Quizá has notado que tu bebé ha empezado a tener preferencia por uno de tus pechos. Sientes que está impaciente, que aleja la boquita o básicamente que se niega a aceptar uno de ellos. Ante todo, y antes de preocuparte, debes saber que esto es una situación que puede ser normal y que hay diferentes causas que lo podrían explicar. Veamos por qué ocurre esto y qué se puede hacer.
Posibles causas: ¿por qué ocurre?
Más que rechazo, el bebé puede preferir un seno antes que el otro por múltiples factores, estos son los principales:
La posición de la madre o el hijo
En muchas ocasiones puede deberse a una posición incómoda que tenga alguno de los dos, tanto la madre como el hijo. Según cómo cogen algunas madres a sus hijos en brazos hace que sea más fácil lactar de un lado que de otro. De hecho, que la mamá sea diestra o zurda puede hacer que sujetar al bebé del lado opuesto afecte y no tenga la colocación más adecuada.
La forma del seno
La propia condición de los pechos de la madre puede intervenir. Por ejemplo, los pezones pueden ser demasiado grandes para la boquita pequeña del bebé o quizá en algún momento están más hinchados por alguna razón. Estas tesituras pueden hacer que sea más complicado sujetar el pezón para el bebé y con ello, también mamar.
La orientación del pezón
A veces la orientación también puede influir, sobre todo al principio. Y aunque no se suele tener muy en cuenta, puede ser un factor que esté condicionando la preferencia por un seno a otro. Quizá la forma en que se coloca dentro de la boca no es la apropiada y al bebé le cuesta más extraer la leche.
La transferencia de leche
Debido a que la transferencia de leche en un seno puede ser menor, el bebé tiene que hacer más esfuerzo y seguramente necesitar más tiempo para extraerla, esto hace que prefiera el otro pecho. Esta situación puede darse por ejemplo con alguna cirugía mamaria o por una escasa estimulación temprana de la glándula.
Asimismo, el caso contrario también puede ser causa de preferencia, si hay un reflejo de eyección grande el bebé puede tener atragantamientos continuos.
Alguna molestia del bebé
Si el pequeñín es recién nacido, puede ser que tenga alguna lesión del parto como hematomas o quizá hinchazones en la cabeza. ¿Qué ocurre? Que el bebé entonces puede tener algo de incomodidad porque no se siente a gusto en ninguna postura al mamar.
Asimismo, puede sufrir algún dolor que le haga preferir un pecho sobre el otro, como estar vacunado y que se sienta dolorido de un lado, que le salgan algunos dientes, que le duela un oído o que tenga alguna herida en un lado de la boca, entre otras razones.
Inflamación por mastitis
La mastitis es una condición que puede afectar a cualquiera y que puede darse comúnmente en madres que estén amamantando. Además de el dolor que pueden sentir las mujeres al amamantar con ella, también puede hacer cambiar el sabor de la leche.
¿Qué puedo hacer?
- Trata de motivar a tu hijo a que agarre el pecho que menos le gusta primero, especialmente si sabes que tiene hambre. Eso sí, sé persistente, pero también delicada.
- Ofrécele el que menos prefiere cuando se despierte, puede ser que todavía esté algo dormido y no note la diferencia.
- Prueba diferentes posiciones para amamantar.
- Échate leche sobre el pezón y la areola para guiar al bebé gracias al gusto y al olfato.
- Estimula tu producción de leche vaciándote el pecho que menos prefiere. Puedes utilizar un extractor o tus propias manos al final de la toma. Quizá tengas que completar las tomas dándole al bebé la leche que te has extraído.
- Consulta a un especialista en lactancia en caso de dudas o complicaciones mayores. No obstante, si el peque está obteniendo todo el alimento que necesita y no te supone un problema, puedes mantener la lactancia de un solo pecho.