La semana sin borrador, la iniciativa de una profesora para ayudar a gestionar la frustración
Este es el sencillo ejercicio de una profesora para aceptar el error y gestionar la frustración que puedes replicar en casa con tus hijos
Para ser original y trabajar de manera eficaz algún aspecto clave en el desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas pequeños no hace falta complicarse la vida. Basta tener una idea brillante para conseguirlo… o copiarla de alguien que ya la haya puesto en práctica con éxito y la haya compartido. Eso es justo lo que ha hecho la profesora y divulgadora Alexandra de Santos, de @conlaorejadecolores. ¿Cuál ha sido esa idea? Decretar la semana sin borrador. Te contamos sus ventajas de la mano de la docente.
La actividad consiste en que durante una semana entera de clase los peques —se puede hacer en casa exactamente igual con los hijos e hijas que tengáis— dejen sus gomas en una caja y no puedan usarlas. “Tomé esta decisión por un motivo muy concreto pero los aprendizajes han sido infinitos”, afirma Alexandra.
En concreto, dice que aplicó la idea “para dar un espacio real y consciente al error”. En este sentido, añade Alexandra que “sentía que había niños con una relación muy complicada con el error, con una autoexigencia exagerada”. Y por eso tomo la decisión de “quitarles” las gomas de borrar. Los aprendizajes, según la docente, se multiplicaron. Tanto que siguen teniendo “efectos positivos en nuestro día a día” dentro del aula, destaca.
Hasta cinco aprendizajes diferentes
destaca hasta cinco aprendizajes que sus alumnos y alumnas, y ella misma como docente, han adquirido a raíz de poner en práctica esta semana sin borrador. “Aunque yo partía de un único ‘para qué’, han surgido muchos otros en el camino que han sido un gran aprendizaje para todos”, dice la Alexandra de Santos.
Eso sí, advierte de que la tarea no es sencilla. La semana no ha sido fácil, no te voy a engañar. “En algunos momentos yo misma pensaba en recurrir a la goma. Pero la constancia, la repetición del "para qué" lo estaba haciendo y la observación de los cambios que iba generando en mis peques han sido la clave”, asegura.
Aceptar el error y reconciliarnos con él
La profesora explica que este ejercicio sirve para que los pequeños estudiantes entiendan que no somos perfectos y que “el error forma parte de nuestra vida”.
Gestionar la frustración
“No puedo aprender herramientas de gestión emocional sin pasar por cada una de esas emociones”, asegura Alexandra de Santos. “Nuestros peques necesitan enfrentarse a situaciones frustrantes para desarrollar estrategias que les ayuden a seguir caminando”, añade.
Estar en una continua búsqueda de soluciones
El objetivo que este tipo de actividades pueden conseguir es fomentar la autonomía en los niños niñas. “Sin esperar que yo, como profe, dé la solución a sus problemas”, apunta la docente.
Ver belleza aunque nos hayamos equivocado
Alexandra de Santos pone mucho énfasis en este aprendizaje en concreto. “Esto ha sido brutal. Los primeros días no dejaban de repetir que nada quedaría bonito. Mientras que el viernes me enseñaban orgullosos sus trabajos y me explicaban cómo habían solucionado sus errores”, reconoce.
Generar confianza en nosotros mismos
Con este tipo de actividades se puede ganar en confianza en uno mismo, afirma la profesora. “Sintiendo que seremos capaces de sacar el trabajo adelante y que tenemos en nuestras manos la posibilidad de buscar soluciones”, apostilla.