Desgraciadamente, el embarazo no embrionario (también conocido como anembrionario o embarazo con huevo vacío) es un tipo de aborto espontáneo, que es más frecuente de lo que a priori se pueda pensar: la mitad de los embarazos que se acaban a lo largo del primer trimestre se interrumpen por esta razón.
Se produce cuando un óvulo es fertilizado, se implanta en el útero, pero después de ello, el saco gestacional se desarrolla sin embrión en su interior. O también cuando el embrión deja de desarrollarse en una etapa muy temprana. ¿Por qué se produce esto? ¿Se puede volver a concebir tras pasar por esta situación?
Causas del embarazo anembrionario
La principal causa que lo provoca es la aparición de una alteración genética o cromosómica durante la fecundación. Puede estar relacionada con una calidad baja del espermatozoide o el óvulo, impidiendo así un correcto desarrollo embrionario.
Las anomalías cromosómicas que se dan con mayor frecuencia son las trisomías autosómicas, la monosomía X y las poliploidías. Por otro lado, hay que considerar también que uno de los factores que pueden influir en esto es la edad de la mujer, en especial una vez superados los 40 años.
¿Qué síntomas produce?
Dado que se trata de una gestación, si se realiza una prueba de embarazo, los resultados serán positivos porque la placenta habrá empezado a desarrollarse y a segregar la “hormona del embarazo” (gonadotropina coriónica humana).
Por ello, la mujer es posible que sienta los síntomas más típicos de la gestación, tales como cansancio, dolor mamario, náuseas y quizá calambres abdominales como los que produce la menstruación.
Según vaya avanzando esta circunstancia, los niveles hormonales disminuirán y junto a ellos, también lo harán los síntomas. A partir de entonces, la mujer empezará a presentar dolor pélvico y sangrado vaginal de manera moderada (e irá aumentando con el tiempo). La expulsión se suele dar de forma natural, aunque en caso de no ser así, puede ser necesario administrar tratamiento médico o realizar un raspado la cavidad uterina denominado “legrado”.

Es una realidad que no puede hacerse nada para evitar este problema y es probable que la embarazada no descubra este estado hasta pasados tres meses.
¿Es posible volver a concebir?
Debemos saber que el que se haya producido un embarazo no embrionario no conlleva que tenga que volver a suceder. De hecho, en la mayoría de ocasiones solo se produce una única vez.
Aunque si llegara el momento en que volviese a ocurrir de nuevo o de forma repetitiva, sí que convendría estudiar la situación para encontrar la causa que está impidiendo el desarrollo del embrión. No obstante, no implica que haya algún otro tipo de consecuencias, por lo que es posible volver a concebir después de pasar por un embarazo anembrionario.
Lo que se suele aconsejar por parte de los expertos es que se retome la idea de la concepción después de haber tenido otra vez la menstruación , la que, por lo general volverá a aparecer tras cuatro o seis semanas después del aborto como tal o de que se haya expulsado el tejido.
Será lógicamente normal y entendible que los padres sientan tristeza tras vivir esta circunstancia, y es que, las principales secuelas que deja esta gestación son más bien psicológicas. Por tanto, será especialmente importante el apoyo del entorno y el no desanimarse con ello.