La despersonalización en la infancia es una condición en la cual un niño experimenta una sensación persistente de estar desconectado de sí mismo. Es un trastorno disociativo que se caracteriza por una alteración en la percepción de la identidad y de la realidad.

Según un artículo de la Revista de Psiquiatría Infarto-juvenil del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, la despersonalización es un fenómeno bastante común pero no tan estudiado y es muy probable que muchas veces se diagnostique inadecuadamente debido a que las dificultades que los pacientes encuentran para expresar sus experiencias. Además, explica que se da con más frecuencia en los niños, lo que implica que sea un trastorno poco estudiado en esta población.
Y ¿por qué pasa esto? La causas exactas no están del todo claras. No obstante, muchos creen que puede estar relacionado con el estrés, traumas o problemas emocionales, además de una influencia del factor genético.
La definición según expertos
Según María José Aróstegui Ruiz, psicóloga del Hospital Vithas en la ciudad de Granada, la principal característica del trastorno de despersonalización es la de una “sensación persistente o recurrente de vivencia, extrañeza o distanciamiento de uno mismo”. El individuo se siente como un autómata o como si estuviera en un sueño o película. Por ejemplo, aparecen alteraciones de la percepción, sentido distorsionado del tiempo, irrealidad o ausencia del yo y embotamiento emocional y/o físico.
El trastorno de despersonalización en la infancia puede afectar al funcionamiento diario del niño, a su rendimiento escolar y a sus relaciones sociales. Las consecuencias pueden variar. Sin embargo, no resultan agradables ni para el niño o niña, ni para las familias. El niño se siente muy asustado e indefenso y con la idea de que no puede escapar de la situación. Puede incluso temer por su propia vida. Para gestionar esto, utiliza una técnica de “huida” bloqueando (disociando) las situaciones terroríficas de su mente, inhibiendo sus sentimientos de dolor y rabia y alejándose de los pensamientos negativos sobre sí mismo y de aquellos que le hacen daño. El niño “se queda en blanco”, lo cual dificulta el desarrollo normal, tanto académica como socialmente, además de que complica el manejo de las emociones y de que establezca vínculos sociales saludables, explica Aróstegui.
Cómo saber si mi hijo/a sufre despersonalización

Los niños con este trastorno pueden describir sensaciones de extrañeza o de estar viviendo en un sueño. Pueden sentir que su cuerpo no les pertenece o que están observando su vida desde fuera. También pueden tener dificultades para reconocer sus emociones o sentir que éstas no son reales.
Según la psicóloga, es importante conocer bien los posibles desequilibrios que pueden alterar la infancia de los más pequeños y tener bien claro cuales pueden ser los posibles síntomas, para conseguir prevenir, que siempre es mejor que curar.
Así, la especialista recalca: "Para saber si nuestro hijo o hija sufre trastorno de la despersonalización lo primero y más importante es hablar con él o ella. Mediante su discurso podemos saber si el niño se disocia. Algunas frases comunes son 'nada parece real' o 'estoy de pie fuera de mí mismo'”. Además, realza, podemos observar cambios en su comportamiento como actuar de manera muy madura un momento y, al instante siguiente, comportarse como si fuese mucho más pequeño o mostrarse agresivo y cruel y estar pasivo, amoroso y ofreciendo cuidados a otra persona al minuto siguiente.
¿Se puede tratar de alguna manera?

El tratamiento para la despersonalización en la infancia puede incluir terapia individual, terapia familia y, en muchos casos, medicación. Debido a que el trastorno de despersonalización se asocia frecuentemente con un trauma, Aróstegui recalca que el tratamiento eficaz debe incluir el abordaje de otros síntomas relacionados con el estrés. Por ello, es importante que se confíe en los expertos, especialistas y demás profesionales del sector de la salud mental, con el fin de que nos brinden una terapia personalizada y ayuden así a paliar los efectos de este tipo de patologías mentales.
Para concluir, Aróstegui recomienda: "Acude a un psicólogo, psiquiatra o pedagogo si sientes que tu hijo o hija tiene estos síntomas para evitar posibles patologías en una etapa tan delicada como es la infancia", recomienda la profesional.