Las alergias alimentarias son uno de los aspectos más delicados para los centros educativos en la vuelta al cole. El motivo no es otro que el riesgo que implica cometer un error al dar a un niño un alimento que contenga un alérgeno que su organismo rechace. ¿Te has preguntado alguna qué productos componen la lista de estas sustancias que provocan las alergias relacionadas con la comida?
Según explica el equipo de la Clínica de la Universidad de Navarra, “La leche, el huevo y el pescado son las causas de alergia más frecuentes en los niños menores de 5 años”, punto de inflexión a partir del cual “son más frecuentes los alimentos vegetales, como las legumbres, frutas, frutos secos o las hortalizas, que tienen proteínas alergénicas comunes con los pólenes, causa frecuente de alergia a partir de los 15 años”, añaden desde el centro médico navarro.
Desde hace ya 7 años, la normativa de la Unión Europea en materia de seguridad alimentaria exige que se informe al consumidor de manera oral, escrita o digital, aquellos ingredientes de la comida que se sirve, elabora y manipula -dependiendo del negocio- que susceptibles de provocar reacciones alérgicas en el ser humano.
En total son 14 alérgenos alimentarios los que componen la lista de alérgenos alimentarios, que a su vez pueden estar presentes en multitud de elaboraciones distintas. En todas ellas de debe especificar su presencia:
- Cereales con gluten: trigo, espelta, kamut, centeno, cebada y avena.
- Frutos de cáscara: almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, panes, postres, helados, galletas, mazapán, salsas, aceites.
- Crustáceos: cangrejos, langosta, gambas, langostinos, carabineros, salsas, cremas y cualquier otro producto preparados que los incluya en su composición.
- Apio: ensaladas preparadas, productos cárnicos, sopas, salsas y demás preparados que lo incluyan.
- Huevos: tartas, productos cárnicos, mayonesa, mousses, pastas, quiches o salsas, entre otros productos.
- Mostaza y sus derivados: panes, currys, marinados, productos cárnicos, aliños, salsas y sopas.
- Pescado: pizzas, cubos de sopa, aliños para ensaladas o salsas, entre otros productos.
- Granos de sésamo: muy habituales en pastas, aceites, harinas y panes.
- Cacahuetes y sus derivados: Mantecas, aceite, harina, galletas, chocolate, currys, postres, salsas o la famosa crema elaborada con este ingrediente.
- Sulfitos / Dióxido de azufre: conservantes en crustáceos, frutas desecadas, productos cárnicos, vegetales, vino y cervezas.
- Soja: su presencia es común en salsas, pastas, aceites, tofu, postres, pasta de miso, productos cárnicos y productos para vegetarianos.
- Altramuces: fundamentalmente pan, pasteles y pastas.
- Leche y sus derivados: mantequilla, queso, nata, yogures... pero también preparados como las sopas y las salsas que la lleven.
- Moluscos: mejillones, almejas, caracoles, ostras, bígaros, chirlas, berberechos, cremas, salsas y platos preparados que los incluyan en su elaboración.
Hay que tener en cuenta que estos 14 alérgenos son sustancias que pueden producir reacciones alérgicas en aquellas personas que tengan predisposición a ello. Ocurren cuando entran en contacto con el organismo, que los detecta como cuerpo extraño y peligroso y genera anticuerpos para intentar expulsarlos.
Las sustancias químicas que el cuerpo segrega como mecanismo de defensa son las que provocan síntomas como el picor, exceso de mucosa o inflamación de los labios, entre otros. Muy peligroso es que se produzca una reacción alérgica que influya en las vías respiratorias.
Es esencial saber reconocer las diferencias entre alergias alimentarias e intolerancias porque no son lo mismo aunque haya mucha gente que las confunda. En estas últimas no interviene el sistema inmunológico, sino que centran sus consecuencias negativos en el sistema digestivo, en el que provocan un “terremoto” que puede causar náuseas, dolor de tripa, gases o diarrea, entre otros síntomas.