Por qué el recreo puede ser el peor momento del día para un niño con altas capacidades
El recreo puede ser un foco de aislamiento para los niños y niñas de altas capacidades con menos habilidades sociales, que pueden sentirse excluidos del grupo al que pertenecen.
Como te hemos contado en piezas anteriores sobre las altas capacidades intelectuales, hay varios perfiles de niños y niñas que encajan en esta descripción. Algunos son más adaptativos al contexto social que otros. No todos suelen ser solitarios e inadaptados, ni mucho menos; esto es un prejuicio social hacia este tipo de personas que sigue vigente en muchos círculos. Sin embargo, dentro de los perfiles de estudiantes con altas capacidades con mayores dificultades a nivel social, sí existe la posibilidad de que la hora del recreo sea el peor momento del día para ellos y el patio, su espacio más incómodo y hostil.
Beatriz Belinchón, experta en altas capacidades y divulgadora en redes sociales sobre esta materia, profundiza en este aspecto poco conocido de los estudiantes con altas capacidades. “Muchos niños ya están sufriendo en los recreos,patios, de la mañana y del medio día. Ya estamos viendo de nuevo niños que no quieren ir al colegio por esta razón, y somatizaciones con dolor de cabeza, dolor en el estómago…”, reflexiona.
Belinchón incide en cuál es el motivo de que para muchos niños y niñas con altas capacidades el patio sea un lugar de aislamiento. “No tienen por lo general problemas en las habilidades sociales, sino que tratan de encajar donde es imposible”, señala. Este imposible hace referencia a la dificultad que encuentran estos niños y niñas para toparse con perfiles similares en el entorno escolar: no en vano, las altas capacidades son una característica del 10% de la población y son poco más de 40.000 estudiantes los que tienen confirmadas sus altas capacidades, según datos públicos.
En opinión de Beatriz Belinchón, ya no es solo un problema que los niños y niñas con altas capacidades no encuentren su lugar en el recreo. También lo es que muchos intenten encontrarlo a base de dar por buenos determinados daños colaterales. “Muchos de ellos asumen los daños colaterales como buenos con tal de encajar…y eso tampoco es lo mejor para ellos”, afirma.
Pone como ejemplo la experta casos en los que es habitual que un niño o niña con altas capacidades sea excluido por sus compañeros y compañeras en el recreo: “A muchos niños no les gusta el fútbol; a los que no disfrutan de conversaciones se basan en criticar unas clases a otras; o los que se llevan un cómic o un libro para pasar las horas sin más”. También hace referencia Belinchón a esos niños y niñas solitarios que “se dedican horas a dar vueltas al patio sin rumbo, hablando con los bedeles o están solos en el arenero”. Estos niños y niñas están siendo excluidos y es posible que las altas capacidades tengan que ver en ello.
La especialista en altas capacidades hace un llamamiento a los docentes de los centros educativos para que tengan en cuenta que el patio puede ser un contexto de rechazo y sufrimiento también para niños y niñas de altas capacidades: “Pido desde aquí, que los profesores no miren hacia otro lado cuando ven a niños así, porque los ven y no se hace nada”, afirma. “Si hay niños que pueden estar ese tiempo haciendo algo que les pueda ayudar, no creo que haya tanto problema en ayudarles, preguntarles cómo se sienten, incluso fomentar que se conozcan entre otros cursos y puedan hablar de intereses comunes…o plantear alguna actividad que ellos puedan sentirse integrados…para esto no hace falta mucha formación, sino un poco de empatía”, concluye.
En este sentido, cabe mencionar que cada vez son más los centros educativos que fomentan patios y recreos respetuosos e inclusivos. Y es que, como dice Beatiz Belinchón, “En el patio comienzan muchas conductas absolutamente repudiables y que hacen sufrir a los niños con altas capacidades”. Por eso, pide que se observe e intervenga cuando es necesario. “Para los niños de altas capacidades, si no todo es aprender, que ya sabemos que tampoco, y el patio es un foco de aislamiento, ¿cuál el sentido de las escuelas para ellos?”, se pregunta a modo de conclusión.