Una técnica todavía infrautilizada y con un protocolo de actuación poco actualizado en los escasos centros hospitalarios españoles que ofrecen el parto en el agua. Este argumento, así como las bondades de la hidroterapia para mujeres con embarazos saludables y partos sin complicaciones, se refrenda con nuevos estudios al respecto. Conclusiones en las que coincide la ginecóloga Charo Quintana, miembro del Observatorio de Violencia Obstétrica de España, que pone sobre la mesa la "evidencia suficientemente robusta de las ventajas del uso de la hidroterapia durante el periodo de dilatación en mujeres sin contraindicaciones".
Entre las ventajas que ella misma apunta están el aumento de la movilidad y del confort de la mujer en el momento del parto gracias a la flotabilidad, una mayor sensación de control sobre todo el proceso que está viviendo la mujer para alumbrar a su hijo, analgésico natural para el dolor (con la consiguiente disminución de la necesidad de analgesia epidural), aumento de la secreción endógena de oxitocina propia de una mayor relajación en el agua, además de una reducción del tiempo de dilatación.
Poca prevalencia en España
Pese a todas estas buenas noticias, apenas el 16% de los hospitales con servicio de obstetricia del Sistema Nacional de Salud cuenta con una bañera en el área de partos, tal y como reflejaba el informe de OSTEBA de 2022 'Inmersión en el agua durante el parto'. Y, de esos 46, el 100% ofrecía la bañera en la fase de dilatación, pero tenían más reparos para seguir en el agua cuando llegaba el momento del expulsivo (algo que solo se podía hacer en uno de cada tres de estos centros).
“El problema en España no son las incertidumbres sobre el beneficio/riesgo de parir en el agua, sino las poderosísimas inercias y resistencias profesionales e institucionales al cambio y a la introducción de tecnología desmedicalizadora”, apunta esta ginecóloga.
Una realidad que no se repite en países como Reino Unido, toda una referencia para muchas matronas y ginecólogas españolas por el amplio abanico de opciones en la atención al parto y al nacimiento con el que cuentan las mujeres. Allí, un 10% de las madres (alrededor de 60.000 al año) utilizan la piscina para dar a luz.
“Existe una demanda creciente por parte de la población y de colectivos profesionales de una atención basada en el respeto de la fisiología del parto, con una mínima intervención obstétrica”, señala Imma Cots, matrona del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitari Parc Taulí de Sabadell.
En su caso, defiende la necesidad de elaborar un nuevo documento de consenso por parte de las Sociedades Científicas de Pediatría, Matronas y Obstetras respecto al parto en el agua: “Necesitamos un protocolo homogéneo basado en la nueva evidencia científica, siguiendo rigurosamente los criterios de inclusión y exclusión, con profesionales bien formados y recursos humanos y materiales adecuados para garantizar una atención de calidad y segura tanto a las madres como a sus bebés”.