Las contracciones uterinas son algo necesario para que el embarazo, el parto y el posparto se desarrollen con absoluta normalidad. El útero está formado por una capa de músculo especial, que se llama miometrio y que, como todos los músculos del organismo, tiene la capacidad de contraerse y relajarse, dependiendo de las necesidades de cada momento.

Durante el embarazo, esta capa muscular tiene que estirarse para que el feto tenga espacio para crecer.
Durante el parto, el músculo tiene que trabajar y contraerse para que el feto pueda salir al exterior.
Y durante el posparto, tiene que volver a ser como era antes de comenzar la gestación.
¿Hay contracciones en el embarazo?

A partir de la semana 25ª aproximadamente, comienzan a aparecer las llamadas contracciones de Braxton Hicks. Se deben a que el útero empieza a crecer más rápidamente porque el feto que tiene en su interior se está haciendo cada día más grande. Son irregulares en frecuencia e intensidad (aparecen de vez en cuando y normalmente son indoloras). Es frecuente que aún arencan ante algo que las estimula: ejercicio, cansancio, estrés… pero se notan como barriga endurecida pero no dolorosa.
Después, en las últimas semanas de gestación, irás notando cada vez más contracciones, y más perceptibles, incluso comenzarán a ser un poco molestas. Estas contracciones de preparto sirven para preparar el cuello del útero para la dilatación. Algunas mujeres están muy incómodas durante esos días y otras, sin embargo, no sienten nada.
¿Qué se nota?
Algunas mujeres hablan de dolores o molestias similares a las de la regla. Lo que es general es que, cuando hay una contracción la barriga se pone muy dura y cambia de forma (adquiere la consistencia de un balón). Los dolores pueden ser más o menos dolorosas dependiendo del umbral del dolor de cada mujer.
¿Cómo sé que son de parto?

Si es el primer parto, cuando las contracciones sean cada cinco minutos y no desaparezcan al estar en reposo es que ha llegado el momento de ir al hospital. Si es el segundo parto, hay que esperar a que las contracciones sean cada diez minutos. No obstante cada mujer es un mundo y cuando te encuentres muy molesta deberías consultar y te quedas tranquila.
Cuando llegues a la maternidad, la matrona lo corroborará mediante un monitor externo, que permite ver el estado del feto y la dinámica uterina, y que se mantendrá puesto durante el proceso de dilatación y el parto de forma intermitente si el embarazo es de bajo riesgo. No es necesaria la monitorización continua si no hay problema, no utilizan Oxitocina ni está sudando la epidural. Y para saber qué efecto están teniendo las contracciones sobre el cuello del útero (si son suficientes para producir dilatación), la matrona te realizará un tacto vaginal cada cierto tiempo para ver la evolución.
¿Siempre duelen?
No, la percepción de las contracciones es muy diferente de unas mujeres a otras. Cada una de nosotras tiene un umbral del dolor diferente, y la misma contracción puede ser imperceptible para una mujer, y tremendamente dolorosa para otra.
¿Cómo se puede aliviar el dolor que producen?
Hay muchos métodos que ayudan a que sean más llevaderas: caminar, movilizar la pelvis, distraernos con otras actividades, técnicas de respiración, música, aromaterapia, hidratación con duchas de agua caliente... Pero el más utilizado y demandado es la anestesia epidural, que consigue eliminar por completo el dolor. El efecto de la epidural dura toda la dilatación, el expulsivo y las dos primeras horas después del parto.
¿Se pueden provocar?
Aparte de los métodos farmacológicos, hay algunas estrategias que son útiles para favorecer la dinámica uterina cuando se acerca el momento del parto, como el ejercicio físico moderado (caminar, nadar…), estimular el pezón o mantener relaciones sexuales.
¿Hay después del parto?

Sí. Nada más de nacer el bebé, es necesario que haya contracciones para que la placenta pueda desprenderse y salir al exterior. Es la tercera etapa del parto conocida como alumbramiento. Y después, cuando ya ha salido la placenta, en los días posteriores al parto, hay contracciones (llamadas coloquialmente entuertos) que sirven para que el útero recupere su tamaño normal y no existan hemorragias. Resultan más dolorosas cuando se han tenido varios partos, pero el especialista puede recetar analgésicos para que sean más llevaderas.