¿Qué son las ventanas de sueño de los niños?

Este término que han acuñado los expertos del sueño hace referencia al período de tiempo máximo que un niño puede permanecer despierto en función de lo que necesita según su edad.
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Los expertos del sueño, que de un tiempo a esta parte son uno de los servicios asociados a la maternidad en crecimiento, hablan de un concepto que poco a poco ha ido calando entre los padres: las ventanas de sueño.

No es algo de nuevo cuño, sino que le han puesto nombre a algo que siempre ha estado ahí para ayudar a guiar a los padres a llevar una rutina de horarios que sea saludable para sus hijos pequeños. 

En concreto, las ventanas de sueño son los períodos de vigilia que un niño puede mantener en función de su edad. Es decir, además de saber cuántas horas deben dormir en el total del día, también es interesante saber cuántas horas seguidas pueden permanecer despiertos. Esta es una gran referencia para regular y mejorar la calidad del sueño de los críos porque, de lo contrario, si se acuestan antes del límite, probablemente duerman menos tiempo del que deben, y si por el contrario se acuestan más tarde de lo indicado, se desvelarán. Cuando esto último ocurre, su cerebro libera cortisol para mantenerse despierto pese a que están pidiendo a gritos descansar, y esto se suele traducir en irritabilidad y cansancio extremo. 

Por lo tanto, si conocéis bien las ventanas del sueño tendrás no solo un indicador para poder organizar la rutina del día priorizando el sueño de tu hijo, sino que además su calidad del sueño será mejor y eso tiene una repercusión directa sobre la calidad de vuestro descanso. 

Cómo se establecen

Los expertos del sueño establecen las ventanas del sueño en función de cinco grupos de edad. De uno a tres meses, el tiempo máximo sin dormir es de una hora y media o dos. Desde los cuatro a los ocho meses, tres horas. A partir de los nueve meses y hasta los quince, aproximadamente, sube a 4 horas la ventana de sueño. Hasta las seis horas se ve aumentada entre los quince-dieciocho meses y los tres años, y a partir de los cuatro, si el niño duerme lo suficiente por la noche, puede ahorrarse la siesta de después de comer porque su ventana se amplía hasta las 11 o 12 horas. 

No son cifras exactas porque evolucionan a medida que el pequeño crece y porque depende de las circunstancias de cada uno. Y es que no todos dormimos lo mismo ni tenemos la misma predisposición para ello. 

¿Cuántas horas debe dormir el niño?

Recuerda que el otro dato que es aconsejable manejar para establecer la rutina del sueño adecuada son las horas que el niño debe dormir en un plazo total de veinticuatro horas. Estas, al igual que las ventanas, varían con la edad, yendo en este caso a menos. Es por lo tanto una relación inversamente proporcional. 

De este modo, hasta los seis meses deben dormir dieciocho horas; desde los seis a los doce, catorce; hasta los tres años, de doce a catorce; y desde los tres a los cinco años, la horquilla baja de las diez a las trece horas, dependiendo del niño. Ya en edad escolar, a partir de los seis años, duermen de nueve a doce horas -desciende a medida que el niño cumple años-, y los adolescentes tienen suficiente con dormir de ocho a diez horas. El problema es que muchos no duermen ni siquiera las ocho horas. 

A todo esto hay que añadir la importancia de los últimos pasos de la rutina del sueño, que deben ir enfocados en relajar al niño para que no se acueste estimulado. Por eso, siempre es preferible dedicar unos minutos a una actividad relajante como la lectura con un ambiente lumínico acorde, atenuado. Por supuesto, los dispositivos electrónicos son incompatibles con esta relajación previa al sueño de la que hablan los expertos. 

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