Ser Padres

Mitos sobre los niños con altas capacidades que creemos que son ciertos y no lo son

Los niños con altas capacidades siguen sufriendo diferentes mitos que es necesario desmentir.

Que si son unos vagos, que si son brillantes, que si tienen una gran ventaja con respecto al resto de estudiantes (y al resto de personas en el mundo) o que si nunca les va a faltar trabajo. Estos son solo algunos de los mitos que giran en torno a las personas con altas capacidades; una condición que, lejos de ser solamente positiva, también implica ciertas dificultades a las que se tienen que enfrentar desde la infancia y a las que se siguen enfrentando en la etapa adulta.

Cuando un niño recibe un diagnóstico que confirma unas altas capacidades (sean del tipo que sea), la familia suele recibirlo con buen agrado. “Qué bien, un genio en la familia”, se suele pensar. A algunas, de hecho, les dan la “enhorabuena” por ello cuando salen de la consulta del especialista. Sin embargo, nada es como parece:

Pero es que, además de los mitos que tienen que soportar día tras día las personas con el diagnóstico, encontramos otros mitos alrededor de las altas capacidades que nada tienen que ver con ellas: “Si tienes un cociente intelectual por encima de 130, eres altas capacidades” o “si el niño obtiene buenos resultados académicos significa que es superdotado”, por ejemplo.

Veamos algunos de los mitos más extendidos.

Los niños con altas capacidades son unos vagos

Es uno de los mitos más extendidos sobre estos niños: que no hacen nada en clase, que se desmotivan y que, incluso, tienen riesgo de abandono escolar. Y aunque esto último es verdad, la razón no es que sean ‘vagos’.

Estas personas tienen una forma diferente de aprender. Tienen unas necesidades educativas específicas que deben ser cubiertas correctamente. Y si este paso se salta (bajo el paraguas de pensar que son lo suficientemente listos como para entender todo a la primera o que si terminan antes se les da más trabajo y listo) puede derivar en una fuerte desmotivación que continúe durante su etapa adulta.

Los niños con altas capacidades son buenos en todo

De nuevo, caso error. No: tener un cociente intelectual por encima de la media no otorga a nadie el ‘superpoder’ de la brillantez en todos los aspectos de la vida.

Ya la psicóloga infantil Fernanda Rodríguez argumentaba a Ser Padres que los niños con altas capacidades suelen ser niños con mucha sensibilidad emocional y con dificultades en las relaciones sociales.

Además de ello, en las altas capacidades se incluyen los talentos: es decir, niños que tienen una habilidad especial para una o varias áreas del aprendizaje y que, sin embargo, están al nivel de sus compañeros en las demás.

Un CI por encima de 130 significa que eres superdotado

Esto es falso; tanto que algunas comunidades autónomas (como el caso de Madrid) ha cambiado esto. Aunque era así hace unos años, lo cierto es que los avances han demostrado que un Cociente Intelectual por encima de 130 no condiciona el diagnóstico. “Este valor, por intentar promediar, puede ocultar fortalezas y debilidades del alumno; es importante entender, además, que no hay un modo de determinar un punto de corte que especifique qué es qué, pues no hay una condición intelectual que cambiar a partir de un valor”. Estas son las palabras de Paula Bánfalvi, experta en esta temática. 

Un niño con altas capacidades es un niño superdotado

Además, hay un segundo mito en la afirmación anterior que se repite en esta. El que se engloba dentro de la palabra ‘superdotado’: no todos los altas capacidades son superdotados. La superdotación es una de las ‘patas’ que se engloban dentro de la palabra ‘altas capacidades’. Un niño puede tener altas capacidades, pero no superdotación, sino talento o, incluso, precocidad intelectual.

A los altas capacidades se les pasa de curso

Aunque es una de las soluciones para cubrir sus necesidades específicas de aprendizaje, no es una solución que se plantee a todos los alumnos.

En este sentido, el real decreto 943/2003 del 18 de julio regula, entre otras, esta condición. Y ese mismo texto especifica que la decisión de pasar de curso se dará cuando no haya otras medidas alternativas y cuando, además, las tres partes implicadas (niño, familia y equipo docente) estén de acuerdo.

La asociación de Altas Capacidades y Talentos asegura, de igual manera, que para que esta medida tenga el efecto deseado, es necesario que se den varias variables. Aquí podéis consultarlas:

Los niños superdotados no tienen necesidades especiales

Aunque no englobemos a las altas capacidades como un trastorno del aprendizaje, ni mucho menos, es cierto que estos niños tienen necesidades especiales por su forma de aprender. “Claro que los niños más capaces tienen necesidades educativas especiales o específicas; entre otras razones, por su velocidad de aprendizaje, que es muy superior a la de sus compañeros de edad y el nivel de conocimiento puede ser superior, en algunos casos, en más de dos años al de sus colegas de clase”, afirma el psicólogo Javier Tourón, uno de los mayores expertos en altas capacidades de España. 

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