Si estás en el proceso de selección de un nombre para tu bebé, antes de tomar esta decisión, tal vez te resulte útil conocer algunas de las consecuencias que puede tener este hecho.

En muchas ocasiones, los padres optan por un tipo u otro de nombre según sus gustos personales, por la cultura o la religión a la que pertenecen. Otra veces pesa más la tradición de poner a los hijos el mismo nombre que el padre o la madre: tendencia está última que ha vuelto a ponerse de moda.
Sin embargo, lo que la mayoría de los progenitores no suelen tener en cuenta es que el nombre que eligen para sus hijos o hijas influye, según diversos estudios realizados sobre el tema, en la forma en la que los demás le verán o, incluso, en el tipo de persona en la que se convertirá el niño o niña el día de mañana.
David Zhu, psicólogo de la Universidad de Arizona en Estados Unidos, que nvestiga la psicología de los nombres, afirma al respecto que “debido a que un nombre se usa para identificar a un individuo y comunicarse con él a diario, sirve como la base misma de la propia concepción de uno mismo, especialmente en relación con los demás”.
Por ejemplo, un nombre puede revelar detalles sobre nuestra etnia, cultura, religión u origen y, a veces, en una sociedad cargada de prejuicios sociales esto puede ir en contra de la persona. En este sentido, cabe resaltar un estudio realizado después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York que determinó que las personas con nombres árabes tenían menos probabilidades de concretar una entrevista de trabajo frente a personas con otro tipo de nombres.
Por otra parte, también se puede tener en cuenta que, incluso dentro de una misma cultura, los nombres comunes o raros pueden tener ciertas connotaciones positivas o negativas según características como su sonoridad o significado. Según estos aspectos, hay nombres que resultan más atractivos o por el contrario, se ven como pasados de moda o desagradables. Aunque, también es verdad, que las percepciones varían a lo largo del tiempo y hacen que las modas cambien. Así, nombres clásicos frecuentes en el pasado pueden volver a ponerse de moda como ha ocurrido, por ejemplo, en España con el caso de Carmen o Antonio.
Además, esas características de los nombres van a influir, de forma inevitable, en cómo nos tratan o perciben los demás. Un estudio alemán realizado por el investigador Jochen Gebauer analizó los comportamientos de los usuarios de un portal de citas respecto a los nombres y determinó que las personas con nombres pasados de moda tenían más probabilidades de ser rechazados en comparación con las personas con nombres más modernos..

Según Gebauer, el hecho de que las personas con nombres pasados de moda fueran percibidas de forma más negativa podría ser indicativo de la influencia que ejercen los nombres en la forma en la que nos tratan los demás y de esta forma conviene optar por nombres modernos o que son tendencia para evitar este tipo de rechazo.
Este mismo estudio determinó que las personas con nombres pasados de moda que fueron rechazadas con más frecuencia también tendieron a ser más educados y a tener una autoestima más baja: “Es difícil ser una persona cariñosa y amable cuando uno se enfrenta a un rechazo repetido en la vida en función de su nombre”, comentan los investigadores.

Por otra parte, otra investigación realizada también en Alemania encontró que los participantes tenían menos probabilidades de ayudar a un extraño con un nombre considerado negativo frente a otros nombres que tienen una consideración positiva como puede ser el caso de Sophie o Marie.
Por último, vamos a señalar otro estudio un tanto polémico realizado en China por el Instituto de Psicología de Pekín, cuyo máximo responsable es el psicólogo Huajian Cai, que cotejó los nombres de cientos de miles de personas que habían sido condenadas por delitos.
Cai señala que las personas con nombres considerados poco populares o con connotaciones más negativas tenían más probabilidades de estar involucradas en actos delictivos: “Nuestros nombres pueden tener estas consecuencias porque pueden afectar a cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos y cómo nos tratan los demás”, afirma el psicólogo.
Por lo tanto, añade: “Dado que un buen o mal nombre tiene el potencial de producir buenos o malos resultados, sugiero que los padres encuentren todas las formas de darle a su bebé un buen nombre en términos de su propia cultura”.
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