Siempre ha existido la creencia popular de que las niñas hablan antes que los niños. Este es un pensamiento que se verbaliza, que se escucha a pie de calle. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que ocurre lo contrario en el primer año de vida. Este matiz, el de los doce meses, es decisivo. Luego veremos por qué. Pero en ese primer año de vida, un estudio de la universidad de Memphis (Estados Unidos) recién publicado desmonta esta verdad universal en torno a la crianza.
"La creencia generalizada es que las mujeres tienen una ventaja pequeña pero perceptible sobre los varones en el lenguaje", afirma D. Kimbrough Oller, uno de los autores de la investigación de la Universidad de Memphis (Tennessee) que demuestra justo lo contrario. Explica el investigador que su estudio demuestra que en el primer año, “los varones han demostrado producir más vocalizaciones similares al habla que las mujeres".
Estamos hablando, valga la redundancia, de las primeras vocalizaciones, esas primeras palabras, si se las puede llamar ya así, porque en el primer año de vida ningún niño o niña habla. Pueden andar, pero no hablar. Sí pueden, en cambio, emitir gruñidos, sonidos que parecen vocales y algunas otras combinaciones que pueden parecer palabras a los oídos amables de sus familiares.
Dicho esto, y he aquí la trampa o la importancia del matiz al que hacíamos referencia en la entradilla, a partir del segundo año de vida, la tendencia de lo demostrado por el equipo de investigación de la universidad de Memphis cambia. Esto es, a partir del decimosegundo mes de vida, las niñas empiezan a recortar terreno a los niños en el lenguaje hasta que finalmente les superan.

Dicho de otro modo: las niñas hablan antes que los niños, pero estos san los primeros pasos antes. "Aunque los niños mostraron mayores tasas de vocalización en el primer año, las niñas alcanzaron y superaron a los niños al final del segundo año", afirma Kimbrough Oller.
Un 10% más de sonidos
Como explica Muy Interesante, el objetivo de esta investigación no era tanto investigar las diferencias entre sexos sino el origen del lenguaje en la infancia. Los propios investigadores, que han publicado los resultados en iScience habrían apostado porque las niñas empezaban a emitir sonidos antes, pero no ha sido así. Nuestros compañeros de Muy Interesante recuerdan que hay una investigación del año 2020 publicada en Current Biology que ya concluyó en el mismo sentido que esta publicada ahora y elaborada por la universidad de Memphis.
Para poder desarrollar la investigación, han analizado 450.000 horas de grabación de 5.899 bebés, por lo que estamos hablando de una muestra amplia, muy representativa. "Que sepamos, se trata de la muestra más grande de todos los estudios realizados sobre el desarrollo del lenguaje", afirma Kimbrough Oller.
Oller y su equipo han descubierto que no solo los niños empiezan antes a emitir sonidos, sino que lo hacen un porcentaje significativo: un 10% más de sonidos que las niñas en esos primeros doce meses de vida.
Como decíamos, la tendencia comienza a bajar a partir del segundo año de vida. Lo hace, según el estudio, a un 7% más de sonidos de los niños con respecto a las niñas. Los investigadores aportan un matiz importante: los cuidadores adultos de niñas estudiados hablan más que los cuidadores de niños.

Finalmente, a los 16 meses se invierte la tendencia y las niñas comienzan a superar a los niños en la emisión de sonidos. Por lo tanto, entran en la época en la que la comunicación verbal experimenta un mayor crecimiento hablando ya más que el sexo opuesto. “Según los investigadores, lo que puede estar pasando es que los bebés emiten tantos sonidos desde el principio para expresar que se encuentran bien y mejorar sus propias probabilidades de sobrevivir. La duda es por qué los niños lo hacen más que las niñas”, señalan los compañeros de Muy Interesante que se han hecho eco primero de este estudio científico.
A esta duda, Kimbrough Oller responde lo siguiente: “Creemos que puede deberse a que los niños son más vulnerables a morir en el primer año que las niñas y, dado que se producen tantas muertes de varones en el primer año, los niños pueden haber estado sometidos a una presión de selección especialmente alta para producir señales vocales de bienestar", afirma el investigador. Esta presión se iguala, según esta teoría, en el segundo año de vida: "la presión sobre las señales especiales de aptitud es menor tanto para los niños como para las niñas", concluye.