - Pexels

Hago desde aquí un llamamiento para devolverle su verdadero sentido a la gran oportunidad que se nos presenta a quienes decidimos ser madres y lo conseguimos. ¿Os imagináis un perfil en TikTok de un médico quejándose continuamente de lo dura que es la carrera que ha escogido? ¿Imagináis una ola de psicosis compartida en la que los aspirantes a doctores lo primero que hicieran nada más colocarse la bata fuera subir foto de los tochos que les han encomendado memorizar y lo solos que se encuentran?

Dura es una enfermedad. Y siento ser así de tajante. Sé, de buena mano, que ser madre se hace en muchas ocasiones cuesta arriba, y que hay días, e incluso etapas, que se tornan especialmente difíciles, pero me da mucha pena pensar que haya mujeres que pierdan la perspectiva y la oportunidad de disfrutar de la parte maravillosa de la maternidad, por afincarse en ese, aparentemente positivo, amparo en el que se ha convertido la corriente de quejas, en busca de likes, que representan esas cuentas que han abanderado la #maternidadreal. 

Muy posiblemente esto comenzó siendo un dardo a favor de la salud mental de las madres, pero su radicalización lo ha convertido en todo lo contrario. Visualizo, y me muero de la pena, a madres meciendo hamacas durante su baja maternal mientras hacen scrolling por esas cuentas que ahora encarnan a los antiguos foros carentes de criterio, rigor y ética. Y sólo pienso en abanderar el contramovimiento. Algo así como, "Lo que si te habían contado de la maternidad, pero se te ha olvidado: ser madre es, con todas sus aristas y matices, algo fantástico".

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