Consejos clave de psicóloga para proteger a las mujeres del suicidio durante el embarazo y posparto
En países desarrollados, la primera causa de muerte en mujeres en periodo perinatal (el que va del embarazo hasta el primer año de vida del bebé) es el suicidio. Una realidad que es necesario visibilizar para atajar el problema de raíz.

Si hablar de suicidio hoy en día sigue siendo un tabú ligado al mito que dice que si lo hablamos estamos haciendo un efecto llamada, hablar de suicidio en la etapa perinatal es doblemente tabú, doblemene silenciado y aún menos investigado. “En los países desarrollados, la primera causa de muerte de las mujeres durante el periodo perinatal es el suicidio”, Susana Al-Halabí (2021). Aunque la investigación al respecto no es elevada, hay estudios que estiman una prevalencia de entre el 5% y el 20% en los países de ingresos altos (Khalifeh et al.,2016). En España, por ejemplo, las estadísticas oficiales no incluyen el detalle de si estaban o no en periodo perinatal así que, directamente, no tenemos datos. Pero la pregunta es, ¿cuáles son los factores de riesgo y protección de los que podemos hablar?
El primer paso para poder comprender una realidad tan difícil y dura de digerir es entender que la maternidad es una crisis vital en la que cada una de las parcelas de la mujer va a ser alterada, modificada o, por lo menos, tambaleada. Ser madre supone un cambio brutal a nivel biológico, psicológico y social en el que por supuesto, influyen la cultura y las expectativas de los demás. Seguir mirando a la maternidad como un mandato social que supone una felicidad incuestionable o una realización inquebrantable sin atender a lo que implica de verdad convertirse en madre en el momento actual y el impacto que tiene en la identidad de la mujer sólo dificulta que las mujeres en transición a la maternidad o con su recién estrenado rol, expresen y verbalicen cómo lo están viviendo. Sus miedos, sus dudas, sus preocupaciones, sus decepciones y por supuesto, sus ideaciones suicidas en caso de que existan, son silenciadas y ocultadas por temor a ser juzgadas como “malas madres”.
Cuando nos enfrentamos a una realidad tan dura como el suicidio en la etapa perinatal, es importante pensar en qué es lo que ha llevado a una mujer a sentir que su familia, su hijo o hija, podrá continuar mejor sin ella. Así como preguntarnos cómo poder prevenir no solo el suicidio, también la aparición de estas sensaciones tan intensas y dolorosas.
Como indica Susana Al-Halabí “el suicidio no es algo que ocurra en el vacío, sino que tiene lugar en un contexto específico y en unas circunstancias determinadas de la vida de la (reciente o futura) madre en la que la desesperanza y el sufrimiento cobran especial relevancia. El suicido es un fenómeno multifactorial, plural, interactivo, dinámico y contextual-existencial, lo que se traduce en que, para cada mujer, existen diversas configuraciones problemáticas que pueden estar en la base de los problemas o las dificultades con su maternidad”. Así que si queremos detectar factores de riesgo y protección es importante mirar más allá de la mujer y la presencia o ausencia de diagnóstico de Salud Mental.
¿Qué puede llevar a una madre a pensar en suicidarse?
En un estudio del 2016 sobre el suicidio en el periodo perinatal realizado por Orsolini et al., se realizó un listado de los principales factores de riesgo. Lo más interesante no es solo poder observar la variedad de factores, sino reflexionar acerca del origen multifactorial que nos permite ampliar la mirada para poder trabajar más en la prevención y el acompañamiento adecuado en la transición a la maternidad:
- Individuales: juventud y no tener pareja; historia familiar o personal de trastornos mentales o de conductas suicidas.
- Socioeconómicos: conflictos familiares; violencia de género; soledad; falta de apoyo social, familiar o de pareja; rechazo de la paternidad por parte de la pareja.
- Ambientales o contextuales: desigualdades sociales y de género; discriminación social y racial; pertenecer a una minoría étnica o religiosa; vivienda inadecuada; vivir en áreas rurales; exposición a conflictos, guerras o desastres naturales.
- Gestacionales: embarazo no buscado.
- Clínicos: presencia previa o actual de diagnóstico de trastorno mental; intentos de suicidio previos; ideación suicida previsa; presencia de una enfermedad de corta evolución; presencia de síntomas psicológicos tan variados como irritabilidad premenstrual, complicaciones en el embarazo, ansiedad ante el parto, actitudes negativas hacia el embarazo…
Es importante destacar que aunque aún no hay investigación suficiente al respecto, se empieza a hablar de los dilemas de identidad así como de las disonancias entre el ideal materno y la maternidad real como factores de riesgo para el suicidio en la etapa perinatal (Paricio del Castillo y Polo Usaola, 2020 como se citó en Al-Halabí et al., 2021).
Quizá si miramos todo el contexto, nos resulta más sencillo pensar en estrategias de prevención. Tener en cuenta todos estos factores ayuda a entender que si las mujeres durante el periodo perinatal estuvieran especialmente acompañadas, sostenidas y se sintieran seguras de expresar todo lo que sienten sin temor a ser tachadas de “malas madres”, podríamos estar atacando un problema social con consecuencia individuales.
¿Cómo proteger a las mujeres en el periodo perinatal?
Si te estás preguntando cuáles son los factores de protección frente a este dura realidad, la investigación no encuentra nada muy diferente a en el resto de la población: apoyo social, emocional y financiero, estabilidad emocional, bienestar, autoestima y optimismo, estilo de vida saludable, hijos pequeños a los que cuidar, habilidades personales, acceso a intervenciones clínicas y apoyo en la búsqueda de ayuda profesional (Turecki y Brend, 2016; Turecki et al., 2019; WHO, 2014 como se citó en Al-Halabí et al. 2021). Pero yo, siento la obligación como psicóloga de señalar la relevancia de trabajar como sociedad en otros factores de protección que aún hoy no están investigados a gran escala, pero que en consulta sabemos que ayudan a la vivencia subjetiva de la entrada a la maternidad:
- Anticipar los cambios a nivel biopsicosocial que pueden tener lugar.
- Informar sobre las diferentes sensaciones, emociones, pensamiento, rumiaciones, que pueden tener lugar durante el embarazo y el posparto. Informar del proceso psíquico y de transformación vital que se atraviesa durante el embarazo y la entrada a la maternidad.
- Trabajar por un parto natural, humanizado donde la mujer entre a su maternidad con la sensación de poder y capacidad de parir y dar vida a su bebé.
- Preguntar y escuchar a las madres, sin juicios, poniendo en el centro su vivencia.
- Asegurar el descanso de la mujer.Seguir divulgando, hablando y visibilizando la maternidad real, tratando de luchar con la idealización y romantización de la experiencia. Si las mujeres sabemos qué esperar, cuando nos lo encontramos, duele menos.
- Trabajar en equipos multidisciplinares donde el seguimiento y la atención a la Salud Mental sea central, entendiendo esta etapa como una de las etapas vitales más cruciales que una mujer atraviesa.