Un estudio advierte sobre la falta de tratamiento de salud mental en los niños

A medida que se sigue poniendo el foco en la salud mental de los niños y adolescentes, una nueva investigación ha advertido sobre un problema creciente: la falta de tratamientos, incluso en los países ricos.
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Millones de niños en todo el mundo presentan algún problema de salud mental. Desde trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad o la depresión, hasta trastornos del comportamiento, como por ejemplo es el caso del trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Como señalan -y advierten- muchos expertos, los problemas de salud mental no diagnosticados a tiempo, o debidamente tratados, pueden tener consecuencias muy peligrosas, como dolor crónico o suicidio. Pero, en el caso de los niños, cuando no reciben la ayuda que necesitan para mejorar su salud mental no pueden mejorar sus perspectivas y, con ello, su calidad de vida en general.

Recientemente, un gran estudio publicado en la revista Evidence-Based Mental Health, en el que se comparó la prevalencia de niños con problemas de salud mental, y la tasa de tratamiento, se encontró algo alarmante: menos de la mitad de los niños encuestados, que tenían un trastorno de salud mental, habían recibido tratamiento.

Concretamente, los expertos encontraron que uno de cada ocho niños tenía problemas de salud mental, que causaban síntomas y deterioro, por lo que requerían de tratamiento. Sin embargo, la mayoría de ellos, incluso en los países más ricos, no obtenían acceso a los servicios necesarios.

Pertenecientes al grupo de Children’s Health Policy Center, los investigadores analizaron datos de 14 estudios en 11 países, incluyendo Reino Unido, Australia, Estados Unidos y Canadá, que fueron publicados entre 2003 y 2020, y que incluyeron un total de 61.545 niños de menos de 18 años.

Tratamientos de salud mental en niños - Foto: Istock

El equipo encontró que la prevalencia general del trastorno mental infantil se situaba en el 12,7 por ciento, mientras que los trastornos mentales más comunes eran: ansiedad (5,2 por ciento), trastorno por déficit de atención / hiperactividad (3,7 por ciento), trastorno negativista desafiante (3,3 por ciento), trastorno por uso de sustancias (2,3 por ciento), trastorno de conducta (1,3 por ciento) y depresión (1,3 por ciento).

Los expertos del estudio advierten de los riesgos de que los jóvenes y niños con problemas de salud mental no reciban ayuda lo suficientemente temprano. Todo ello a pesar de que los tratamientos efectivos son bien conocidos para todos los trastornos mentales infantiles más comunes, al igual que los programas de prevención. Sin embargo, señalan algo muy importante: “Simplemente no estamos dedicando suficientes recursos públicos a la salud mental de los niños”. Un estudio que también advierte que los niños necesitan una mayor atención, y los expertos mucho más esfuerzo tanto en la detección como en la prevención.

Los expertos son claros: la salud mental de los más pequeños debe ser siempre una prioridad

Se ha encontrado que, por lo general, los problemas de salud mental y los trastornos mentales en sí empiezan en la infancia o en la adolescencia. Y, cuando no son prevenidos o tratados de forma temprana, acaban interfiriendo de forma significativa tanto en el bienestar como en el desarrollo, y en muchas ocasiones su impacto se extiende a lo largo de la vida del niño o joven.

Como señalan los autores del estudio, “las personas deben comprender que estos trastornos son reales y están causando problemas reales a los jóvenes y sus familias”.

Pero, ¿cuáles serían las razones por las que la mayoría de los niños no reciben tratamiento? Los expertos creen que, en primer lugar, los problemas de salud mental a menudo tienden a ser invisibles, a menos que otro miembro de la familia cercano los haya sufrido.

De hecho, cuando un niño lidia con un problema de salud mental, como la ansiedad o la depresión, puede informar de síntomas físicos como dolores de estómago o de cabeza, que no tienden a relacionarse con el problema real que los puede estar originando de forma indirecta.

Además, “las personas no quieren hablar sobre enfermedades mentales, lo que dificulta mucho buscar atención médica”. Y el dinero suele ser un factor importante. De ahí que sea imposible alcanzar el punto de equilibrio.

Como señalan los expertos, “para que ocurra un cambio real, los niños y los jóvenes con enfermedades mentales deben tener una mayor voz en la configuración de las diferentes prioridades legislativas, o las políticas de salud”.

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