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Tres usos educativos que puedes dar a la pelota Montessori

Aunque se conoce como pelota Montessori, lo cierto es que este artículo se llama ‘pelota de gajos’ y lejos de lo que creíamos, no es un juguete si no un material más para ayudar al niño a desarrollarse correctamente.

Marta Moreno

Si pensamos en juguetes educativos, probablemente los primeros que se nos vendrían a la cabeza serían los juguetes Montessori. Juguetes que tienen unas características comunes y que cada vez consiguen más popularidad entre las familias. Tanto es así que algunos modelos, incluso, se agotan cada vez que se reponen.

Sin embargo, ¿sabías que los conocidos juguetes Montessori no son juguetes en realidad? María Montessori, la popular creadora del método educativo, no habló en ningún momento de juguetes si no de material pedagógico aplicado a su método. Y es que, ella no veía la diferencia entre juego y realidad; por eso, defendía que los juguetes que usasen los niños deberían ser un reflejo del mundo real, a fin de aprender desde pequeños a desenvolverse en él.

De todos los materiales (o juguetes) pedagógicos, destaca uno que tienen cada vez más bebés: la pelota Montessori. También conocida como pelota de gajos: una pelota hecha con tela que tiene diferentes ‘agujeros’ por donde el bebé puede meter las manitas. Vamos a ver exactamente en qué consiste.

¿Qué es una pelota Montessori?

“Las pelotas Montessori son blanditas, están confeccionadas con tela; tienen unas hendiduras del tamaño justo para que el bebé, con sus pequeñas manitas, pueda sujetarlas; y en la parte central llevan cascabeles para que suene cuando se agita”, afirma Marta Prada, experta y guía Montessori en su blog.

Como ella misma dice, se trata de uno de los primeros artículos que los bebés pueden explorar con sus propias manos, pues están hechas de tela y espuma y, por tanto, no tienen ningún tipo de riesgo para él. De hecho, normalmente no tienen edad mínima (pudiendo ser utilizada desde el nacimiento) y alargan su uso hasta alrededor de los dos o tres años de edad.

Se trata de un material Montessori de los pies a la cabeza: “La pelota Montessori es un objetivo alcanzable”, explica Marta Prada. ¿Qué significa esto? Que por mucho que el niño la eche a rodar, la pelota no se alejará mucho porque su forma se lo impide. Y es que, según María Montessori, toda actividad que ofrezcamos al niño debe tener un centro y una periferia; en otras palabras, que debía estar dentro de su campo de visión y debe poder alcanzarlo.

¿Qué harán con ella durante su tiempo de uso? Además de servir para que se entretengan, este artículo ayuda a los pequeños en su desarrollo y aprendizaje. Veamos tres usos que podemos hacer de ella, más allá de dársela al bebé para que vea los colores y escuche el cascabel cuando la agite.

Tres usos para la pelota sensorial o pelota Montessori

Para ejercitar la musculatura y mejorar su coordinación

De acuerdo a los expertos del sitio web Educa con Montessori, a los tres meses la pelota ya es un buen estímulo para el bebé. ¿Cómo utilizarla si todavía no tiene fuerza para sostenerla con sus manitas? “Puede colgarse de un gimnasio Montessori”, argumenta la profesional.

De esta manera, el bebé, cuando esté boca arriba, podrá darle patadas y agarrarla con las manitas. Una actividad muy beneficiosa, pues estará ejercitando la musculatura de sus extremidades y mejorando su coordinación.

Como estímulo para fomentar el gateo

Ya hemos comentado las terribles consecuencias de no dejar a los bebés gatear (siempre y cuando ellos estén preparados para ello). Pues bien, la pelota Montessori puede ser un estímulo perfecto para estimular ese gateo.

“Debido a sus hendiduras y su textura blandita, el bebé puede agarrarla y moverla con facilidad, así que si la tira rodará menos de un metro, por lo que se convierte en un objetivo alcanzable para el bebé”, asegura Marta Prada, experta en el método.

Si crees que es lo mismo que una pelota normal, nada más lejos de la realidad: “Si el bebé tirase una pelota normal, rodaría mucho e, incluso, podría llegar a desaparecer de su ángulo de visión”, continúa la misma experta.

Para jugar dentro de casa

Cuando los niños ya tengan la suficiente soltura para mantener el equilibrio y se muevan a su antojo por casa, esta pelota puede ser perfecta para jugar como si de una pelota normal se tratase: no hay riesgos de hacerse daño porque es de tela y blandita; tampoco se irá demasiado lejos, por su forma y, además, hay poca probabilidad de que dañe el mobiliario.

Eso sí, no es recomendable utilizarla fuera de casa porque el material del que está hecha sí que podría sufrir daños irreparables.

¿Conoces otros usos de la pelota Montessori? ¡Cuéntanoslos!

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